Saludos, amigos de @Motherhood, es de gran agrado compartir una vez más mis experiencias durante la maternidad, considero que el momento en el que tuve a mi niña, aunque no fue el mejor en cuanto a posibilidades económica, fue un paso muy valiente, de no haber sido así, con los aconteceres que ahora sufrimos a nivel mundial, la idea de ser mamá no la hubiese considerado. Pero sucedió, de la forma más sublime y en el momento más oportuno, recuerdo una frase dicha por una amiga” los niños siempre vienen con el pan bajo el brazo” esto me hizo meditar por mucho tiempo y aun hasta ahora, que los niños son una bendición, privilegiados somos los padres cuando ese arcoíris de amor llega para hacernos sentir más humanos y empáticos, menos vanidosos, así como también sentir mayor confianza en la provisión que viene de Dios. Y me hizo madre el deseo de tener entre mis brazos ese retoño de amor, no hay un tiempo perfecto en el cual se puede considerar tener a un bebé, solo sucede y mientras este acontecimiento sea en un vínculo de amor y familia no hay razones para sentir que hemos tomado una decisión errada al traer un bebé al mundo. No obstante, traer a un bebe no es solo el comienzo, digamos el origen de los que muchos llaman una nueva etapa, yo diría que es una nueva vida, desde que llego mi niña yo no siento que viva una etapa diferente, no sé si sea por la crisis actual de mi país, o por la situación de la pandemia; aunque ambas cosas generaron cambios drásticos en mi vida, considero que al ser una mamá no solo nace un bebé, nace también un nuevo ser dentro de nosotras, nace una nueva personalidad, carácter, nacen nuevos sentimientos, fluyen emociones jamás antes sentidas con anterioridad, entonces es como el origen de una nueva mujer creciendo en distintas etapas.
La etapa inicia desde el embarazo, nosotras también estamos gestando a esa nueva mujer que al igual que un bebé no tiene ni la menor idea de lo que le espera al llegar a ese encuentro en el alumbramiento, recuerdo cuando me realizaron la cesárea solo durmieron la mitad de mi cuerpo y al ver a mi bebé salir, por primera vez en mi vida pasó por mi cabeza la frase” yo no importo” con que ella este bien para mí eso era suficiente. Porque eso nos hace ser mamá, somos capaces de entregar nuestra valiosa vida por ellos. Desde este momento ya no importa el maquillaje, no importa el cabello, no importa el vestuario, no importa si comemos, nos enfocamos en ser productora de alimento para el deseoso bebé. Y así inicia el descuido personal en la etapa inicial, de vez en cuando puedes bañarte, no podrás dormir de la forma que lo hacías antes, porque ahora se debe velar por el sueño de un nuevo ser, así llegan las ojeras y el desmejoramiento de nuestro ánimo, los cambios bruscos en nuestro cuerpo, los auto-latigazos al no saber si lo que hacemos es de la forma correcta, y ya no te miras en el espejo, te acompaña solo una bata cómoda para sacar tu teta y una cola para el cabello, hasta que una semana después logras una buena ducha aunque no tan larga, y vuelves a esa bata limpia y cómoda y la cola al cabello.
Mientras el bebé crece acrecienta el tiempo y se avanza en las etapas, luego de 2 o 3 meses ya sientes la confianza de realizarte un peinado diferente para dar un paseo, y colocar un poco de labial para no vernos tan pálidas, luego de pasar tantos días en casa, solo saliendo al baño de sol del bebé y luego de vuelta a esas 4 paredes, digamos que es la cuna donde se acurruca la nueva mamá, sintiéndose indefensa, llena de dudas, y al mismo tiempo feliz porque está avanzando, ya se pueden realizar más actividades a la vez, y puedes sentir que estas creciendo, que algo dentro de nosotras está germinando, porque ya sentimos ese calor a hogar con algo más de control, manejamos las situaciones con mayor madurez y calma. En ese momento se aproxima la etapa donde ya puedes empezar a mirarte diferente, pruebas algo de maquillaje, una prenda de ropa distinta a la habitual, un poco más acostumbrada a la rutina, aceptas la nueva vida con mayor seguridad, y es en ese punto donde tu bebe puede estar unas horas sin necesitar a mamá, que en cualquier momento, y cuando menos lo espera va a pasar; empiezas a reencontrarte con esa mujer que dejaste en pausa, que no se olvidó, sino que detuvo por breve momento su afán y se centró en procrear con responsabilidad, de esa manera nos vamos a lineando y transformando en un nuevo ser, mucho más fuerte, con un corazón indetenible, con todo el conocimiento que conlleva la crianza. Claro que es mucho más fácil escribirlo en estas líneas, pero vivirlo es solo para valientes, tener el coraje para enfrentar una gripe de tu bebé y no sentirte culpable porque ya sabes cómo responder al problema, y sí, solo una gripe al principio nos aflige al punto de cuestionarnos si de verdad merecemos tener hijos.
Cada madre necesita equivocarse a su manera y encontrar el coraje para corregir los errores. muy cierto esto que citas en tu publicación.. cada madre es la mejor para sus hijos...saludos gracias por compartir.... hermosa publicación
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