Aún cuando mi padre siempre tuvo carro propio nunca nos enseñó a manejar a los hijos mayores. Al llegar a la adolescencia para nosotros era impensable pedirle que nos enseñara a manejar y mucho menos que nos fuese a prestar el carro. Él tenía una especie de máxima según la cual cada quien debería aprender a manejar con su propio carro.
Sin embargo esa posición cambió con mis hermanos menores. El tercero, ocho años menor que yo, tuvo la suerte de que el viejo lo enseñó cuando tenía unos diecisiete años. La razón era muy sencilla, él lo acompañaba a las fiestas donde mi padre era fotógrafo, y donde a medida que iba tomando fotos, pues también se tomaba sus tragos. Teniendo a mi hermano de chofer, el viejo, que Dios lo tenga en la Gloria, podía regresar tranquilo a casa así se hubiese pasado de alcohol.
Tanto mi segundo hermano como yo aprendimos a manejar una vez que pudimos adquirir nuestros propios vehículos.
Recuerdo que yo le pedí el favor a un amigo para que me acompañara a retirar mi primer carro comprado de agencia. Él lo saco del establecimiento y me dio las primeras lecciones por los alrededores de Maracay, y ese mismo día me atreví a llevarme el carro hasta mi casa.
Cuando nacieron mis hijos tanto mi esposa y yo teníamos vehículos, ella un sedán y yo un rustico. Ambos teníamos claro que había muchas cosas que corregir sobre lo que habíamos aprendido en nuestra crianza. Y una de esas tenía que ver con enseñar a conducir a los hijos. A los dos nos parecía una necesidad que los muchachos lo aprendieran y establecimos que una buena edad para ello era los trece años.
A esa edad el mayor comenzó a recibir sus primeras lecciones, y cuando llegó al tiempo legal obtuvo su licencia de conducir. Igual ocurrió con los otros dos. Todos aprendieron a conducir con los vehículos de la familia.
Para ese entonces aún éramos jóvenes y no nos planteábamos que pudiéramos necesitar en algún momento a los muchachos como choferes, pero uno nunca sabe, y en ese aspecto consideramos lo más prudente que estuviesen preparados.
Con mi hija fue distinto. Cuando ella llegó a la adolescencia ya yo había pasado largo los cincuenta. Ahí si me pareció que era más factible que en algún momento necesitáramos que nos sirviera de chofer, sobre todo porque para ese entonces ya los tres varones habían hecho su vida aparte y ninguno vivía con nosotros.
Pero a mi hija aquello le costaba, era muy nerviosa, y yo también. No se daba el asunto fácil como con los primeros. Para animarse tomaba las lecciones junto a un amigo del liceo. Yo le daba las instrucciones a cada uno y luego ellos se daban apoyo moral entre sí. Así aprendieron lo suficiente para poder conducir, pero debían esperar hasta tener la edad legal para obtener la licencia.
Una vez estando mi hija en casa del muchacho, la abuela del jovencito se cayó, la señora no podía levantarse. Para ese momento los padres se encontraban en otro Estado; se comunicaron por el cell y le ordenaron al muchacho que llevara a la abuela a la clínica con el carro de la mamá que estaba en el estacionamiento.
El muchacho no se atrevía y le pidió el favor a mi hija, pero ella igual declinó la oferta. Sin embargo, le dio apoyo y le dijo que se fuesen los tres. Fue así como pudieron llevar a la abuela hasta la clínica y esperar allá hasta que llegaran los padres, en el transcurso de la noche o al día siguiente. La abuela resultó con una fractura que ameritó operación. De no haber estado el muchacho habilitado para conducir el vehículo, las cosas hubiesen sido mucho peores para la anciana.
Mi nieta que tiene apenas trece años ya es capaz de manejar perfectamente en carros automáticos, mi hijo se ha encargado de enseñarla, tal como hicimos con él.
No es fácil decidir en cuál edad los muchachos deben aprender a conducir, pero sí es importante que lo aprendan si la familia cuenta con vehículos. Uno nunca sabe cuándo se puede presentar una emergencia y los hijos se vean obligados a tener que manejar.
Ahorita estamos enseñando a una sobrina que vive cerca, ella no tuvo la oportunidad de aprender cuando era adolescente. También le está costando un poco, pero es necesario que aprenda porque ni mi esposa ni yo tenemos la vista suficiente para conducir de noche. En cualquier emergencia ella nos podrá ayudar.
Claro que conducir vehículos comporta una gran responsabilidad. Sin embargo, los hijos deben aprenderlo, y en este sentido me parece que los llamados a prepararlos somos los padres.
En los campos siempre conocí a muchachos muy jóvenes, casi niños, conduciendo vehículos pesados, tractores y motos. Para ellos era una necesidad, ya que de ese modo contribuían con el trabajo familiar.
En la vida de los padres es inevitable estar tomando decisiones que pueden ser difíciles y que en ocasiones, como estas de enseñar a conducir vehículos puede resultar algo tensa, pero no hay de otra, hay que hacerlo. Eso es parte de la gran aventura de la crianza.
Gracias por tu tiempo.
Even though my father always had his own car, he never taught the older children to drive. When we became teenagers it was unthinkable for us to ask him to teach us to drive, much less to lend us his car. He had a sort of maxim according to which everyone should learn to drive with their own car.
However, that position changed with my younger siblings. The third one, eight years younger than me, was lucky enough to be taught by the old man when he was about seventeen years old. The reason was very simple, he would accompany him to the parties where my father was a photographer, and as he was taking pictures, he also had his drinks. Having my brother as a driver, the old man, may God rest his soul, could return home in peace even if he had too much alcohol.
Both my second brother and I learned to drive once we were able to acquire our own vehicles.
I remember that I asked a friend to go with me to pick up my first car purchased from a dealer. He took it out of the establishment and gave me my first lessons around Maracay, and that same day I dared to take the car to my house.
When my children were born, both my wife and I had vehicles, she a sedan and I a rustic. It was clear to both of us that there were many things to correct from what we had learned in our upbringing. And one of those had to do with teaching our children to drive. We both felt it was a necessity for the boys to learn to drive and we established that a good age for this was thirteen years old.
At that age the eldest began to receive his first lessons, and when he reached the legal age he got his driver's license. The same happened with the other two. They all learned to drive with the family vehicles.
At that time we were still young and we didn't think we might need the boys as drivers at some point, but you never know, and in that respect we thought it was wise for them to be prepared.
It was different with my daughter. By the time she reached her teens I was well past fifty. Then I thought it was more feasible that at some point we would need her to be our chauffeur, especially because by that time the three boys had already made their lives apart and none of them lived with us.
But that was difficult for my daughter, she was very nervous, and me too. It was not as easy as with the first ones. To cheer herself up, she took the lessons with a friend from high school. I gave the instructions to each of them and then they gave each other moral support. So they learned enough to be able to drive, but they had to wait until they were of legal age to get a license.
Once when my daughter was at the boy's house, the young boy's grandmother fell down and the lady could not get up. At that time the parents were in another state; they called on the cell phone and ordered the boy to take the grandmother to the clinic with the mother's car that was in the parking lot.
The boy did not dare and asked my daughter for the favor, but she still declined the offer. However, he was supportive and told the three of them to go. That is how they were able to take the grandmother to the clinic and wait there until the parents arrived, in the course of the night or the next day. The grandmother was left with a fracture that required surgery. Had the boy not been able to drive, things would have been much worse for the old lady.
My granddaughter, who is only thirteen years old, is already capable of driving perfectly in automatic cars, my son has been in charge of teaching her, just as we did with him.
It is not easy to decide at what age children should learn to drive, but it is important that they learn to drive if the family has vehicles. You never know when an emergency might arise and your children might have to drive.
Right now we are teaching a niece who lives nearby, she did not have the opportunity to learn when she was a teenager. She is also having a hard time, but it is necessary for her to learn because neither my wife nor I have enough eyesight to drive at night. In any emergency she will be able to help us.
Of course, driving is a big responsibility. However, the children must learn it, and in this sense it seems to me that the parents are the ones who are called to prepare them.
In the fields I always met very young boys, almost children, driving heavy vehicles, tractors and motorcycles. For them it was a necessity, since in this way they contributed to the family work.
In a parent's life it is inevitable to be making decisions that can be difficult and that sometimes, like these of teaching to drive vehicles, can be a little tense, but there is no other way, you have to do it. That is part of the great adventure of parenting.
Thank you for your time.
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Tengo 30 años y no se conducir, no e tenido quien me oriente en eso ya que mi papá nunca me invitó hacerlo y yo tampoco se lo pedí, sueño con tener mi propio carro así me toque como a usted que otro me enseñe, para que mis hijos no pasen lo mismo que yo que a esta edad no se manejar.
Sí, a muchos nos pasa. Fíjate que tú eres muy joven y tuviste la misma experiencia. A veces los padres no le dan importancia a un asunto necesario como este. Lo bueno es que siempre se puede aprender a conducir. En cualquier momento te llegará la oportunidad. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @erikasuarezdroja. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Saludos amigo @irvinc es muy cierto lo que mencionas de enseñar a los hijos a manejar, hasta se les hace mucho más fácil aprender que uno adulto,yo de verdad recuerdo que mi papá tuvo muchos carros y nunca me dijo a esa edad para enseñarme a manejar y hasta los momentos no sé, será cuando tenga mi carro que aprenderé.
Te pasó igual que a mí y eso que en tu generación las cosas habían cambiado un poco. Algunos padres no le ven importancia a que los hijos aprendan a manejar, luego uno tiene que resolverse por su cuenta. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimado @cetb2008. Que estés bien. Bendiciones para la familia.
Amén amigo, igualmente para ti y tu familia.
Amigo @irvinc en mi caso pienso que enseñar a los hijos a manejar a temprana edad es un gran beneficio. Que mal se siente cuando llegas ha adulto y no sabes manejar jejeje y así cuesta más. Que bueno que ustedes como padres pudieron enseñar a sus hijos a temprana edad.💪
De adulto cuesta mucho más. Nosotros pudimos enseñarlos y creo que hacerlo cuando están jóvenes es lo más recomendable. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @beth78. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
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Thank you so much.
Hola @irvinc enseñar a manejar a los hijos como bien dices es más una necesidad que un capricho y creo por experiencia que mientras más jóvenes más fácil les resulta, claro hay que tener nervios de acero para no asustarlos y que más bien queden con "trauma" de no querer agarra un carro. Saludos 😊
Si, hay que tener nervios de acero. Pero hay que armarse de paciencia. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @damarysvibra . Que estés bien. Un fuerte abrazo.
Amigo @irvinc excelente iniciativa como padre de enseñar a tu hija a manejar buscando como estrategia enseñar a su amigo también para tu ella se sintiera un poco mas cómoda, pues no sabemos cuando lo vamos a necesitar, esto es esencial hoy en día, como paso con la abuela de su amigo de no ser por ellos que la llevaron a la clínica gracias a Dios.
Cuando me case mi esposo intento enseñarme a manejar pero esa situación me daba nervios y generaba estrés, el no tener paciencia conmigo me hiso dejar de querer aprender y con el tiempo sufrimos el robo del carro nunca apareció, así que no aprendí siempre le digo que cuando tenga mi carro propio aprenderé jajaja.
Saludos y Feliz día.
Que lamentable lo del carro. En algún momento se podrán comprar otro. Yo enseñé a mi esposa también. Eran otros tiempos y podíamos tener los dos carros. Aprender a manejar es importante, uno nunca sabe cuándo lo pueda necesitar. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimada @mariaser. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.