¿Quién que sea docente de cualquier nivel, no extraña a sus estudiantes cómo yo? Es verdad realmente extraño ver sus caras, ver como sonríen en el recreo con sus juegos, y apoyarlos cuando vienen a mí para preguntarme algo que no saben.
No les mentiré, es un trabajo duro, pero si se hace de corazón y si se hace bien hecho, será imposible que no le tomes cariño o aprecio a los estudiantes, sean pequeños o no. Para poder hacer esto necesitamos algunas herramientas esenciales, además de la pizarra y la tiza (marcador más modernamente usado), necesitamos vocación y voluntad de servicio, es decir, deseos de… y disposición de ayudar y de hacer algo por los demás, sin que gobiernen los propósitos egoístas.
Y por sobretodo, la mayor y más importante herramienta, y se trata de la paciencia, toneladas de paciencia interminable, sin ella embarcarse en esta tarea será un camino seguro al naufragio, porque es como salir a navegar, no puedes bajarte a la mitad del viaje del barco, una vez que te subes, asumes y comienzas, depende de ti, ellos dependen de ti.