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Mishi's scarf
Mishi was a little striped kitten, and what Mishi loved most was of course a red scarf, knitted by his grandmother's little paws to protect him from the polar cold, in case one day he went to the pole, because Mishi was destined for great adventures.
Mishi's best friend was Púas, a hedgehog with many allergies. One day Mishi and Barbs decided to explore the forest. Mishi was afraid of getting lost in the forest. It's just a walk,” thought Mishi. ”Nothing will happen, but I'd better make sure.
Mishi tied a string sticking out of his scarf to the first tree and together with his friend went into the forest.
After hours of chasing a bright blue fluorescent butterfly they got lost. After a long walk they encountered many peculiar characters: a raccoon who gave them root tea, a green goblin who tricked them by selling them a fake magic compass that was nothing more than a leaf painted with an arrow, and some squirrels that made Barbs sneeze.
Late at night, Mishi decided to return, so he and Púas followed the trail that his scarf had left behind. At home his grandmother was waiting for him while he knitted another scarf, this time a blue one:
- Your scarf is shorter? - said Púas, while eating cookies from the table.
- But my plan worked - smiled Mishi, hugging the piece of tatty fabric left from his scarf.
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La bufanda de Mishi
Mishi era un pequeño gatito a rayas, y lo que mas le gustaba a Mishi era por supuesto una bufanda roja, tejida por las garritas de su abuela para protegerlo del frío polar, por si un día iba al polo, porque Mishi estaba destinado a vivir grandes aventuras.
El mejor amigo de Mishi era Púas un erizo con muchas alergias. Un dia Mishi y Púas decidieron explorar el bosque. Mishi tenía miedo perderse en el bosque. Es sólo un paseo -pensó Mishi- No pasará nada, pero mejor me aseguro.
Mishi ató un hilo que sobresalía de su bufanda al primer árbol y junto su amigo se adentró en el bosque.
Tras horas persiguiendo una brillante mariposa azul fluorescente se perdieron. Después de mucho caminar se encontraron con muchos personajes peculiares: un mapache que le brindó té de raíces, un duende verde que los engañó vendiéndoles una falsa brújula mágica que no era más que una hoja pintada con una flecha y unas ardillas que hicieron estornudar a Púas.
Ya bien tarde en la noche, Mishi decidió volver, así que junto a Púas siguió el rastro que su bufanda había dejado. En la casa su abuela lo esperaba mientras tejía otra bufanda esta vez de color azul:
- Tú bufanda está más corta... - le dijo Púas, mientras comía galletas de la mesa.
- Pero mi plan funcionó - sonrió Mishi, abrazando el trozo de tela raído que quedaba de su bufanda.
