Continúa... la historia 2 de abril de 2022

in Freewriters3 years ago

Señales a Ganímedes

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Se despertó muy confundido por el alboroto. Estaba seguro de que aún no empezaba su turno de vigilancia. Un vistazo rápido hacia la escalera, le aseguró que el faro estaba bien custodiado. Pensó que quizá se trató de un mal sueño y subió la manta hasta la cara para dormir de nuevo; pero la pelea que ocurría en la punta del faro era innegable. Echó mano del rifle que ocultaba bajo su catre y subió sigilosamente, resuelto a poner fin a esa disputa que llevaba días interrumpiendo su descanso…

Luís, su compañero, estaba apostado inmutable en su lugar y reaccionó con fastidio al hecho de que Matías pasara con el rifle en mano frente a él, Luís estaba convencido de que el faro estaba infestado de ratas. Matías siguió subiendo, sentía curiosidad, se oían golpes, y algo parecido a unos gritos… Al llegar a la parte alta del faro, la giratoria luz lo encandiló, Matías se reprochó la falta de previsión, tenía toda una vida trabajando allí y con frecuencia le pasaba. Tuvo que cerrar los ojos unos segundos, tiempo suficiente para que una fuerza sobrehumana lo desarmara e inmovilizara, se sentía suspendido en el aire. Cuando por fin sus ojos reaccionaron, una intensa bruma se había apropiado del faro, el corazón de Matías parecía querer salírsele del pecho y no podía respirar, sus pies estaban separados del piso al menos un metro, pero nada lo sostenía.

Escuchaba algo parecido a una conversación un poco aireada, pero no reconocía ningún idioma. La bruma empezó a disolverse, unos seres extraños parecían estar muy distraídos discutiendo mientras intentaban desarmar la lámpara del faro, pero sin atreverse a tocar nada. Cerca de donde se encontraba Matías, uno de ellos se había lastimado mucho la mano y se le veía preocupado. Matías llegó a la conclusión de que esos seres no tenían idea de lo que estaban haciendo, el tardaba alrededor de media hora sacando el bombillo dañado y colocando el nuevo, a veces hacía limpieza de los cristales y en ese caso tardaba algo más, pero estos individuos tenían ya una semana sin dejarlo dormir.

Al notar que Matías los miraba, el ser que se había lastimado se acercó a él y sin tocarlo, lo puso de nuevo sobre el piso, le enseño su mano, estaba herida y aún tenía una llave de hierro incrustada como si le hubiera derretido la piel. Matías tomo la llave, la quitó y el extraño ser sanó en un instante. Matías pensó rápido, quería resolverles el problema para que salieran de allí y lo dejaran dormir, con la llave empezó a aflojar las tuercas y los cristales iban cayendo uno a uno, hasta dejar el bombillo desprovisto de su protección. En ese momento la bruma reapareció, pero el resultado fue distinto, la bruma parecía concentrar la luz en un distante punto en el cielo, de donde al instante otra luz empezó a crecer siguiendo de regreso el primer rayo y encandilando a Matías.

Cuando Luis al fin subió, encontró a Matías, encandilado, sólo y el faro desarmado… Luís lo agarró con cara de cansancio y lo ayudó a bajar: - “Matías ¿Hasta cuándo?... ¿encontraste las ratas?”. Matías no le respondió, pero le pidió a Luís que doblara la guardia… Matías sólo pensaba en que por fin podría dormir.

Texto y fotografía: Rosalinda Laya @r2o

Invito a:
@rosmiapure y a
@brujita18

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¡Excelente historia! llena de misterios e intriga. Gracias por la invitación, espero poder participar ¡Saludos y bendiciones!

Gracias @brujita18 ... un abrazo!