Hola, ya he escrito y reescrito lo que voy a decirte, cuando lo releo borro y empiezo otra vez, es que es un tema complicado, creo que nunca se está lista para ser madre... Por más que te mentalices, por más que leas, cuando es el primer hijo que te llega es una sorpresa, en mi caso, mis hijos se llevan 10 años de diferencia, con ambos me he sentido primeriza, doler? Duele todo, físicamente se sienten cólicos, mis dos hijos fueron parto natural, te sienten cansada como nunca, y las hormonas te hacen un desastre...
Cómo ya te han dicho antes cada caso es único, pero lo que te decía tu amiga, capaz yo si veo su punto de vista. Duele la sociedad, te duele que si te ven descansar te digan: y dónde está tu hijo? Te duele en verte al espejo y encontrarte distinta, te duele el dejar de ser tu propia prioridad, duelen las horas de sueño perdidas, el problema es que todo ese dolor pasa a segundo plano cuando ves esos ojitos que te miran, cuando va creciendo y aprende a dirigir su manito a tu boca buscando alimentarte de su amor, pues es algo muy común que ellos enlacen de esa manera.
Yo las primeras noches las pasaba sentada frente a la cuna de mis hijos viéndolos dormir, me aterraba que algo les pasara y yo no estuviera atenta... Con el correr de los días tomaba calma y dormía un poco, pero jamás me sentí cómoda lejos de mis hijos. Hasta el día de hoy, uno tiene 16 y el otro 6, los vigilo de noche, los arropo, les espanto los mosquitos y estoy pendiente de sus pesadillas, lo que si te puedo asegurar es que es una etapa nueva que vas a transitar, y que aunque muchas veces te haga llorar, definitivamente te hará sonreír todos los días.
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Que hermosas tus palabras 🌷 amiga se que cada hijo es un logro y orgullo así lo siento yo en logro por qué semana tras semanas todo va bien y orgullo por qué somos nosotras las que podemos con todo esto.. gracias por tus lindas palabras 💕 éxito para tu familia
A veces lo más difícil no es criarlos a ellos, es controlarnos nosotras mismas...
A medida que pase el tiempo irás entendiendo esas palabras. Me las decía mi papá y yo no las entendí hasta que me tocó hacer tareas. Te mando un abrazo.