Olas del mar que el tiempo entero baña,
Les teje, el viento, un canto soberano,
Mientras la luna canta su mundano
Lamento en sombras ¡y la noche araña!
La aurora rompe el sello de la caña
Y en su crisol el día forja el grano,
¡Caro maíz!, nutriente en pueblo llano
Que bajo el sol derrite toda saña.
El camino se pierde en el destino,
-¡Arena y sal!-, la vida es un acierto
Que en versos de ceniza escribe el vino;
Mas entre el polvo, y con fulgor incierto,
¡Late en la sangre un fuego peregrino
Que en tu pupila encuentra el desconcierto!