Nadie, no hay ser humano que pueda dar mayor ejemplo de perdón que Jesús nuestro señor, sin embargo, en ocasiones consideramos tener más claro que él, lo que es perdonar; aún teniendo en cuenta que somos seres totalmente imperfectos y Jesús el único hombre perfecto que ha pisado esta tierra.
Quiero que me regales unos valiosos minutos de tu tiempo, en los que te hablaré del origen y mayor ejemplo de perdón; te mostraré detalles que debes considerar a la hora de perdonar, todo esto teniendo en cuenta el beneficio que obtuvimos a través de la cruz.
De igual forma veras de manera muy explicita la facilidad con la cual en muchas circunstancias se condiciona el perdón erróneamente, olvidando la raíz y esencia.
La palabra perdón esta compuesta por el prefijo del LATÍN (Per) que significa “a través de, por completo, paso, dejar pasar” y (Donare) “Regalar” que significa: regalar, dar o pasar por alto y definitivamente.
Vemos el perdón como algo simple de decir y pues, claro, ¡cómo no verlo sencillo! Si solo lo decimos; más cuando se trata de accionar, de realmente perdonar, condicionamos el mismo por medio de excusas baratas, que no tienen sentido ni comparación con el ejemplo que nos dio Jesús al perdonar nuestros pecados.
¡Si! El perdonar, mas que decirlo es hacerlo, y debe ser una acción diaria que debes poner en practica.
Podría mencionar muchos de los beneficios que tendrás con el hecho de perdonar, más, me ocuparé a que de una forma mas sencilla puedas ejecutarlo.
Solo debes tener claro que aquel que me perdonó y te perdonó a ti, por igual y sin importar el tamaño de nuestros pecados se expresó; Sí, él era Dios en carne y hueso tal cual como eres tú; y como hombre ciertamente sino viniese de Dios no hubiese podido hacer tan grande sacrificio.
Por tal motivo es el mayor ejemplo, nos enseña la forma de hacerlo siendo hombre y deja evidencia de como el perdón más que una palabra, es algo tangible entre dos partes; te muestra que, ¡El perdón, más que palabras son acciones!.
El Hombre y el Perdon
Si es difícil a veces dejar pasar malas miradas, gestos o palabras; imagínese lo difícil que puede ser para una persona común perdonar a alguien que te arrebate a un ser que amas.
Muchas veces se escucha de tantos casos de hermanos que no se hablan, familias que se destruyen, según por faltas que se catalogan como intolerables o inaceptables; circunstancias que no juzgo porque no es mi trabajo hacerlo. Pero por experiencia propia, aconsejo a quien viva alguna situación difícil, en su familia, relación o con algún particular que perdonar es de valientes y nunca de cobardes, ¡ATRÉVETE! Perdonar no daña, sino que restaura, liberta, conforta el alma y enseña a la contra-parte que ¡El perdón, mas que palabras son acciones!.
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