¿Eres de las personas que mantienen su palabra como si fuera un documento? ¿Vale oro tu palabra cuando la empeñas? Recuerdo que cuando yo era niño, mi abuelo y la gente mayor de su época siempre decían que la palabra de ellos era como un documento cuando la empeñaban.
Al dar la palabra y estrechar la mano para ellos era una señal de compromiso y, debían cumplir lo acordado.
Era de muy mala reputación que alguien incumpliese su palabra. Quien así actuaba era visto como una persona falsa, mentirosa, engañadora y eso a nadie le gustaba. La mayor carta de presentación que una persona podía tener era ser cumplido en su palabra.
Para aquel entonces, poco se usaban los documentos legales y en consecuencia el compromiso era dar la palabra con un estrechón de mano. Eso daba por sentado que ya existía un pacto, un compromiso que cumplir de parte de quien empeñaba la palabra. La mayoría de las negociaciones del tipo que fuera se hacían de esa manera. Mi abuelo, y mi padre también, se jactaban de que eran personas serías en ese sentido, de que siempre correspondían a las obligaciones dadas por su palabra. ¿Verdad qué era buena costumbre?
Recordé eso que decían mi padre y mi abuelo y las personas mayores de esa época, porque hace pocos días hablé con una sobrina mía que es relativamente joven. Ella tendrá como unos diecinueve años aproximadamente.
Le dije que hiciéramos un viaje para un destino un poco retirado y me dijo que no podía porque se había comprometido con ciertas personas y para ella su palabra era como un documento legal. Que ella tenía el compromiso y el deber de cumplirles a esas personas lo pactado.
Al escucharla decir eso me conmovió que una persona tan joven como ella tuviera consciencia del valor de su palabra. Es algo que causa asombro en plena era actual cuando ya casi se han perdido los valores morales.
Afortunadamente yo he tratado siempre de honrar mi palabra cuando la comprometo. Por un lado por el ejemplo que oportunamente desde pequeño recibí de mi padre y abuelo. Y por otro lado porque he visto como las personas que no las cumplen se desprestigian tanto, a tal punto que adquieren fama de mentirosas, estafadoras y desleales. Los valores morales, entre ellos el ser responsables por la palabra empeñada, deben ser inculcados desde la niñez.
Muy cierto es, que vivimos en un mundo donde el mismo trajín de la vida cotidiana a veces impide o dificulta el poder cumplirla a cabalidad. Pero también es muy cierto que si se tiene responsabilidad é integridad de algún modo se cumple, aunque ello implique contratiempos o dificultades en la vida personal.
Qué bonito es pactar con una persona y saber de antemano que cumplirá lo acordado, que hará honor a su palabra. No se necesitan testigos presenciales, dinero u objetos en garantía. Tampoco se necesita firmar un documento legal, porque solo con la palabra de esa persona basta para confiar plenamente en ella.
Eso es tener integridad, ser una persona responsable, con valores y principios morales, y digo “principios morales” (en plural) porque no solo basta un solo principio, (el de la responsabilidad), sino que también todos los demás, porque todos se complementan mutuamente. Si falta uno, la unidad y la cohesión se ven afectadas. Por lo tanto no se puede ser congruente con los demás principios si carecemos de otros.
Los tiempos cambian, la vida va evolucionando, el mundo cada día se transforma, pero lo que no podemos ni debemos permitir de ninguna manera, es que los principios morales y éticos cambien o dejen de existir. Los valores éticos son universales.
La buena convivencia humana, desde el punto de vista social, está estrechamente ligada a patrones de conducta o comportamientos individuales que hacen que ésta convivencia pueda ser posible, y estos patrones de conducta son por supuesto los valores morales.
Si yo le robara una prenda de oro a alguien en la China, en Australia, en la India o cualquier parte del mundo, me estaría ganando un enemigo. De igual manera pasaría si les diera mi palabra de pagarles un dinero que ellos me hayan prestado y no lo hiciera.
La biblia resume los valores morales en los diez mandamientos. En ese decálogo están explícitamente bien especificados cada uno de los mandamientos y están diseñados para que la humanidad conviva en armonía.
No en vano las leyes de todos los países del mundo están redactadas tomando como referencia estos mandamientos bíblicos.
Esto nos da a entender claramente que los mismos son la base donde se sustenta el buen comportamiento individual y colectivo de la sociedad. Me he apartado un poco en cuanto al tema principal, que es honrar nuestra palabra. Pero lo hago intencionalmente para dar a comprender que todos los valores morales se complementan unos con otros y que son la base de la buena convivencia social.
Relexión:
Si observamos los noticieros en la radio, prensa o televisión. Veremos que los conflictos sociales abarcan una gran parte de las noticias. Y si hiciéramos tal vez un análisis más minucioso, notaríamos que muchos de esos conflictos son por falta de ética moral, de valores morales.
Como personas sociales que somos, es nuestro deber tomar consciencia de la importancia que estos tienen para la buena convivencia. Todos son de vital importancia, pero el ser responsables en cumplir nuestra palabra cuando la comprometemos es un rasgo que habla muy bien de nosotros como persona. Por lo tanto, tenlo presente siempre que te comprometas en algo, y sé cumplido.
Que tu responsabilidad sea la que hable bien de ti.
Are you one of the people who keep their word as if it were a document? Is your word worth gold when you enforce it? I remember that my grandfather and the older people of his time always said that their word was like a document when they were engaged.
When giving the word and shaking hands for them, it was a sign of commitment and they had to fulfill the agreement. It was a very bad reputation for someone to break his word. Who acted like that was seen as a lying, deceitful person and that nobody liked. The greatest letter of introduction that a person could have was to be fulfilled in his word.
At that time, little legal documents were used and consequently, the commitment was to give the word with a shake of the hand. That took for granted that there was already a pact, a commitment to be fulfilled on the part of the one who kept the word.
Most negotiations of the kind that were done were done that way. My grandfather and my father too, they boasted that they were serious people in that sense, that they always corresponded to the obligations given by their word. What was a good habit?
I remembered what my father and grandfather and the elderly people of that time said because a few days ago I spoke with a niece of mine who is relatively young. She will be about nineteen years old. I told her to make a trip to a destination a bit removed and she told me that she could not because she had committed herself to certain people and for her word was like a legal document.
That she had the commitment and duty to fulfill those people agreed upon. When I heard her say that, I was moved that a person as young as she was was aware of the value of her word. It is something that causes astonishment in the current era when moral values have almost been lost.
Fortunately, I have always tried to honor my word when I commit it, on the one hand for the example that I received from my father and grandfather as a child. And on the other hand, because I have seen how people who do not comply are so discredited, to the point that they acquire a reputation as liars, swindlers and disloyal.
Moral values, including being responsible for the word pledged, must be inculcated from childhood. It is very true that we live in a world where the same bustle of daily life sometimes prevents or hinders the ability to fulfill it fully. But it is also very true that if you have responsibility and integrity in some way is fulfilled, even if this implies setbacks or difficulties in personal life.
How nice it is to agree with a person and know in advance that he will fulfill the agreement, which will honor his word. No eyewitnesses, money or objects under warranty are needed. Nor do you need to sign a legal document, because only with the word of that person is enough to trust fully.
That is to have integrity, to be a responsible person, with values and moral principles, and I say "moral principles" (plural) because not only a single principle (responsibility) is enough, but also all other values, because they all complement each other. If one is missing, unity and cohesion are affected. Therefore, one can not be congruent with the other principles if we lack others.
Times change, life evolves. The world is transformed every day, but what we can not and should not allow in any way is that moral and ethical principles change or cease to exist.
The ethical values are universal. The good human coexistence, from the social point of view, is closely linked to behavioral patterns or individual behaviors that make this coexistence possible, and these behavior patterns are of course moral values.
If I stole a piece of gold from someone in China, in Australia, in India or anywhere in the world, I would be winning an enemy. In the same way, it would happen if I gave them my word to pay them the money that they lent me and did not do it.
The Bible summarizes the moral values in the ten commandments. In this decalogue, each of the commandments is explicitly specified and designed so that humanity can live in harmony.
Not in vain the laws of all the countries of the world are written taking as reference these biblical commandments. This gives us to understand clearly that they are the basis for the good individual and collective behavior of society.
I have extended a bit on the main issue, which is to honor our word. But I do it intentionally to make people understand that all moral values complement each other and that they are the basis of good social coexistence.
Reflection:
If we watch the news on the radio, press or television. We will see that social conflicts encompass a large part of the news. And if we did perhaps a more detailed analysis we would note that many of these conflicts are due to a lack of moral ethics, moral values.
As social people that we are, it is our duty to be aware of the importance they have. All are of vital importance, but being responsible for fulfilling our word when we commit it is a trait that speaks very well of us as a person. Therefore, keep it in mind whenever you commit to something, and it is fulfilled.
Let your responsibility be the one that speaks well of you.