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Mi mente vuela, casi como un cóndor, ave esplendorosa de azul plumaje. Europa y oriente recorro en un instante, luego en un tren de vagones púrpura y olorosos a Jazmín me pasea por playas y mares de alegría. Los verdes campos conquistados e inmensas sabanas de sabiduría me esperan con ese vuelo que, taciturna y pensativa comienza desde la ventana de mi cuarto.
¡Oh! Señor, mi hijo que vendrá, seguro que será, testigo y compañía de mis travesías, solo te pido que nos acompañes en este insólito viaje.