¿por qué hay que pensar en los hijos antes de decidir una triste separación de pareja?

in Motherhood3 years ago

Las parejas se conforman por dos personas que tienen el derecho de decidir qué hacer en la vida y a veces deciden que una relación no puede continuar, algunas veces por acciones que atentan contra la integridad física y mental de uno o ambos involucrados, pero en otras ocasiones es por un simple y permitido desgaste de la relación, ya no se llevan bien como antes, y piensan que lo mejor es dejar todo hasta allí. Parece que no debería generarse un problema, pero sí surge un delicado problema cuando esa pareja ha concebido hijos. Cada hijo a su manera sufrirá las consecuencias de la separación, y la mayoría de las veces es más grande el rechazo que se cultiva poco a poco entre los que un día estuvieron tan enamorados, que se les olvida el dolor que pueden generarle a sus hijos. Pensemos por ejemplo en lo que un hijo en medio de una separación paternal puede pensar: primero, un niño no entenderá las razones de la ruptura entre sus padres, por mucho que se les explique, ningún niño tiene la capacidad de entender que dos personas que le dicen que lo aman, que le sonríen tiernamente a él, se demuestren rechazo y hasta odio entre ellos, no puede comprender como es que su papá o mamá al ver a su pareja se enciende en un cúmulo de predisposición y el rostro les cambia, no es lógico, un niño no terminará de conocer a un padre o madre que demuestre estos cambios de humor tan repentinos, no tendrá la seguridad de contarle nada porque no sabe si seguirá siendo la persona que le sonríe o se trasformará en ese ser alterado cuando él haga o diga algo que no le guste. Sumado a ello, en la escuela le enseñan que la familia es la célula fundamental para la sociedad, y resulta que cada vez que llega a casa a ver a su familia, se encuentra con dos personas rabiosas, irritadas por todo, que no se ponen de acuerdo, ese niño asumirá que la sociedad es así; eso le genera a muchos niños inseguridad, actitudes introvertidas, y un rechazo a las supuestas normas de conductas comunes, pues, no vale la pena ser obediente y diligente si a futuro tengo que ser frio y calculador, si me enfrento de pequeño a tener que escoger con que padre me quedaré sin pensar en mis sentimientos. Y qué decir de la impotencia que puede sentir un niño cuando sus padres lo ponen en medio como la causa de sus problemas, cuando le dicen que lo único que los ata es “este niño”, “el hijo tuyo”, como si se tratara de un gran problema para ambos haberlo tenido. Por supuesto, a esta altura algunos dirán que una separación puede ser menos traumática, pero ¿Para quién? Eso sería como asegurar que una operación donde me extirpen la vesícula es menos traumática porque me expliquen todo, me den anestesia general, y me atiendan todo el período de convalecencia. Y aun así es preferible vivir sin vesícula que vivir sin un padre o una madre presentes. Por favor, cuando una pareja de amigos con hijos les diga que quiere separarse porque no se aguantan recuérdenles que ya tienen hijos, que ya lamentablemente el que se quede con ellos cargará con la semilla que está despreciando, pues deja la pareja, pero que no se le olvide que sus hijos llevan el ADN de esa pareja, llevan su parecido físico y emocional, llevan sus actitudes, sus conductas, llevan sus tendencias, las mismas que ahora rechaza de la pareja pero que tarde o temprano terminará por descubrir en esos hijos. No quiero decir con esto que peleará con sus hijos, eso depende de otras acciones durante la crianza, además hay padres que crían solos a sus hijos y éstos los aman, pero solo porque tarde o temprano comienzan a aceptar y hasta a apoyar esas costumbres y hábitos que tenía la pareja con las que los procreó. Terminan diciéndoles a sus amigos de confianza algo como: - ¡ese hijo mío es igualito a su padre, terco!, pero lo quiero mucho; o dicen: ¡esa muchacha mía resultó ser como su mamá, regañona! Pero como la quiero. ¿Qué aprendemos de esto?, antes de pensar en separarse, reflexione ¿vale la pena?. En vez de aprender a convivir con las mañas de un hijo que se excusará en los traumas de la separación ¿No será mejor esforzarse por recuperar el amor de mi pareja, con la que decidí, sin que nadie me obligara, a concebir hijos, fruto del amor que nos profesamos un día? Porque definitivamente es un acto de amor sincero y desinteresado el que una mujer quede embarazada para darle prole a un varón, ella sufre, cambia, siente dolores, y cuida con su vida a ese ser hermoso que viene. Y no se puede negar que un hombre en todo sentido no dejará que cualquier mujer sea madre de sus hijos, es un acto de amor el entregar la descendencia y procrear familia con la dama que se escogió para vivir. Entonces si concibieron hijos, fue por amor, y ese Gran Amor nunca se pierde, está allí reflejado en sus hijos.