Mi madre, que de niña vivió en Carora, me ha contado muchas veces sobre sus salidas a buscar miel. Siempre se llevaba unos trapos amarrados a un palo, con eso hacían una especie de tea y con el humo espantaban a la mayoría de las abejas. No siempre salían ilesos, pero las picadas valían la pena. Gracias por compartir. Un fuerte abrazo desde Maracay.
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Muchas gracias pro comentar @irvinc creo que vivir la experiencia de ahuyentar las abejas con humo o cualquier método es inolvidable. Un abrazo lleno de bendiciones!