Aunque no era una clienta regular, si visitaba con cierta frecuencia el bar. Cuando llegaba todos los clientes regulares, la rodeaban expectantes, para oír sus historias.
Según me contó no siempre había sido camionera, en su país era una princesa sin trono y sin riquezas. Su familia había tratado de aprovechar su juventud y su belleza para casarla con un buen partido, pero todo fue en vano. Ella era un espíritu libre, no se imaginaba atada a un hombre, tampoco a un trabajo de oficina. Por eso cuando emigró, escogió el oficio de camionera, le permitía conocer cada rincón de este vasto país. Pero era dura la carretera y más para una mujer. Había tenido que lidiar con asaltantes, contrabandistas y acosadores. Pero nada la amedrentaba, serían ella y su camión hasta que un día la muerte la encontrara en el camino.
Esa noche debía viajar a la costa oeste pero estaba demasiado cansada para emprender el viaje, así que pasó por el bar a comer algo y después dormiría en el camión. Estuvo en el bar hasta que cerró contando historias de su vida. Eran historias bonitas sobre los lugares en los que había estado, siempre que iba a un lugar nuevo se que quedaba unos días para conocer el lugar. También aprovechaba para dormir en una cama y darse un buen baño caliente. Porque la mayor parte del tiempo la pasaba en el camión.
A la mañana siguiente mientras hacía la limpieza en el bar, entraron dos policías indagando, habían encontrado una mujer violada y muerta cerca de la carretera, era ella. Así que esta sería la última historia de Kaia..
El collage se hizo usando imágenes de la Jiribilla.