Cada vez que conducía por estas carretera le pedía a dios y al virgen :Guienme a casa
guide me home
Juan Rodriguez had been familiar with the roads of his country; his father, a lifelong truck driver, had accustomed him to take him on the short trips he made in his state. During his adolescence he learned all the techniques and details of this noble profession. Thus, while studying, he combined vacation periods and driving his father's trailer; he didn't care that he was going to be a future graduate to drive kilometers and kilometers through valleys, plains and mountains of his beloved country.
From the many experiences accumulated with his father, he had faith in God and the Virgin Mary who always accompanied him. In fact, in his father's truck and later in his own car there was an image of the virgin that served as a mantle of protection. Juan's life, as well as the roads he traveled, took an unexpected turn... he had to leave the comfort of his home and the exercise of his profession as a graduate to go to a new country. Faced with the economic vicissitudes, he had no choice but to use his experience and skills as a truck driver.
So he began to travel unknown highways, roads through inhospitable deserts and sometimes through a new reality: the thick snow. In this month of January, when the cold lashes many of the cities, it was his turn to make a trip with his trailer. Despite warnings that a big snowstorm was approaching, his inexperience in dealing with this type of weather adversity led him to get lost on the road and later get stuck in the thick layer of snow.
There, lost in the darkness and under a great cold, despair and fear took hold of him. He began to think of his home, of his children. After a long and exhausting journey, he now felt lost in a white jungle. In those moments, the only thing he wanted was to return to where everything makes sense: home.
He didn't know what to do as despair was taking over him. At some point he looked up and saw the image of the virgin, the one that had always accompanied his father.... So, closing his eyes, he said a prayer and told her: God and dear little virgin, please “guide me home” for my family... my children need me, help me to get out of this situation, make help arrive soon...
After making the prayer she felt serenity, confidence and faith, she felt the time faster and without pressure or calmness... help arrived after about 40 minutes.... From the snow plow they told him: we are here to help you and he shouted: Guide me home.
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Juan Rodríguez había estado familiarizado con las carreteras de su país, su padre camionero de toda la vida había acostumbrado a llevarlo de paseo en los viajes cortos que hacía en su estado. Durante su adolescencia fue aprendiendo todas las técnicas y detalles de esta noble profesión. Así mientras estudiaba, combinaba los periodos de vacaciones y conducía el tráiler de su padre; no le importaba que iba a ser un futuro licenciado para rodar kilómetros y kilómetros por valles, llanuras y montañas de su amado país.
De las tantas vivencias y experiencias acumuladas con su padre, le quedó la fe en Dios y en la virgen que siempre lo acompañaban.
De hecho en el camión de su padre y luego en su carro propio había una imagen de la virgen que le servía de manto de protección. La vida de Juan, al igual que las carreteras por las que transitaba dio un giro inesperado… tuvo que dejar la comodidad de su hogar y el ejercicio de su profesión de licenciado para ir a conocer un nuevo país. Ante las vicisitudes económicas no le quedó más remedio que hacer gala de su experiencia y sus habilidades como chofer de camión.
Así empezó a recorrer autopistas desconocidas, vías a través de desiertos inhóspitos y algunas veces atravesar una nueva realidad: La espesa nieve. En este mes de enero, cuando el frío azota muchas de las ciudades le tocó hacer un viaje con su tráiler. A pesar de las advertencias de que se acercaba una gran tormenta de nieve, su inexperiencia en afrontar este tipo de adversidades climáticas lo llevó a perderse en el camino y posteriormente atascase ante la gruesa capa de nieve.
Allí perdido en la oscuridad y bajo un gran frío la desesperación y el miedo se apoderó de él. Comenzó a pensar en su casa, en sus hijos. Después de un viaje largo y agotador, ahora se siente perdido en una blanca selva. En esos momentos, lo único que deseaba era regresar a donde todo tiene sentido: La casa.
No sabía qué hacer ya la desesperación se estaba apoderando de él. En algún momento levantó la vista y vio la imagen de la virgen, aquella que siempre había acompañado a su padre... Así cerrando los ojos rezó una plegaria y le decía: Dios y querida virgencita por favor “guíame a casa” por mi familia… mis hijos me necesitan, ayúdame a salir de esta situación, has que la ayuda llegue pronto…
Luego de hacer la plegaria sintió la serenidad, la confianza y la fe, sentía el tiempo más rápido y sin presión, ni sosiego… la ayuda llegó al cabo de unos 40 minutos.. Desde el quita nieve le dijeron: aquí estamos para ayudarte y él les gritó: Guíenme a casa.
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