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It was impossible for her to pinpoint the exact time of the beginning of this relationship. It had rained so much since then that the water erased the date of the beginning. She remembered, yes, the dazzling looks and the butterflies in his stomach. In the deep excavation of feelings, this was a clear indication that revealed the existence of a past love.
They had just left their childhood games when they discovered that friendship was not enough to express what they felt for each other. They still did not fully understand the meaning of the name with which the others baptized their desire to be together forever. They began to answer in the affirmative when asked if they were sweethearts, long before they dared to kiss each other on the lips.
That first kiss was both tender and awkward. It had no background to provide experience. They let themselves be carried away by the magnetism that drew their faces closer until their lips met. The warm wetness they discovered urged them to go beyond simple touch and explore deep inside their mouths. A tight embrace held their bodies together long after the kiss had ended.
They wrote each other love poems, passionate letters, gave each other songs they imagined were written just for them. They were even more daring; they chose stars in the sky to immortalize the love they believed to be eternal. Nothing could be more pure than the feeling of two teenagers in love.
They enjoyed their freedom as they soared with their youthful and vigorous wings. They explored every inch of their bodies without haste. They made love without regard to schedules. They knew they were happy, owners of the power to conquer the dreams of a life together.
They signed papers, convinced they were laying a solid foundation for their union. Digging into it would serve as an effective dating method. But she had doubts whether the date would mark the beginning or the end of the love they wanted to build. Thinking back, she placed the beginning of the end at that moment.
She did not realize then that she had just become the object the house needed to earn the title of home. In time, she discovered that it had to compete with paintings by fashionable painters and vases of antique porcelain. It was hard to realize that it was not always a worthy competitor.
It was the long silences that gave her certainty. They could stay under the same roof all day without exchanging more words than a bland greeting before breakfast. She would have liked to lie down next to him and listen, like her dog did when he spoke to her. She also dreamed of the caress of his hand running down her back.
As she did every morning when she was alone at home, she went out into the garden. The morning dew glistened on the leaves of the plants. The sun had not yet risen. Its weak rays could barely warm the earth. This was her favorite corner within the space that the walls kept from the outside. There she felt like the mother of all that grew. She poured all the passion she could feel into caring for what she had planted. The plants knew this and showed their gratitude by splashing the earth with new shoots at every dawn.
By late morning, she had watered the shoots and gathered the ripe fruit. From the orchard, she surveyed the mansion, certain that she would never be inside it again. Nothing under its roof belonged to her. Their place was in the field, in the open air, under the sun and the rain, surrounded by plants and flowers.
That day, a different feeling came over her. She knew it was love, but in a different way. She took off her shoes and dug her feet into the warm, damp soil of the orchard. A tingling sensation, like that of thousands of ants, began to climb up her legs. It was strange that he could feel it under his skin. She felt her toes lengthen and cling to the ground, she was taking root. Her once soft skin was hardening to withstand the rigors of the outdoors. She raised her hands, intertwining them with the hair that was now green branches.
When her husband returned in the afternoon and did not find her in her assigned place in the house, she looked out the door that led to the garden. She wondered how long the tree in the middle of the garden had been there. Although it looked familiar, she couldn't remember seeing it grow. He found it beautiful. He reached over and ran his fingers over the rough bark. A slight shiver came from inside the trunk.
This is my entry in The Ink Well Fiction Prompt #197, proposed by @theinkwell. Thanks for the opportunity.
Thank you for reading.
Versión en Español
EL ÁRBOL
Le era imposible ubicar en el tiempo el momento exacto del inicio de aquella relación. Había llovido tanto desde entonces, que las aguas borraron la fecha del comienzo. Recordaba sí, el deslumbramiento en las miradas y las mariposas en el estómago. En la profunda excavación de sentimientos, ese era un claro indicio, que delataba la existencia de un amor pretérito.
Apenas habían abandonado los juegos infantiles, cuando descubrieron que la amistad no les alcanzaba para expresar lo que sentían el uno por el otro. Aún no comprendían en su totalidad el significado del nombre, con el que los demás bautizaron sus deseos de estar siempre juntos. Comenzaron a responder afirmativamente cuando les preguntaban si eran novios, mucho antes, de atreverse a besarse en los labios.
Ese primer beso fue tierno y torpe a la vez. No tuvo antecedentes que aportaran experiencias. Se dejaron llevar por el magnetismo que acercó sus rostros hasta unir los labios. La cálida humedad que descubrieron, los empujó, más allá del simple roce, a explorar en lo profundo de las bocas. Un abrazo apretado mantuvo los cuerpos fusionados, mucho tiempo después, que el beso terminara.
Se escribieron poemas de amor, cartas apasionadas, se regalaron canciones que se les antojaron escritas solo para ellos. Fueron todavía más osados; eligieron estrellas en el firmamento para inmortalizar el amor que creyeron eterno. Nada puede ser más puro que el sentimiento de dos adolescentes enamorados.
Disfrutaron de la libertad que sintieron al remontar vuelo con sus juveniles y vigorosas alas. Descubrieron, sin prisas, cada palmo de sus cuerpos. Hicieron el amor sin reparar en horarios. Se supieron felices, dueños del poder para conquistar los sueños de una vida compartida.
Firmaron papeles convencidos de que estaban poniendo sólidos cimientos a la unión. Hurgar en ellos serviría como un método de datación efectivo. Pero ella tenía dudas acerca de si la fecha marcaría la partida o la meta del amor que quisieron construir. Haciendo memoria, ubicó en ese momento, el inicio del fin.
Entonces no advirtió que acababa de convertirse en el objeto que necesitaba la casa para merecer el título de hogar. Con el tiempo, ella fue descubriendo que debía competir con cuadros de pintores de moda y jarrones de vetusta porcelana. Fue duro reconocer que no siempre fue un rival digno de ganar la porfía.
Fueron los silencios prolongados los que le dieron la certeza. Podían permanecer todo el día bajo el mismo techo sin cruzar más palabras que un insípido saludo antes de desayunar. Con gusto se hubiese echado a su lado para escuchar, como lo hacía su perro, cuando él le hablaba. También soñaba con una caricia de su mano recorriéndole la espalda.
Cómo cada mañana, cuando quedaba sola en casa, salió a la huerta. El rocío matinal perlaba las hojas de las plantas. Un recién estrenado sol aún no se adueñaba del cielo. Sus débiles rayos apenas alcanzaban a calentar la tierra. Era aquel su rincón favorito dentro del espacio que los muros guardaban del exterior. Allí se sentía la madre de todo lo que crecía. Empeñaba toda la pasión, que era capaz de sentir, cuidando lo plantado. Las plantas lo sabían y demostraban su agradecimiento, salpicando la tierra de nuevos brotes en cada amanecer.
Avanzada la mañana había dado de beber a los retoños y recolectado los frutos maduros. Desde la huerta, observó la mansión, con la certeza de que nunca más volvería a estar en su interior. Nada bajo aquel techo le pertenecía. Su lugar estaba en el sembradío, al aire libre, bajo el sol y la lluvia, rodeada de plantas y flores.
Aquel día un sentimiento diferente la embargaba. Sabía que era amor, pero en otra magnitud. Descalzó sus pies y los hundió en la tierra húmeda y tibia de la huerta. Un cosquilleo, como de miles de hormigas, comenzó a subirle por las piernas. Le extrañó que lo percibía por debajo de la piel. Sintió como sus dedos se alargaban y se aferraban al suelo, estaba enraizando. Su piel, antes suave, se endureció para soportar los rigores a que se exponía a la intemperie. Elevó sus manos, entrelazándolas con los cabellos, que ahora eran verdes ramas.
Cuando en la tarde su esposo regresó, al no encontrarla en el sitio que le había asignado, dentro de casa, se asomó a la puerta que daba a la huerta. Se preguntó cuánto tiempo llevaría allí, el árbol que estaba a mitad del sembradío. A pesar de parecerle familiar, no recordaba haberlo visto crecer. Lo encontró hermoso. Se acercó y acarició con sus dedos la ruda corteza. Un leve estremecimiento le llegó desde el interior del tronco.
Esta es mi participación en The Ink Well Fiction Prompt #197, propuesto por @theinkwell. Gracias por la oportunidad.
Contenido original de ✏️ Original content by @leopard0
Escrito original en Español ✒️ Translated with DeepL.com (free version)
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Uff que hermoso!!!
¿Se puede escribir mejor?
Lástima de amor, aunque convertirse en un árbol no puede ser tan malo si logra estremecerse con las caricias cálidas del ser amado...😔
Este es un relato que escribí hace un tiempo pero que retomé ahora añadiéndole algunas ideas más. La que acotas es una de estas.
¿Recuerdas a fuga, la de Noise? Fue ella quien me inspiró la historia. De leerla, la imaginé como una mujer muy ligada a la tierra y a los frutos que nos regala. También sus escritos me hablaban de una mujer que, siendo muy apasionada, le faltaba amor. Entonces le dije que de alguna forma me había inspirado en ella y me comentó que tenía tatuada una mujer-árbol. 😳
Por supuesto, todo en el relato es pura ficción, pues estaba muy lejos de conocer su realidad.
La historia gira alrededor de una mujer que amó y se sintió amada. "Todo iba bien hasta..." esa era la motivación propuesta en el Prompt 197. Después del matrimonio, pasó a formar parte de las pertenencias que el esposo acumulaba en su casa. Entonces ella escapó, aunque no se fue lejos del amor que la había hecho feliz.
Gracias por tu lectura y amable comentario 🌻
Unique love and affection. Thank you for this beautiful story.
It was a beautiful love, but everything, changed.
Thank you for the visit and the kind comment. 👍
Ohhh
This is wonderful. The expressions in your words are just ❤️✨
!BBH
Thank you for reading and commenting 👍
@leopard0! @seki1 likes your content! so I just sent 1 BBH to your account on behalf of @seki1. (1/5)
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