Adriana se ve en el espejo, levanta la cara, arquea un poco la espalda y arruga la frente. No le gusta la imagen reflejada…
Desde hace unos ocho meses empezó a compararse con otras niñas más o menos de su edad, doce años. En su liceo o revisando perfiles de Facebook o Instagram siempre consigue lo que buscan sus ojos, niñas más delgadas que ella.
No es fácil saber a ciencia cierta en qué momento la niña empezó a verse gorda. Pudo haber sido por algún comentario de un familiar, un amigo, o de cualquier compañero de clases…O quizá, simplemente de tanto ver imágenes de gente delgada y exitosa en las redes sociales que frecuenta haya llegado a la conclusión de que el mundo favorece a los que pesan menos. El caso es que Adriana se ve gorda, lo que para nada es objetivo, puesto que su talla y peso se corresponde con los límites inferiores de las tablas estandarizadas para su edad, más o menos cuarenta kilos para su metro cincuenta y nueve de estatura. Pero para ella no valen nada esas estadísticas. Su única verdad es lo que cree ver en el espejo.
Convencida como está la niña ha decidido tomar el toro por los cuernos y poner en práctica una solución radical, dejar de comer. Al principio ejercitó su voluntad dejando de lado dulces y chucherías, lo que en realidad sería de celebrar. Pero paralelamente ha ido reduciendo las raciones de comida, al punto que medio prueba algunos bocados una o dos veces al día.
Para llevar a cabo su plan Adriana sabe que cuenta con un buen aliado, las ocupaciones de sus padres. Tanto Rafael como Angélica, su padre y madre que viven separados, tienen trabajos muy exigentes en cuanto a tiempo. Salen muy temprano y regresan muy tarde. Para la niña es indiferente con cuál estar, los dos la ven poco de lunes a viernes y el fin de semana deben descansar y preparase para la semana siguiente. Ella pasa los días prácticamente sola, así que nadie echa de menos si come o no.
En los ocho meses de dieta Adriana va logrando su objetivo de llegar a una delgadez extrema, ha rebajado casi diez kilos. A los ojos de cualquiera es una niña extremadamente flaca, pero ni Angélica ni Rafael parecen darse cuenta del asunto…
Una mañana la niña sufrió un desmayo antes de terminar la jornada de clases cuando se disponía a tomar el transporte para regresar a su casa. Las autoridades del plantel la llevaron a un servicio médico público de la zona . Luego de revisar los exámenes de sangre los doctores llegaron a la conclusión de que la niña tenía un serio problema de desnutrición. El director alarmado llamó a Rafael….
—Angélica…Tenemos un problema con Adriana, dice la voz del padre a través del celular…
Nuestra época se ha vuelto poco amigable con la vida infantil. Muchos niños como Adriana pasan una gran parte de su tiempo con la única compañía de la TV, el celular, o la computadora, sin tener con quien conversar las cosas que ocupan su mente.
En otros tiempos, aunque los padres trabajaran muchas horas fuera de casa, siempre había un grupo familiar extendido que servía de apoyo, siempre estaban por allí unos abuelos, unos tíos o unos vecinos. Pero ahora eso se ha complicado, las familias se han reducido y la dinámica de la vida hace que cada quien se ocupe de sus cosas, dejando poco margen para estar pendiente de los demás.
Esa soledad relativa hace que los niños sean mucho más vulnerables a la presión de los grupos donde socializan y al impacto recibido a través de todo el aparataje mediático que los rodea.
Debo confesar que mientras escribía esta historia la veía poco verosímil . En verdad me cuesta comprender que personas como Rafael y Angélica no se den cuenta de los problemas de su hija hasta el día en que el cuerpo de la niña dijo “ya no más”. Me resultaba increíble que en todo el tiempo transcurrido desde que la niña tomó la decisión de dejar de comer, nadie se haya percatado de las señales, o si se dieron cuenta no hayan podido hacer nada.
Pero lamentablemente mi incomprensión de creador de ficciones se estrella contra una triste realidad. Los desordenes emocionales, entre los que se encuentran los trastornos alimenticios, van tomando carácter epidémico entre los niños y los jóvenes, sobre todo en países del primer mundo. Una nota de prensa del diario el País da cuenta que en España una de cada veinte mujeres, entre doce y veinte años, sufre trastornos relacionados con la alimentación.
Es demasiado importante estar pendiente de nuestros niños. Los padres y abuelos debemos estar alerta a las señalas. Hay que prestarle atención a cualquier cambio en los patrones de conducta y en las rutinas de nuestros hijos. Los problemas que se detectan cuando están comenzando son más fáciles de tratar.
Gracias por tu tiempo.
Adriana looks at herself in the mirror, raises her face, arches her back a little and wrinkles her forehead. She doesn't like the image she sees in the mirror...
About eight months ago she began to compare herself with other girls around her age, twelve years old. At her high school or by checking Facebook or Instagram profiles she always gets what her eyes are looking for, girls thinner than her.
It is not easy to know for sure at what point the girl started to look fat. It could have been because of a comment from a family member, friend or any classmate... Or maybe she simply saw so many images of thin and successful people on the social networks she frequents that she came to the conclusion that the world favors those who weigh less. The fact is that Adriana looks fat, which is not at all objective, since her height and weight correspond to the lower limits of the standardized tables for her age, more or less forty kilos for her meter fifty-nine of height. But these statistics are worthless to her. Her only truth is what she thinks she sees in the mirror.
Convinced as she is, the girl has decided to take the bull by the horns and put into practice a radical solution: to stop eating. At first she exercised her will by giving up sweets and sweets, which in reality would be to celebrate. But at the same time, she has been reducing her food portions, to the point that she half tries a few bites, once or twice a day.
To carry out her plan, Adriana knows she has a good ally: her parents' busy schedules. Both Rafael and Angelica, her father and mother who live separately, have very demanding jobs in terms of time. They leave very early and return very late. For the girl it makes no difference which one to be with, they both see her very little from Monday to Friday and on weekends they have to rest and prepare for the following week. She spends the days practically alone, so no one misses whether she eats or not.
In the eight months of dieting Adriana is achieving her goal of extreme thinness, she has lost almost ten kilos. To anyone's eyes, she is an extremely skinny girl, but neither Angelica nor Rafael seem to notice the matter...
One morning the girl fainted before the end of the school day, when she was about to take the bus home. The school authorities took her to a local public medical service. After reviewing blood tests, the doctors concluded that the girl had a serious malnutrition problem. The alarmed principal called Rafael...
-Angelica... We have a problem with Adriana, says the father's voice through the cell phone...
Our times have become unfriendly to children's lives. Many children like Adriana spend a large part of their time with the only company of the TV, the cell phone, or the computer, with no one to talk to about the things that occupy their minds.
In other times, even if the parents worked long hours away from home, there was always an extended family group that served as support, they were always around, grandparents, aunts and uncles or neighbors. But now that has become more complicated, families have become smaller and the dynamics of life mean that everyone is busy with their own things, leaving little room to be attentive to others.
This relative solitude makes children much more vulnerable to the pressure of the groups where they socialize and to the impact received through all the media apparatus that surrounds them.
I must confess that while I was writing this story I found it implausible. I really find it hard to understand that people like Rafael and Angelica do not realize their daughter's problems until the day the girl's body said "no more". It was incredible to me that in all the time that had passed since the girl made the decision to stop eating, no one had noticed the signs, or if they did notice them, they were unable to do anything about it.
But unfortunately my incomprehension as a creator of fictions crashes against a sad reality. Emotional disorders, including eating disorders, are becoming epidemic among children and young people, especially in first world countries. A press release from the newspaper El País reports that in Spain, one in twenty women suffer from eating disorders.
It is too important to be attentive to our children. Parents and grandparents must be alert to the signs. We must pay attention to any change in the behavior patterns and routines of our children. Problems that are caught when they are beginning are easier to treat.
Thank you for your time.
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Saludo. Mi hija menor en ciertos días seguidos manifiesta poco apetito, ella me dice que debo entender que cuando una persona no quiere no hay que obligarla, y parece tener razón en eso ya que cuando ella tiene apetito come suficiente y otro poco adicional.
Aprovecho para preguntar; Todos esos banners que muestras al final promocionando a los testigos y la comunidad holos-lotus entre otros, se colocan por colaboración voluntaria del creador de contenido o se debe tener autorización?
Saludos. Si come bien la mayor parte del tiempo creo que es normal que ocasionalmente no quiera algún alimento, por lo que no vale la pena estar presionando ni nada por el estilo.
Sobre lo de los banners, lo hago por iniciativa propia. No he pedido permiso y hasta ahora nadie me ha llamado la atención ni me ha dicho que sea mal visto por la comunidad.
Muchas gracias por pasar y dejar tu comentario. Estoy a la orden para tratar de aclarar cualquier duda. Si está más allá de mi conocimiento te lo digo. Que estés bien estimado @doncarlos. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Gracias... Estaré pendiente desde Apure.
Muchos padres creen que solo el dinero es importante, que con money y regalos compensan la soledad y falta de amor. Y los hijos pasan por muchas situaciones delicadas que ellos ni siquieran imagina.
Un abrazo amigo @irvinc
Los niños necesitan mucho acompañamiento, son vulnerables y hay muchas situaciones que los rebasan. Estoy de acuerdo contigo no basta con proveerles cosas materiales. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien estimada @mafalda2018. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Esta historia aunque se que es una ficción me llega hondo muy hondo en el alma, porque yo fui Adriana, la niña que en silencio poco a poco dejo de comer para poder encajar en un estándar social, me duele recordarlo y aunque "supere" esa etapa de mi vida muchas veces siento que ella quiere volver y apoderarse de mi, hoy en día soy una adulta y aún el bombardeo en redes hace que me sienta débil, pero no, sé que soy más fuerte y que debo trabajar mi mente cada día así como he venido haciéndolo durante años.
Me alegra que hayas superado ese trastorno con la comida. Las presiones sociales son muy fuertes y no es fácil lidiar con ellas. Siempre me sorprende que estas historias creadas en mi mente puedan ser tan parecidas a lo vivido en la realidad. Muchas gracias por aportar tu testimonio que enriquece la publicación. Que estés bien estimada @nathrosr. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Si, a veces la realidad puede llegar a ser muy parecida a la ficción, espero te encuentres bien con todo lo que está pasando en maracay. Un abrazo fuerte 🤗
Vivo en la zona del Castaño, muy cerca del epicentro de la tragedia. Gracias a Dios en mi sector los daños fueron leves. Yo estoy bien, fui muy afortunado.
Wow, todo lo que ha pasado es muy lamentable y me da una tristeza enorme, Gracias a Dios en tu caso no sufrieron daños mayores.
Así es @ocd-witness
Pendiente y tener mucho cuidado con nuestra conducta cuando estamos frente a ellos.
Somos su ejemplo.
Sí, hay que estar muy pendiente de nuestro comportamiento cuando estamos con los niños. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien estimado @hiramdo. Un fuerte abrazo desde Maracay.
En primer lugar, los padres no tienen la culpa… Qué papá o mamá no desea bienestar para sus hijos. Es la sociedad que los condiciona, es la falta de valores, es una baja autoestima…
Si bien es cierto, como afirma @mafalda2018 en su comentario, hay padres que hacen todo eso que ella menciona, pero el porcentaje es despreciable ante la falta de valores, ante los estereotipos de una sociedad de evitación, que discrimina por los perjuicios. Ante la falta de ese escudo de valores, el niño o adolescente se encuentra vulnerable.
Recuerdo, cuando era niño, mis compañeros de clases se la pasaban diciéndome apodos como: «mosquito con parabrisas», «culos de botellas», «cegato» y otros menos comunes que no vale la pena mencionar. A nunca les tomé en cuenta, a mí jamás me perjudicaron, yo era un gordito, chaparrito con lentes de cristales gruesos y pesados.
Si enseñáramos a nuestros hijos, desde muy pequeños, a valorarse, a protegerse de las palabras, gestos…, de otros niños y adultos, así como le enseñamos a temprana edad el respeto a sus partes íntimas…, les aseguro que la historia sería otra.
En conclusión: LOS PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS CONDICIONAN LA CONVIVENCIA SOCIAL ANTE LA FALTA DE VALORES…