Cerca de la casa de mi abuela había una casa abandonada hecha de madera vieja, cartón y tela, decían que en los días previos a la navidad se oían los gritos de una anciana regañando a sus nietos.
-Carmen, Agustín vengan acá o les voy a dar con una vara-
Pero después de eso nada se oía. Un día al regresar del colegio en pleno mayo, nos pareció oír que alguien lloraba dentro de la casa vieja, Esperanza y yo nos acercamos un poco para oír mejor y ahora se oía la voz de la anciana que murmuraba.
-Pobre anciana, tal vez le cayó algo encima y no puede moverse, como ves si entramos a ayudarla-
-Y que tal si mejor le hablamos a un adulto para que le ayude - le dije, sin dejar de ver mi celular.-
Después de discutirlo un poco decidimos entrar. Afectivamente dentro había una anciana sentada en un viejo sillón dándonos la espalda.
-Buenas tardes, le pasa algo?-
En eso la anciana se dió la vuelta.
-Mira no tiene rostro-
Saqué rápidamente mi cámara y le tomé una foto al mismo tiempo que sonaba el teléfono de Esperanza.
-Para que le tomas foto-
-Ya sabes que me gusta tener evidencia de todo porque luego no me creen-
-Espera, voy a contestar el celular-
Cristina, amiguis, Que crees? Que Miguel me dijo que si.
Que loca Esperanza, Te le declaraste?
-Muchachos insolentes, No ven que no tengo rostro? No les da miedo?-
-No, porqué?-
Entonces volteé hacia donde estaba la puerta, pero ya no estaba.
-Órale que buen truco- le dije a la anciana recargandome en su hombro.
-Que a ustedes nada les da miedo?-
-Si por supuesto, la inseguridad alimentaria, por ejemplo-
-Y eso qué es?-
-Pues que cada vez somos más y no sabemos si habrá suficientes alimentos para todos-
-Bueno si, eso, o un examen sorpresa-
La anciana estaba roja de cólera, de nuevo la puerta apareció en donde estaba.
-Largo de mi casa, no quiero volver a saber de ustedes-
Por muchos años, no se supo nada de la casa abandonada, pero un día quince de diciembre, alguien dijo oír
-Muchachos insolentes...-
Historia sencilla que refleja la extinción de emociones que otrora caracterizaban a los niños. Parece que miedo y fascinación son cosas de casas viejas que desaparecen
Parece que ahora las cosas que fascinan o que asustan son otras. Saludos.
Ciertamente, cada generación engendra sus propios miedos... Como... La inseguridad alimentaria.. jeje. Saludos