Justicia final (vivencia fabulada)
Imagen de Irén Nemess en Pixabay
Esa vez se lo topó en la bodega con un trago en la mano y al ver que todos se apartaban, no le quedó más remedio que adelantar un paso, para tenerlo a tiro.
-¿Viniste a matarme, o a ofrecerme tu otra hermana? Le preguntó al recién llegado sin soltar el trago que tenía en la mano izquierda, dispuesto a vaciárselo en la cara para ponerlo ciego y rematarlo. El recién llegado no respondió. No sabía lo que era matar a un hombre. Había ido a buscarlo para llegar a un acuerdo, pero la manera como lo amenazó el Eulogio delante de todos, no le dejó más camino que defender su honor y disponerse a vencer o a perderlo todo.
Sin esperar que respondiera, y sin soltar el trago, sacó un puñal que escondía en la manga, mientras alguien que nunca supo quién fue, empujó al otro para que el traicionero sacara ventaja, pero con ese movimiento inesperado fue el mismo Eulogio quien resultó herido.
Salieron de la bodega y se enfrentaron como debían, agarrándose por el antebrazo y jamaqueándose cada uno para evitar la embestida del puñal que le venía por el lado derecho.
Después los testigos aseguraron que quien provocó la pelea, y amenazó primero con muchas ofensas fue el Eulogio, y que él acostumbraba a desafiar a cuantos le ganaban en las barajas, para no pagarles, aunque varios de los que atestiguaron lo que estaban era desquitándose por las veces que habían sido maltratados por el camorrero, pero las cosas con la ley fueron de otra manera y quien terminó en la cárcel fue el otro, aunque el Eulogio más nunca caminó derecho ni se quitó de encima aquel dolor que le estorbaba más que la renqueadera.
-¿Y ahora qué me dices, terminamos lo que dejamos sin liquidar? Eran las palabras que se había repetido muchas veces en la cárcel, para cuando se lo encontrara de nuevo, y así las dijo, aunque ahora le sonaban ensayadas, sin la rabia que tantas veces lo hacía sudar por la impotencia de encontrarse en su condición, lejos de su hermana, para defenderla y vengar la ofensa del engaño que el Eulogio le había provocado.
-Lo que puedo decirte es que mi vida se arruinó, al igual que la tuya. Hubiera preferido que una de tus puñaladas me alcanzara en el costado, en vez de llevarme ese golpe que me partió la cadera. Ahora soy un hombre inútil, más amigo del aguardiente que del trabajo, y arruinado por la delantera que me sacaron mis enemigos al verme convertido en un guiñapo. Así que mátame, si tienes cojones.
-¿Y tú te piensas que los años encerrado, todo el trabajo que pasó mi familia y este arrebato que me quema, valen menos que tu cojeadera, so pendejo? Lo que puedo decirte es que te haría un favor quitándote la vida, porque ni todos los sufrimientos que pueda causarte uno tras otro, serían suficientes para sentirme vengado.
Entonces sigue tu camino -le respondió el Eulogio- y déjame tranquilo.
Con estas palabras lo desarmó. Ni las noches de insomnio, imaginando lo que le haría al encontrarlo, ni el sufrimiento de sus familiares cuando tuvieron que marcharse del pueblo, le impidieron ver la ruina en que se encontraba el Eulogio, envejecido, con dificultad para moverse, con las huellas del trago en su rostro, y reconociendo su culpa y hasta su cobardía.
El Eulogio lo miró recogido, mientras el otro guardaba el puñal en la cintura, caminando lento en sentido contrario. No pudo menos que sentir envidia, y pesadumbre, al ver a su enemigo caminando altivo, orgulloso de sí mismo, e indulgente como los vencedores, y sintió el pesar de la amargura que le iba bajando como un llanto ácido, que sólo conocen los desterrados.
¡Felicitaciones!
1. Invierte en el PROYECTO ENTROPÍA y recibe ganancias semanalmente. Entra aquí para más información.
3. Suscríbete a nuestra COMUNIDAD, apoya al trail de @Entropia y así podrás ganar recompensas de curación de forma automática. Entra aquí para más información sobre nuestro trail.
4. Creación de cuentas nuevas de Hive aquí.
5. Visita nuestro canal de Youtube.
Atentamente
El equipo de curación del PROYECTO ENTROPÍA