Ecos de Infancia: Corrigiendo con Cariño [ESP-ENG]

in Motherhood7 months ago

Saludos mi apreciada comunidad de Motherhood, un placer estar una vez mas por acá compartiendo mis vivencias como padre, de corazón deseo que todos esten muy bien.
Ser padre es embarcarse en un viaje de descubrimientos y enseñanzas, donde cada palabra mal pronunciada es una oportunidad para guiar y cada logro un motivo de celebración. Mi propia infancia estuvo marcada por la dificultad de pronunciar ciertas palabras. “Plátano” se convertía en “patano” y “pájaro” en “pararo”, errores inocentes de un niño que no entendía por qué las palabras no fluían como debían, todo esto cuando cursaba el primer grado.

Greetings my dear Motherhood community, it's a pleasure to be here once again sharing my experiences as a father, from the bottom of my heart I wish you all well.
Being a parent is to embark on a journey of discoveries and teachings, where every mispronounced word is an opportunity to guide and every achievement a reason to celebrate. My own childhood was marked by the difficulty of pronouncing certain words. "Plátano" became "patano" and "pájaro" became "pararo", innocent mistakes of a child who did not understand why words did not flow as they should, all this when I was in first grade.

Recuerdo las sesiones con el profesor Pablo, un hombre cuya paciencia parecía no tener fin. Durante un año, él me enseñó a desenredar mi lengua, a darle a cada sílaba su tiempo y espacio. Fue una época de esfuerzo y dedicación, donde cada pequeño progreso era un triunfo personal y cada retroceso, una lección aprendida. Ahora, observando a mis hijos, vi reflejadas mis propias luchas en sus intentos por dominar el arte del lenguaje. Cuando pronunciaban “patano” en lugar de “plátano”, una sonrisa se dibujaba en mi rostro, no porque celebraba el error, sino porque reconocía el camino que les esperaba. Con amor y paciencia, me acerque, me incliné a su altura y repetía la palabra correctamente, animándolos a intentarlo de nuevo.

I remember the sessions with Professor Pablo, a man whose patience seemed endless. For a year, he taught me to untangle my tongue, to give each syllable its time and space. It was a time of effort and dedication, where every little progress was a personal triumph and every setback, a lesson learned. Now, watching my children, I saw my own struggles reflected in their attempts to master the art of language. When they pronounced "patano" instead of "plátano," a smile came to my face, not because I celebrated the mistake, but because I recognized the road ahead. With love and patience, I approached them, bent down to their level and repeated the word correctly, encouraging them to try again.

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No celebré sus errores, pero tampoco los castigue. Entendía que el aprendizaje es un proceso, y cada paso, por pequeño que sea, es parte de su crecimiento. Les enseñe que está bien equivocarse, que cada equivocación es una pregunta disfrazada, esperando ser respondida con la curiosidad de un niño y la sabiduría de un padre. En este viaje, he aprendido que la clave no está en la corrección, sino en la forma en que se corrige. No se trata de imponer, sino de guiar; no de demandar, sino de inspirar. Al hablarles con claridad y corregirlos con gentileza, les muestro que el lenguaje es más que palabras: es la expresión de nuestros pensamientos más íntimos, de nuestros deseos y temores.

I didn't celebrate their mistakes, but I didn't punish them either. I understood that learning is a process, and every step, no matter how small, is part of their growth. I taught them that it is okay to make mistakes, that every mistake is a question in disguise, waiting to be answered with the curiosity of a child and the wisdom of a parent. On this journey, I have learned that the key is not in the correction, but in the way you correct. It is not to impose, but to guide; not to demand, but to inspire. By speaking to them clearly and correcting them gently, I show them that language is more than words: it is the expression of our innermost thoughts, desires and fears.

A medida que crecían mis hijos, veía cómo se esforzaban por pronunciar cada palabra con precisión, cómo buscaban en mi rostro una señal de aprobación y cómo, con cada intento, se acercaban un poco más a la maestría del lenguaje. Y sé que, al igual que el profesor Pablo fue para mí, soy para ellos un faro de guía en el vasto mar de la comunicación. Ser padre es ser maestro, amigo y guía. Es celebrar los logros y aprender de los errores. Es entender que cada “patano” es un paso hacia el “plátano”, y que cada palabra bien pronunciada es un puente hacia el entendimiento. Y así, con amor y paciencia, construimos juntos el camino del lenguaje, palabra por palabra.

As my children grew up, I saw how they struggled to pronounce each word accurately, how they searched my face for a sign of approval and how, with each attempt, they came a little closer to mastering the language. And I know that, just as Professor Pablo was for me, I am for them a guiding light in the vast sea of communication. To be a parent is to be a teacher, a friend and a guide. It is to celebrate achievements and learn from mistakes. It is to understand that each "patano" is a step towards the "plátano", and that each word well pronounced is a bridge to understanding. And so, with love and patience, we build together the path of language, word by word.

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