Esta rica sopa se había convertido en una droga para él ya no podía pasar un día sin probarla.
Cierto día la experta cocinera de ramen trajo una gata callejera a casa pero esta solo comía comida para gatos (ratones) a ella se le hacía más fácil alimentarla por la cual decidió que de ahora en adelante ambos gatos comerían sólo comida para gatos.
Nuestro amigo don gato, estaba muy triste y comenzó a bajar de peso, le daban unas piquiñas que no controlaba, resulta que la nueva inquilina gatuna está llena de pulgas quienes no dudaron en hacer su nicho en nuestro amigo.
Ahora flaco y pulgoso, sin mi sopa de ramen que puedo hacer se preguntaba.
No le quedó de otra que aprender a solicitar sus sopas japonesas por internet, pero no eran iguales a la que preparaba su dueña era como saborear plástico.
Pasaron los días ya la señora japonesa no quería alimentar más a sus gatitos, y les dijo:
De ahora en adelante saldrán a cazar sus alimentos comeran sopa de latas.
El gato pensó en voz alta, las latas no se comen, y la gatita le respondió, latas no, ratas….miauuu
Aquí termina la historia de don gato y la gatita pulgosa.
Creo que estos amiguitos terminaron enamorándose y cazando latas porque en las noches se oyen los maullidos sobre los techos …