📸https://muryou-aigazou.com/es
My Boss
And there I was, sitting in the bathroom at work for the fifth time that week. Tears streamed down my face like rivers, while one after another my hands wiped them away. Now I found myself alone and scared, alone both physically and spiritually, scared that my boss might see my red eyes.
My boss... how much I hate that guy, always with his mocking smile and moral superiority, always with the sharp tongue to blame everyone but himself. If I didn’t need this job, if I didn’t need to pay my rent, insurance, electricity... I would leave this job behind and tell my boss everything - everything I feel about him, how he exploits us, what everyone in the office thinks of him and his breath that reeks of alcohol and cheap cigarettes.
I look at my watch, and the minutes pass one by one - five minutes, ten minutes. I think I’m ready to leave the bathroom behind and return to my 4 m² cubicle, back to the torment. In four hours, I will be at home, and for the rest of the day, I will forget about work, the debts, and above all, my boss.
Without realizing it, I have my phone in my hands and I swipe through photo after photo on my boss’s social media. In the photos, he seems like a completely different person, even pleasant - the head of a perfect family: his blonde wife perfect like a Victoria's Secret model, his two children, the eldest, the best athlete in school, and the little one, already playing the violin with remarkable virtuosity. From the photos, he seems perfect, an excellent person and a unique, loving father. For a moment, I regret hating him and think maybe I’m exaggerating, maybe I am the bad one in the story. But no, it’s not just me - it’s the whole office. Well, not everyone. In my boss’s shadow is his secretary, a woman with black hair, beautiful, tall, and slim, who always dresses fashionably and wears radiant, striking makeup, but is a snake who only thinks about reporting her coworkers to the boss. But at the same time, we all wonder how this woman, with a simple office job, can afford such a luxurious lifestyle or what she’s doing here.
I remain absorbed in my thoughts. The tears on my face have dried and I have recovered from my distress. I prepare to leave the bathroom, but something stops me. The main door opens and closes twice in a row. Who could it be? I look through a crack in the bathroom door and there he is, my boss, but he’s not alone. Alongside him came his secretary. - What’s going on? What are the two of them doing in the bathroom?
It can’t be. I silently watch through the crack in the bathroom door and I can’t contain my shock - my boss kissing his secretary. I go pale and don’t know how to react. I look at my phone and record, capturing the entire scene in detail. I zoom in on their faces - my boss and his secretary. There’s the perfect family man, the husband, and the ideal boss. Deceiving - what he seems to do best is deceiving. The plan takes shape in my mind and my phone keeps capturing every second, every detail, my boss’s hand under his secretary’s skirt.
After a while, my boss’s secretary leaves and he is left alone, washing his face at the sink. I decide to come out and confront him.
I play the video before his eyes and, in a fit of rage, he tries to take my phone. I laugh out loud, while he throws the phone into the toilet. I keep laughing and tell him with authority that I never thought I could possess:
It’s useless! Useless! It’s already in the cloud, ready to be sent to everyone in the office, to your wife, and even to your children. Now you’re in my hands!
You’re crazy! Crazy! - he yells at me.
Maybe I am, but for a long time, I and everyone in this office have had to endure your mistreatment. I only ask that things change, if you truly care about your family.
What do you want? How much money? What position? - he responds, scared.
Nothing, I don’t want anything. I want things to change. For now, a new phone and a coffee machine for everyone in the office... Your secret is safe with me, as long as you treat me and all the workers like your employees, not your servants.
📸https://muryou-aigazou.com/es
Mi Jefe
Y ahí estaba yo, sentada en el baño de mi trabajo por quinta vez en la semana. Sobre mi rostro las lágrimas corrían como ríos, mientras una tras otra mis manos las limpiaban. Ahora me encontraba sola y asustada, sola tanto físicamente como espiritualmente, asustada de que mi jefe me viera con los ojos rojos.
Mi jefe... cuánto odio a ese tipo, siempre con su sonrisa burlona y su superioridad moral, siempre con la lengua afilada para culpar a todos menos a él. Si no necesitara este trabajo, si no necesitara pagar mi alquiler, el seguro, la electricidad... dejaría este trabajo atrás y le diría a mi jefe todo, todo lo que siento de él, lo que nos explota, lo que todos en la oficina piensan de él y de su aliento a alcohol y cigarros baratos.
Miro mi reloj y los minutos pasan uno tras otro: cinco minutos, diez minutos. Creo que ya estoy lista para dejar el baño atrás y regresar a mi cubículo de 4 m², regresar al suplicio. Dentro de cuatro horas ya estaré en mi casa y, por lo que queda del día, me olvidaré del trabajo, de las deudas y, sobre todo, de mi jefe.
Sin darme cuenta, tengo mi teléfono en las manos y deslizo una tras otra las fotos en las redes sociales de mi jefe. En las fotos parece una persona distinta, hasta agradable, la cabeza de una familia perfecta: su rubia esposa perfecta como modelo de Victoria's Secret, sus dos hijos, el mayor, el mejor deportista de la escuela, y la pequeña, que ya toca el violín con tremendo virtuosismo. Por las fotos parece alguien perfecto, una excelente persona y un padre único y amoroso. Por un momento me arrepiento de odiarlo y creo que quizás estoy exagerando, quizás yo soy la mala de la historia. Pero no, no soy yo sola, es toda la oficina. Bueno, no toda. Tras la sombra de mi jefe está su secretaria, una mujer de pelo negro, hermosa, alta y delgada, que siempre viste a la moda y usa un maquillaje radiante e impactante, pero que es una víbora que solo piensa en delatar ante el jefe a sus compañeros de trabajo. Pero a la vez todos pensamos cómo esa chica, con un simple trabajo de oficina, se puede permitir tal vida de lujos o qué hace aquí.
Sigo ensimismada en mis pensamientos. Las lágrimas en mi rostro se han secado y me he recuperado de lo alterada. Me dispongo a salir del baño, pero algo me detiene. La puerta principal se abre y cierra dos veces seguidas. ¿Quién podrá ser? Miro por una rendija de la puerta del baño y ahí está él, mi jefe, pero no está solo. Junto a él entró su secretaria. ¿Pero qué está pasando? ¿Qué hacen los dos en el baño?
No puede ser. Miro en silencio por la rendija de la puerta del baño y no puedo detener la sorpresa: mi jefe besando a su secretaria. Me quedo pálida y no sé cómo reaccionar. Miro mi teléfono y grabo, grabo toda la escena al detalle. Hago zoom a sus rostros: mi jefe y su secretaria. Ahí está el padre perfecto de familia, el esposo y el jefe ideal. Engañar, lo mejor que sabe hacer parece que es engañar. El plan surge en mi mente y mi teléfono sigue capturando cada segundo, cada detalle, la mano de mi jefe bajo la falda de su secretaria.
Al cabo de un rato sale la secretaria de mi jefe y él se queda solo, lavándose el rostro en el lavabo. Decido salir y confrontarlo.
Reproduzco el video ante sus ojos y, en un arrebato, decide quitarme el teléfono. Me río en voz alta, mientras él arroja el teléfono al baño. Sigo riendo y le digo con una autoridad que nunca creí podría obtener:
¡Es inútil! ¡Inútil! Ya está en la nube, listo para ser enviado a todos en la oficina, a tu esposa y hasta a tus hijos. ¡Ahora estás en mis manos!
¡Estás loca! ¡Loca! - me grita.
Puede ser, pero durante mucho tiempo yo y todos en esta oficina hemos tenido que aguantar tus malos tratos. Solo te pido que las cosas cambien, si de verdad aprecias a tu familia.
¿Qué quieres? ¿Cuánto dinero? ¿Qué puesto? - me responde asustado.
Nada, no quiero nada. Quiero que las cosas cambien. Por el momento, un teléfono nuevo y una máquina de café para todos en la oficina... Tu secreto está a salvo conmigo, si me tratas a mí y a todos los trabajadores como tus empleados, no tus sirvientes.
An intense and well-crafted story! I loved the tension that built up beautifully, leading to a powerful confrontation. A gripping read I must confess
Thank you very much, I publish many original stories. Best regards and thank you for your comments. Have a blessed day!
Congratulations @almadepoeta! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
Your next target is to reach 10000 upvotes.
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOPCheck out our last posts: