P.S. I love you
Sometimes some would pick me up to go to school together and others would accompany me on the way out, making the way back the precise moment for games, jokes and conversations. Our trust was so great that we could talk about anything: our families, our worries, our problems and even our loves.
While it was true that my parents teased me and told me that many of those friends liked me, they never gave any indication of anything other than a friendship between them and me. So I thought it was all in the heads of the “adults” who always think wrong and don't believe that a true friendship between a man and a woman is possible.
"Look what they sent you",_ he said and extended a folded piece of paper. Innocently I took it, but when I was about to open it, Alberto Luis warned me:
"You'd better put it away because here comes Cesar. I put the paper in my backpack and we continued walking to school as usual.
When I was alone, I opened the letter and found a declaration of love. I don't remember the exact words, but I do remember that it was written in clumsy, hurried, illegible letters. That confession caused me much surprise, but most especially, much curiosity, so I looked for Alberto Luis immediately and asked him who had given him that letter:
"You don't know him. He is a boy who saw you and fell in love with you,” he told me at recess. And although I tried to find out more about the sender of that letter, Alberto Luis was a tomb.
"Tell me who is it, Alberto Luis?" -I once said to my friend while we were alone.
"I can't tell you,” he always said.
The content of the letters revolved around what I did every day, especially at school, whether I had laughed or got angry, so I sensed that it had to be a person from my own circle, but who?
"If you don't tell me who the author of those letters is, I'm not going to talk to you anymore" -Alberto Luis looked me in the face, smiled in a sad way, with trembling and tight lips, he dropped like a bomb:
"I am".
Those words, like the shock waves of an explosion, stopped my heart, paralyzed my brain, chilled my blood. I could only listen to Alberto Luis justify his action, his way of expressing his love, of addressing his feelings. I could only remember the times I told him my secrets, my fears and how he had mocked my trust. Alberto Luis had violated the sacred code of friends: not to be sincere.
After that, as a consequence of that confession, I not only distanced myself from Alberto Luis, to whom I stopped talking, but I also distanced myself from my male friends, because maybe, just maybe, my parents' words were true: the mouse is no friend of cheese, and if it is, it eats it.
All images are free of charge and the text is my own, translated in Deepl
Thank you for reading and commenting. Until a future reading, friends
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Posdata: te amo
En mi adolescencia tenía muchos amigos varones. Por una extraña razón, se me hacía más fácil hacer amistad con chicos y no con chicas. Por supuesto que tenía dos o tres amigas inseparables, Jenny y Bárbara, pero tenía muchos más amigos varones como Alex, Rommel, Bolívar, César, Alpidio, Rómulo, Alberto Luis, entre muchos otros, que iban diariamente a mi casa y charlábamos en el porche. Como todos eran mis amigos, solamente, mis padres no tenían problema que me fueran a visitar a la casa.
A veces algunos pasaban por mí para ir juntos al liceo y otros me acompañaban en la salida, haciendo el camino de vuelta el momento preciso para juegos, bromas y conversaciones. Nuestra confianza era tan grande que podíamos hablar de cualquier cosa: de nuestras familias, nuestras inquietudes, nuestros problemas y hasta de nuestros amores.
Si bien era cierto que mis padres me echaban broma y me decían que muchos de esos amigos gustaban de mí, jamás dieron indicio de algo diferente a una amistad entre ellos y yo. Así que pensé que todo estaba en la cabeza de los “adultos” que siempre piensan mal y no creen posible una amistad verdadera entre un hombre y una mujer.
Todo comenzó una mañana en la que Alberto Luis, quien siempre era el primero en pasar por mí, me dio una carta:
_Mira lo que te mandaron –dijo y extendió un papel doblado. De manera inocente lo tomé, pero cuando lo iba a abrir, Alberto Luis me advirtió:
_Mejor guárdalo que ahí viene César. Yo guardé el papel en mi mochila y seguimos caminando rumbo al liceo como siempre.
Cuando estuve sola, abrí la carta y me encontré con una declaración de amor. No recuerdo las palabras exactas, pero sí recuerdo que estaba escrita con letras torpes, apresuradas, ilegibles. Aquella confesión me causó mucha sorpresa, pero muy especialmente, mucha curiosidad, así que busqué a Alberto Luis inmediatamente y le pregunté quién le había dado aquella carta:
_Tú no lo conoces. Es un muchacho que te vio y se enamoró de ti –me dijo él en el recreo. Y aunque yo intenté sacarle más sobre el remitente de aquella carta, Alberto Luis fue una tumba.
El problema fue que al día siguiente, Alberto Luis me entregó otra carta y al siguiente día, y al otro, y al otro. Estuvo como una semana entregándome cartas en las que “alguien”, me contaba cosas que sabía de mí y que según era porque me había observado siempre. El remitente de aquellas cartas sabía tantas cosas personales e íntimas que más que despertar atracción en mí, me produjo mucho miedo:_¿Dime quién es, Alberto Luis? –le dije una vez a mi amigo mientras nos encontrábamos solos.
_No puedo decirte –me decía siempre.
El contenido de las cartas giraba en torno a lo que hacía diariamente, sobre todo en el liceo, si había reído o me había enfado, por lo que intuí que tenía que ser una persona de mi propio círculo, pero quién.
Entonces una noche, cuando Alberto Luis y yo nos quedamos solos, luego de que los otros amigos se habían ido, lo amenacé:
_Si no me dices quién es el autor de esas cartas, no voy a hablarte más –Alberto Luis me vio a la cara, sonrió de manera triste, con los labios temblorosos y apretados, dejó caer como una bomba:
_Soy yo.
Aquellas palabras, como las ondas expansivas de una explosión, detuvieron mi corazón, paralizaron mi cerebro, enfriaron mi sangre. Solo pude escuchar a Alberto Luis justificar su acción, su forma de expresar su amor, de abordar sus sentimientos. Yo solo recordaba las veces que le conté mis secretos, mis miedos y cómo se había burlado de mi confianza. Alberto Luis había violado el código sagrado de los amigos: no ser sinceros.
Después de eso, como consecuencia de aquella confesión, no solo me distancié de Alberto Luis al que dejé de hablarle, sino también me distancié de mis amigos varones, porque tal vez, solo tal vez, eran ciertas las palabras de mis padres: el ratón no es amigo del queso y si lo es, se lo come.
I guessed right. When Alberto was adamant to reveal the identity of the letter writer, I guessed that it was him and I was right. He should have been honest with you from the start without putting you through all that mental stress. Poor boy, he must have been scared what your reaction would be.
Yes, I suppose, but friendship and trust must come above all else. Thanks for your comment. Regards
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Siempre a la orden Nancy. Saludo!
I can imagine your reaction to your friend's confession. You could say that it's a strange feeling to know that someone you considered your friend and with whom you shared so many secrets, declared himself in love with you.
The phrase at the end made me smile and it is so true.
Thanks for sharing your experience with us.
Excellent Weekend.
A friend is almost a brother, so without hesitation, that statement struck me as very strange. I loved him like a brother. Greetings and thanks for commenting.
Happy and very grateful for your appreciation. Thank you, friends
Our elders are always right
They sensed even when you didn't notice anything.
I guessed it would be Alberto behind the letters 😅
Tough for alberto😭😂😂😂
Love the quote at the ending though...