Créditos de imagen a Gervasio Troche
Después de bastante, encontré tiempo para desahogarme un rato. A esta bella comunidad quiero compartirle un poco de lo que llevo rumiando.
Pero, primero lo primero, que se disparen las ideas ¿Cómo ustedes conciben la muerte? ¿Han llorado por la partida de alguien que no era amigo, ni familiar, ni nada que los uniera estrechamente?
Tranquilos, esto no es un post que pretende bajar sus ánimos. Paso a explicarme un poco, o al menos intentarlo. Trabajo en el área de salud, así que la primera pregunta que les hice si yo la tengo que responder: la he llegado a tomar como uno de los desenlaces, no el deseado, pero considerarlo parte del proceso. Ahora bien, a la segunda pregunta, la respuesta es sí. Y fue algo reciente, un paciente que lamentablemente después de un tiempo internado su cuerpo sucumbió a su dolencia. Les confieso que fue un golpe duro para mí, tenía toda mi fe, esperanza además de ver que su evolución era favorable y respondía a los tratamientos. Pero, como clima de montañas, de manera imprevisible, desmejoro en horas hasta que se apagó su sonrisa.
Alfredo, ese era su nombre, fue de esas personas que tenía conversación fácil y divertida. Se hacía querer o tal vez yo tengo facilidad para tomar cariño, no lo sé.
Vaya a saber por qué, pero me tocaba transfundirlo siempre a mí, y a pesar de estar media disfrazada, barbijos y uniforme, me reconocía al instante y hablábamos, disfrutaba de la comida y su especialidad culinaria: los asados. Tenía proyectos de irse a vivir más cerca de sus hijos, se había cansado un poco del frio y el viento de la isla.
Me contaba que su perrita, que era como su hija, seguro lo estaba extrañando, pero confiaba en que pronto la iba a ver. No fue así. Creo que ella lo sospechaba porque cuando se vino a la clínica, la pequeña pompón de nieve lloro mucho, como los que se despiden en aeropuertos, cuando le decís adiós a alguien que, a pesar de, prometerse volver a ver algo adentro te dice que no va a ser así. Te dice que lo mires bien, que te acuerdes de su voz, de sus ojos, que guardes el sonido de su risa y te saborees en su perfume. Así creo que lo sintió su perruna hija, y el berrinche que hizo para no dejarlo ir era su forma de decirle que lo quería, que lo iba a extrañar y que no se preocupe que ella iba a cuidar de su mamá. Porque a Alfredo le gustaba hablar de comida, pero más de su esposa; quería mejorarse pronto porque tenía que volver a la casa a hacer muchas cosas, a preparar todo para irse con ella. Y como su salud era frágil, él la cuidaba mucho, le cebaba mates y la acompañaba al médico caminando despacito, porque ella se agitaba mucho.
Cuando hablaba de ella, se le notaba un brillito en los ojos y una sonrisa triste, porque en el fondo no lo quería decir, pero tenía miedo de que el estando allí, ella lo esté pasando mal, que se le dificulte respirar, que le agarre una crisis. Pero era optimista, de que pronto iba a salir, yo creo que así lo hizo. Capaz la única manera de volver y que todo estuviera bien era así; amaba a su familia y mucho a su mujer, tal vez quedarse en la isla era mejor. Ya venía el verano, se podía volver a caminar por los senderos del bosque que cerca estaba de su casa, despacito para que ella le siga el paso, pero todavía no.
Un poco más es mejor no apurarse, que ella se merece disfrutar, que los hijos la mimen, los nietos la abracen, el calor la acurruque, no hay afán él siempre la va a esperar.
Gracias por llegar hasta acá.
Espero que ese último tiempo de la vida de Alfredo, donde la gente cercana y que te cuida son extraños, no saben cual es tu canción favorita y si te cuesta despertarte temprano pero conocen la cantidad de orina y si vas de cuerpo, haya podido encontrar un poco de calor humano. Quiero pensar que se llevo un recuerdo alegre, de muchas carcajadas con una piba, un poco ocurrente que le gusta hacer reír a las personas a pesar de que las tenia que pinchar y transfundir sangre con frecuencia.
Nos leemos luego ❤️
Si, si me ha pasado, que me duela la partida de los que no son tan nuestros, igual pesa pero nos refugiamos que ese cambio de paisaje es para bien, dicen que uno llora es la ausencia de no verle mas, tal como la hija perruna pero quienes creemos que existe un cielo creemos que algún día le veremos... mientras la vida sigue...🙏😉☕
Concuerdo con vos, el dolor creo que viene del sufrimiento pronto de saber que no vamos a poder compartir más con esa persona, tal vez se pueda decir que es un sentimiento algo egoísta pero valido. Y si, yo pienso que el esta muy bien, contento y en paz. Mientras tanto me alegra haber compartido un poco de Alfredo ❤
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