La dicha de ser abuela
Existe un sentimiento especial y único que se reconoce cuando se es abuela y voy a referirme desde el lado femenino, pero es muy probable que muchos abuelos se sientan identificados.
Cuando nació mi hija mayor, mi vida cambió, dio un giro total, de la irreflexibilidad pasé a considerar todos los aspectos que rodeaban mi vida, comencé a cuestionarlo todo, yo quería para mi hija el mejor mundo, sentí miedo por primera vez a correr riesgos que pudieran dejarla desvalida, creo que empecé a quererme.
Cuando nació el segundo ya tenía mi propio camino de procedimientos, que me habían «funcionado» para la primera, pero este hijo llegó con su propio manual de procedimientos, no pude dejarlo solo en su cuna, como creía que debía ser, ni adaptarlo a horarios. Él se ahogaba con excesiva frecuencia y vomitaba todo lo que había tomado por lo que observarlo de cerca solo era posible si dormía con nosotros.
Era un niño que necesitaba el abrazo para dormir y con frecuencia me sentía ahorcada porque el quería mantener su brazo en torno a mi cuello. Tuve que acostumbrarme. A los dos años ameritó una operación de adenoides que resolvió su problema respiratorio. Llegó mi tercera hija y encontró el espacio hecho, fue difícil, ahora sí, dejar en su cama al segundo. Y llegó el cuarto y cerré la fábrica, ya había una familia numerosa como la quería.
Pero vine a escribir de los nietos, así que no me desvío. Estos llegan a llenar de amor sin exigir espacio. Son los hijos los responsables de su crianza y cuido, nosotras somos un apoyo, un soporte, para cuando nos necesitan, hasta cierto punto, esto en condiciones óptimas. La situación económica ha llevado a muchos a dejar sus hijos en manos de los abuelos para trabajar y también emigrar, quedando estos con una responsabilidad mayúscula cuando debieran estar tranquilos por haber cumplido su papel de padres.
Esa situación es angustiosa, porque es como empezar de nuevo pero con una dosis de cansancio mayor. También lo es para los niños quienes se ven, muchas veces, obligados a cumplir patrones de crianza que no corresponden al momento actual.
Pero cuando podemos cumplir el rol de abuelas la situación cambia. Tenemos un humor y disposición para acompañarlos que es gratificante para todos. En mi caso puedo pintar con ellos, escucharles cantar, caminar por la ciudad, invitarlos a comer helados, reír de sus travesuras, coleccionar sus dibujos y tarjetas, ver el canal infantil y más y cada una de estas actividades significa relax.
Siempre hay el momento para consentirlos, prepararles un refrigerio y hasta amonestarlos con dulzura, nunca de la forma como lo hicimos con los hijos. Ver la cara de mis nietos cuando me cuentan algo siempre me llena de ternura y me saca sonrisas. El cansancio se disipa y si lo hubiera siempre existe la opción de entregárselos a sus padres para ser dueños de nuestro propio tiempo.
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Versión en inglés
The joy of being a grandmother
There is a special and unique feeling that is recognized when you are a grandmother and I am going to refer to it from the feminine side, but it is very likely that many grandparents feel identified.
When my eldest daughter was born, my life changed, it took a complete turn, from irreflexibility I began to consider all the aspects that surrounded my life, I began to question everything, I wanted the best world for my daughter, I was afraid for the first time to run risks that could leave her helpless, I think I began to love myself.
When the second was born, I already had my own path of procedures, which had "worked" for me for the first, but this son arrived with his own procedures manual, I could not leave him alone in his crib, as I thought it should be, nor adapt it to Schedule. He choked too often and vomited up everything he had taken so watching him closely was only possible if he slept with us.
I was a child who needed to be hugged to sleep and I often felt strangled because he wanted to keep his arm around my neck. I had to get used to it. Two years later, he required an adenoid operation that resolved his respiratory problem. My third daughter arrived and found the space made, it was difficult, now, to leave the second in her bed. And the fourth arrived and I closed the factory, there was already a large family as I wanted it.
But I came to write about the grandchildren, so I don't get sidetracked. These come to fill with love without demanding space. The children are responsible for their upbringing and care, we are a support, a support, for when they need us, to a certain extent, this in optimal conditions. The economic situation has led many to leave their children in the hands of their grandparents to work and also emigrate, leaving them with a major responsibility when they should be calm for having fulfilled their role as parents.
This situation is distressing, because it is like starting over but with a greater dose of fatigue. It is also for children who are often forced to comply with parenting patterns that do not correspond to the current moment.
But when we can fulfill the role of grandmothers, the situation changes. We have a humor and willingness to accompany them that is rewarding for everyone. In my case I can paint with them, listen to them sing, walk around the city, invite them to eat ice cream, laugh at their pranks, collect their drawings and cards, watch the children's channel and more, and each of these activities means relaxation.
There is always time to pamper them, prepare a snack for them and even admonish them gently, never in the way we did with our children. Seeing my grandchildren's faces when they tell me something always fills me with tenderness and makes me smile. Tiredness dissipates and if there were, there is always the option of handing them over to their parents to be masters of our own time.
Mi contenido es original
Excelente post😉
Muchas gracias.