No hay evento político que genera más interés a nivel mundial que las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América. Bien o mal, la dirección de la hasta ahora primera economía mundial puede definir la estabilidad financiera y política del resto del mundo. Si bien naciones como China o Rusia también tienen peso a nivel global, los resultados de las elecciones son un libreto inmutable. En la Federación Rusa gana Putin o su abanderado (títere) y en la República China gana Xi Jinping.
Con la victoria oficial de Donald Trump sobre Kamala Harris se abre una nueva etapa, que aún no sabremos si será positiva o no. Los ciudadanos estadounidenses eligieron y el nuevo presidente asumirá el próximo 20 de enero. Eso sí, tenemos que reconocer que Trump todo un excéntrico showman no conoce la vergüenza ajena y ha sabido explotar muy bien los sentimientos (con fundamento o no) y los radicalismos de las personas. Alimentando además muy bien en las redes sociales los sesgos de confirmación a su favor y montándose en todas las tendencias, sin importar rama ideológica, que creyó le iban a ser útiles a su campaña. Está claro que las formas tradicionales de hacer campaña y política cada vez tienen menos peso y poder de movilización.
Dicho esto, adivinar el rumbo que tomará la política de Trump a pesar de sus promesas de campaña es un deporte de alto riesgo. Lo mejor sería esperar a ver, sin embargo yo me voy a aventurar a tocar algunos escenarios que, en lo particular, me interesan.
Migración
Podemos esperar, y estar casi seguros, de que el programa de parole humanitario y entrevistas en frontera a través de citas por la aplicación CBP One van a terminar. Esto a pesar del impacto positivo en la disminución de los cruces ilegales hacia territorio estadounidense. Lastimosamente personas que aplicaron en enero del 2023 y llevan esperando desde entonces por el parole verán sus esperanzas esfumadas si no son aprobados y viajan a Estados Unidos antes del 20 de enero.
De la misma manera, todos aquellos que entraron por frontera y recibieron el formulario I-220A y aún no han obtenido el asilo político o residencia en ese país corren el riesgo más latente que nunca de ser deportados. Esto, por lo menos a mí, me ha hecho notar un patrón que necesita cuando menos un estudio psicológico. Si bien el síndrome de la guagua llena afecta a aquellos que ya con la residencia permanente apoyan a Trump y su cruzada antimigratoria, esto es entendible hasta cierto punto. Lo que no es comprensible, al menos para mí, es que aquellos en situación irregular y con el riesgo real de deportación apoyen a un candidato que eliminará programas y les hará más difícil la posibilidad de ajustar su estado migratorio.
Un efecto negativo de esta política antimigratoria de Trump puede ser (casi seguro será) el aumento de la xenofobia y la discriminación tal y cual como sucedió durante su primer mandato.
Polarización extrema de la sociedad estadounidense
En general, es más lo que nos une que los que nos separa como humanos. Sin embargo, durante la última década se ha visto un aumento de los radicalismos cada vez menos interesados en encontrar puntos y razonamientos comunes. Ya no se debate, ahora se trata de imponer a como dé lugar una opinión.
Este nivel de enajenación ha llegado hasta el punto de que muchos consideran al partido demócrata como socialista o comunista, un absurdo total. Las facciones MAGA acusan a todo lo que no se ajuste a sus ideas como woke y creen que el progresismo es algo malo.
Por otro lado, las extremas izquierdas acusan a todo lo que no les guste de fascismo y, quizás por esto la mala fama del progresismo, intentan llevar al extremo las ideas que defienden sin respetar los derechos ajenos o con discursos de imposición.
Estas radicalizaciones dejan en el medio a una parte importante de la población que se ve atacado por todos lados solo por tener sentido común. Este cóctel puede llevar a una explosión que deje pequeño el asalto al capitolio luego de que Trump perdiera las elecciones del 2020.
Economía
Esta es quizás la parte más complicada de predecir. La economía es un ente vivo que no siempre responde a las leyes y medidas como los políticos esperan. Todos parecen olvidar que las bases de la inflación actual en los Estados Unidos comenzó con los cheques de estímulo de Trump por el Covid. Dinero que por cierto salió de la impresora de la FED.
El plan proteccionista de Trump podría funcionar o no. Con un mundo cada vez más globalizado y con el internet permitiendo crear súper empresas desde cualquier lugar del mundo, el resultado es imposible de preveer. Quizás algo que debería hacer Trump sería fomentar y apoyar la producción agrícola nacional y el resurgimiento de pequeños y medianos granjeros en esta nación tal y como siempre fue su tradición. Creo firmemente que en el futuro ser autosustentable de alimentos será tan o más importante para las naciones poderosas como el poder industrial. Más ante posibles conflictos geopolíticos.
El tema de la deuda estadounidense es preocupante, al punto de que la sensación de que la burbuja está llegando a sus límites es real. De nuevo, este aumento comenzó a desproporcionarse con Trump y luego continuó con Biden, y no creo que el nuevo presidente vaya a limitar los gastos para disminuir la deuda (Kamala Harris tampoco lo hubiera hecho). Y de disminuir los taxes, lo más probable lo haga para los rangos donde solo se beneficia a los más ricos.
En cuanto a Bitcoin, queda ver si solo fue promesa de campaña para atraer votante o tomará medidas que favorezca la adopción de esta criptomoneda. Es posible que sea una decepción y realmente no sea tan pro bitcoin, durante su primer mandato siempre dijo que quería la supremacía del dolar a cualquier otra moneda.
Guerras y sanciones
Esto sí es de resaltar, inició una tendencia a no comenzar nuevas guerras y a retirarse o disminuir la presencia de conflictos activos. Hay que ver una vez asuma que línea toma respecto a la guerra ruso-ucraniana y la ofensia de Israel en Gaza. Aparentemente la elección de Trump favorece la proyección rusa en Ucrania, pero hay que ver las primeras acciones en este sentido. Lo que sí no es de esperar es que Trump le de la espalda a Israel.
No creo que Donald inicie ninguna guerra, pero sí impondrá nuevas sanciones a regímenes como el de Venezuela (si Maduro consuma el robo de las elecciones), Cuba, Nicaragua e Irán. La efectividad de estas sanciones aunque los debilita está siempre en duda pues estos gobiernos permanecen gracias al comercio o la ayuda de Rusia, China u otros países.
Conclusión
Los estadounidenses eligieron, ganó la “democracia”, esta vez no hubo cantos de fraude como los hubo en el 2020 y como los hubieran habido si ganaba Harris. No creo que el sistema electoral y democrático de Estados Unidos sea vulnerable a fraude masivo sin que el sistema judicial y federal reaccione para corregirlo.
Donald Trump será el presidente desde el 20 de enero del 2025 hasta el 20 de enero del 2029, no descarto que haga comentarios sobre reelegirse ese año, pero no debe pasar de eso, solo palabras. Si será un buen presidente o no solo lo podremos juzgar una vez abandone el cargo.
La imagen es un screenshot de los resultados de un búsqueda de Google
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