Cada uno de nosotros lleva impreso en su genética la sensación placentera, es así como podemos reconocer aquello que nos produce satisfacción y bienestar.
En la perfección del orden cósmico el placer está justificado como un mecanismo que garantiza la conservación de la vida. El creador en su infinita sabiduría dotó a todas las especies de la sensación de necesidad o carencia para que se vieran impulsados a buscar la satisfacción de esas necesidades. Por eso sentimos placer cuando tomamos agua para calmar la sed, cuando comemos para satisfacer el hambre o cuando buscamos de acoplarnos ante el inminente llamado del sexo. En todos esos casos, necesidad y placer cumplen la función de un recordatorio para que hagamos lo básico para seguir viviendo.
Pero los humanos, por nuestra condición de seres espirituales y pensantes, hemos redimensionado hasta el infinito las situaciones que nos causan placer. Podemos encontrar placer en algo tan sencillo como ponernos a contemplar una puesta de sol, y también somos capaces de disfrutar plenamente en hacer daño a un semejante.
Ya Freud en 1920, en una obra titulada: “Más allá del principio del placer”, planteó la existencia de dos tipos de pulsiones en las personas, las de vida y las de muerte. Hay quienes encuentran su mayor fuente de placer en disponer de la vida de otros, y por eso son capaces de matar por placer. Algo que resulta completamente inimaginable para las personas normales y de buen corazón.
En cierto sentido los humanos somos capaces de administrar y postergar la satisfacción del placer. Nuestra voluntad nos permite,por ejemplo, que ante una situación de carencia podamos decidir quedarnos sin alimento para dárselo a una persona más necesitada. En ese gesto de altruismo puede haber un placer tan grande como el que se pudiera obtener de cualquier otra actividad.
En mi caso he aprendido a sentir placer con actividades muy sencillas, disfruto enormemente leyendo algunas líneas, escuchando alguna pieza musical o caminando descalzo por la orilla del mar. Cualquier dulce me gusta y en relación con el resto de las comidas, casi que la única objeción que pongo para que no me guste es que estén rebosantes de grasa, no soporto el sabor de grasa en mi boca.
En estos días de confinamiento obligado he echado mucho de menos el poderme reunir con los amigos a tomar alguna cerveza o una simple taza de café. El compartir con los otros es otro placer que atesoro. Disfruto pasando largo tiempo conversando sobre temas que me llamen la atención.
Una vez más agradezco a las amigas de @spanishcity por este tipo de convocatorias para que meditemos sobre las cosas de la vida. Invito a todos a participar de la iniciativa, todavía hay tiempo para enviar sus publicaciones. Para conocer las bases pincha en este enlace.
Gracias por tu tiempo.
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Enhorabuena, su "post" ha sido "up-voted" por @dsc-r2cornell, que es la "cuenta curating" de la Comunidad de la Discordia de @R2cornell.
Muchas gracias por el apoyo.
Como siempre una extraordinaria reflexión amigo @irvinc, para pensar...
Me quedé con la costumbre de escribir para dejar algo que pensar, es la forma que tengo para aclararme las ideas. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
Bella tu reflexión sobre los placeres de la vida , ese atardecer esta hermoso como para pintarlo.
Me alegra que te haya gustado. Anímate y lo pintas en tu estilo tan personal. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
Encantada con tu reflexión amigo caballero. Coincido en que la maldad para algunas personas es punto de placer.
Me alegra que te haya gustado. Antonia, parece mentira pero es asi, un ejemplo clarito lo tenemos en las personas que nos gobiernan. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
El disfrute de cosas sencillas es también para mi una fuente de placeres, el cafecito en la mañana, retomar un rato adicional de sueño después de despertarme, chatear con mis hijos y amistades, leer un libro...
Gracias por compartir
Con esas cosas sencillas tenemos más que suficiente. A veces perdemos el foco y nos preocupamos por algunas cosas que en realidad no valen la pena. Gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
♥
Te apoyo cuando dices que un vaso de agua es un placer. Todo depende del cristal con que se mire. Al igual que tu me gusta caminar descalza, sentarme en una roca a sentir cuando las olas las golpean. Y el aroma del café, y de abrazar y tocar un libro nuevo. Así muchos otros.
Un abrazo amigo muy linda tu publicación.
Es muy satisfactorio cuando uno se llega sentir bien con esas consas sencillas, creo que allí radica la clave de una vida más o menos tranquila. Gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
#posh
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