Poema: Reflexiones matutinas

Fuente de la imagen: Pexels

Pasas por mucho,
te guardas muchas cosas;
tu salud declina,
y presientes que tu tiempo
en el lugar donde te encuentras ahora
ya llegó a su fin.

Nuevos bríos te hacen centrar
en tus nuevos objetivos,
en un momento en el que te
sientes perdida, luchando
contigo misma, con una mente
que explotó de tanta presión
aunque no lo aparentes.

Es en estos momentos en donde
te das cuenta de que no sabes
qué es lo que la gente vive
o pasa debajo de esa sonrisa;
es ese momento en el que Dios mismo
te dice "no seas arrogante, no creas
que tú lo puedes todo en soledad,
¿acaso te olvidaste de Mí, Tu Creador,
quien puede echarte la mano de formas
inimaginables?"

Y es a través de la meditación,
de la oración, de tus charlas con Dios
en las noches, que te das cuenta de que
todo tiene un principio y un final
en el camino de la vida.

Y ese final no es una eliminación
física; ese final es el hecho de que
tendrás que hacer un sacrificio
triste pero necesario para poder
vivir y alcanzar esa paz que tanto
anhelas.

Sabes que los tiempos malos
llegarán a su fin, quizás de forma
desastrosa, pero con una lección
tan importante para ti, para los tuyos,
para el resto de tu vida.

Porque sabes que en ese ciclo de
pleitos, odios, abusos emocionales,
miedo, y en cierto modo desesperanza
llegará a su fin una vez que tú
tomes acción.

De nada sirve lamentarse ya;
aún cuando quisieras decirle a tu yo más joven
lo que pasará en ese futuro,
todo esto,
toda esta situación sucede como una prueba,
como un recordatorio de que a la vida
no hay que temerle.

Si tienes un proyecto en mente
que temes podría herir alguna sensibilidad
en tiempos donde todo puede ofender,
lánzate a ello, no por buscar la fama,
sino para recordarte a ti misma,
y Dios quiera a otros más que somos humanos,
que nuestra humanidad poco a poco se está
perdiendo, si no es que lo hemos perdido ya.

Quisiera decir que todos debemos ser
más humanos que nunca; que el odio,
la rivalidad, la manipulación, la ira,
la vanidad, la envidia son enemigos
tan mortales que matan el alma y la mente
de aquellos que lo profesan, así como de
aquellos a quienes les rodean.

Que quizás la ayuda que necesites
cueste mucho dinero, como todo en esta sociedad,
y que no puedes encontrar eficiencia en los
aparatos del Estado, pero mientras la ayuda
llega, mientras Dios esté contigo,
mientras confíes en Él y en el proceso,
toca luchar con todas tus fuerzas.

Solo debes tener valor,
tener fuerza de voluntad,
ser lista e inteligente,
buscarte el tiempo para sanar
y seguir adelante con mayor
fuerza en todos los sentidos.

Ten fe y verás que las cosas
pronto se pondrán en su lugar.
Ten fe en Dios, o en alguna deidad
con la que sientas afinidad,
y verás que todo se va colocándose.