The night she left, she didn't say a word, just picked up her purse, looked at herself in the mirror, looked at him sideways with pity and disdain, and looked insistently at the combing machine, as if searching for something.
And there he was, sitting in a chair in the room when she dramatically closed the door. He was looking down at the floor, staring at a small shard of glass from the glass she threw at him. And he just said: -it was no big deal-.
Photo by Ian Keefe at Unsplash
At first he didn't understand, but after a few minutes he felt the chill of loneliness run down his back. He waited for her return that day, even though he knew she was not one to leave and come back. From that moment on, everything would be different. There would be no more difficult conversations, no more shouting, no more bad words coming and going. Relief, perhaps he felt. But there would be no nights of reconciliation, no caresses, no kisses. There would be no good morning and freshly brewed coffee.... Dinner would no longer be on the table under a plate waiting for him when he came home from work, nor would he hear her overflowing laughter after telling him anecdotes from work.
Sadly not another word was heard in the house. The only sounds came from a mongrel cat seeking affection from its master as he read a book in the armchair. It was the only time of the day when he smiled. He no longer shaved, or even combed his hair to go out. His expressionless face said nothing. He took everything with absolute calm and coldness.
Photo by Amin Moshrefi at Unsplash
Something was very broken inside him, but without being able to react, never a word came out that showed any kind of feeling, pain or anger, nothing.
He had been staring at some dirty dishes for days, but when he finally decided to wash them, he realized that something was clogging the sink. As he used the plunger on the drain, a small shiny object jumped out of the pile of waste. He took it between his fingers... his eyes lit up, but not with happiness. It was her wedding ring. He placed it delicately in her hand, closed it tightly and, unable to help himself, began to cry.
VERSIÓN ESPAÑOL
Foto de christopher lemercier en Unsplash
La noche en que ella se fue, no dijo una sola palabra, solo tomó su bolso, se miró al espejo, lo miró de reojo con lastima y desdén, y recorrió con la vista insistentemente la peinadora, como buscando algo.
Y ahí estaba él, sentado en una silla de la habitación cuando ella cerró dramáticamente la puerta. Miraba hacia el piso fijando la vista en un pequeño fragmento de vidrio del vaso que ella le lanzó. Y solo dijo: "no era para tanto".
Foto de Ian Keefe en Unsplash
Al principio no lo entendió, pero pasados los minutos sintió el frío de la soledad recorrerle la espalda. Esperó su regreso ese día, aunque el sabía que ella no era de irse y volver. Desde ese momento en adelante ya todo sería distinto. No habrían más conversaciones difíciles, gritos ni malas palabras ir y venir. ¿Alivio?, quizás lo sintió. Pero tampoco habrían noches de reconciliación, caricias ni besos. No habrían buenos días y café recién hecho. La cena ya no estaría en la mesa bajo un plato esperándolo al llegar del trabajo, ni escucharía su risa desbordada luego de contarle anécdotas del trabajo.
Tristemente no se oyó una palabra más en la casa. Los únicos sonidos venían de un gato mestizo que buscaba afecto en su amo, mientras este leía un libro en la poltrona. Era el único momento del día en que él sonreía. Ya no se afeitaba, ni siquiera se peinaba para salir. Su rostro inexpresivo no decía nada. Tomó todo con absoluta calma y frialdad.
Foto de Amin Moshrefi en Unsplash
Algo estaba muy roto dentro de él, pero sin poder reaccionar, nunca salió una palabra que demostrara algún tipo de sentimiento, dolor o rabia, nada.
Llevaba días mirando unos trastes sucios, pero cuando por fin se decidió a lavarlos se dió cuenta que algo obstruía el fregadero. Al usar el destapa caños en el desagüe, saltó entre un montón de desperdicios un pequeño objeto brillante. El lo tomó entre sus dedos... sus ojos se iluminaron, pero no de felicidad. Era el anillo de matrimonio de ella. Lo apoyó delicadamente en su mano, la cerró con fuerza y sin poder evitarlo, comenzó a llorar.
Sadly not another word was heard in the house. The only sounds came from a mongrel cat seeking affection from its master as he read a book in the armchair. It was the only time of the day when he smiled. He no longer shaved, or even combed his hair to go out. His expressionless face said nothing. He took everything with absolute calm and coldness.
Something was very broken inside him, but without being able to react, never a word came out that showed any kind of feeling, pain or anger, nothing.
He had been staring at some dirty dishes for days, but when he finally decided to wash them, he realized that something was clogging the sink. As he used the plunger on the drain, a small shiny object jumped out of the pile of waste. He took it between his fingers... his eyes lit up, but not with happiness. It was her wedding ring. He placed it delicately in her hand, closed it tightly and, unable to help himself, began to cry.
La noche en que ella se fue, no dijo una sola palabra, solo tomó su bolso, se miró al espejo, lo miró de reojo con lastima y desdén, y recorrió con la vista insistentemente la peinadora, como buscando algo.
Y ahí estaba él, sentado en una silla de la habitación cuando ella cerró dramáticamente la puerta. Miraba hacia el piso fijando la vista en un pequeño fragmento de vidrio del vaso que ella le lanzó. Y solo dijo: "no era para tanto".
Al principio no lo entendió, pero pasados los minutos sintió el frío de la soledad recorrerle la espalda. Esperó su regreso ese día, aunque el sabía que ella no era de irse y volver. Desde ese momento en adelante ya todo sería distinto. No habrían más conversaciones difíciles, gritos ni malas palabras ir y venir. ¿Alivio?, quizás lo sintió. Pero tampoco habrían noches de reconciliación, caricias ni besos. No habrían buenos días y café recién hecho. La cena ya no estaría en la mesa bajo un plato esperándolo al llegar del trabajo, ni escucharía su risa desbordada luego de contarle anécdotas del trabajo.
Tristemente no se oyó una palabra más en la casa. Los únicos sonidos venían de un gato mestizo que buscaba afecto en su amo, mientras este leía un libro en la poltrona. Era el único momento del día en que él sonreía. Ya no se afeitaba, ni siquiera se peinaba para salir. Su rostro inexpresivo no decía nada. Tomó todo con absoluta calma y frialdad.
Algo estaba muy roto dentro de él, pero sin poder reaccionar, nunca salió una palabra que demostrara algún tipo de sentimiento, dolor o rabia, nada.
Llevaba días mirando unos trastes sucios, pero cuando por fin se decidió a lavarlos se dió cuenta que algo obstruía el fregadero. Al usar el destapa caños en el desagüe, saltó entre un montón de desperdicios un pequeño objeto brillante. El lo tomó entre sus dedos... sus ojos se iluminaron, pero no de felicidad. Era el anillo de matrimonio de ella. Lo apoyó delicadamente en su mano, la cerró con fuerza y sin poder evitarlo, comenzó a llorar.
- Original written in Spanish language. Translated to English with DeepL.com (free version).
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Nice story.😊
Muchas gracias por leerla, saludos!
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Muchas gracias por la bienvenida, voy a leer la información. Agradecida por su lectura.