Miel como Revestimiento de Heridas: ¿De Verdad Funciona?

in OCD5 years ago

Creo que he dejado bastante en claro en posts anteriores mi rechazo a la mayoría de las medicinas herbales, ya que sus supuestos efectos pocas veces están respaldados por evidencia, o a veces siquiera por lógica. No han sido pocas las ocasiones en las que ha llegado a mi consulta un paciente “controlándose” con medicamentos naturistas – como el uso de un diente de ajo para mantener a raya la hipertensión arterial – en estado de gravedad, y algunas veces incluso con daño renal por el consumo continuo de infusiones herbales. Debemos saber que, si bien es cierto que muchos fármacos provienen de plantas, no todo lo natural es bueno, un excelente ejemplo de esto es el hecho de que la pandemia en la que nos encontramos actualmente probablemente haya sido causada por la medicina tradicional china, y su énfasis en el consumo de animales exóticos. Y si bien la mayoría de los fans de la “medicina naturista” o de la homeopatía no llegan a tales extremos, muchas plantas aparentemente inocentes pueden dañar los riñones, encargados de filtrar todo lo que entra al organismo, desde esa hamburguesa con más químicos que una refinería de petróleo hasta las pastillas que compraste en tu botica local para “aumentar la energía” o bajar de peso.


Pero no estoy en contra de los productos naturistas por el solo hecho de que sean naturistas, antes de que me vean como un peón de las grandes compañías farmacéuticas y de que piensen que mis próximos artículos serán a favor de los alimentos genéticamente modificados o del fracking; sino por el hecho de que, como dije, pocas veces tienen estudios para respaldar sus supuestos efectos. Incluso, la cantidad real del producto en cada cápsula o paquete frecuentemente no concuerda con lo que dice en el empaque, ya que las regulaciones para productos naturales son bastante laxas, o incluso inexistentes. Aun así, reconozco cuando se han hecho los suficientes estudios como para avalar el uso de algún producto natural en el tratamiento de enfermedades, y para ejemplo, el tema del día de hoy: el uso de la miel en las heridas.


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El alto contenido nutritivo de la miel es bien conocido por todos, con una buena cantidad de vitaminas, minerales, e incluso proteínas que la hacen prácticamente un alimento completo por sí sola. Pero nada de eso en realidad nos importa; este no es un blog de nutrición. Lo verdaderamente importante para nosotros es el hecho de que, desde los tiempos de los faraones egipcios, la miel se ha usado para acelerar la cicatrización de las heridas y evitar infecciones. Existen numerosos estudios que han comprobado la efectividad de la miel para impedir infecciones y acelerar la cicatrización y curación de heridas, abrasiones y quemaduras, ahora, puede que no le encuentres mucho sentido a esto, y que incluso pienses que introducir una sustancia potencialmente contaminada, por natural que sea, a una herida abierta es pedir a gritos que se llene de bacterias y demás microorganismos. Más o menos lo mismo pensé yo al ver su uso por primera vez en el hospital en donde comencé mis pasantías, pero al indagar sobre el tema, en realidad tiene una sólida base científica detrás, más allá de “a las bacterias les gusta el dulce(?)”.


En esa ocasión, recuerdo haberle preguntado al doctor que la usó para cubrir una quemadura antes de vendarla, y su respuesta fue que la miel actuaba como antiséptico, matando los microorganismos. La verdad no es exactamente esta, aunque si está bastante cerca. Cuando algo tiene un efecto antibacterial o antiséptico, normalmente es porque actúan destruyendo la capa hecha de lípidos que recubren a la mayoría de los microorganismos, matándolos; pero el efecto de la miel es diferente, aunque igual de efectivo. La miel está compuesta mayormente por azúcares, principalmente fructosa y glucosa, junto con una variedad de proteínas, vitaminas, minerales y ácidos de varios tipos, pero lo que la hace especial es su bajo contenido de agua (menos de un 20%), lo que hace que tenga una muy alta osmolaridad, es decir, tiene una gran cantidad de componentes muy concentrados en una pequeña cantidad de agua. Debido a esto, tiene efecto osmótico; básicamente “succiona” el agua o cualquier otro soluto con el que entre en contacto, ya que la ley de la ósmosis nos dice que todo soluto siempre irá desde la solución menos concentrada a la más concentrada. ¿Por qué es importante esto? Pues, recordemos que todo organismo vivo necesita agua para sobrevivir, y esto también incluye a las bacterias. Así que al aplicar miel en una herida, esta “chupa” el agua de cualquier bacteria con la que haga contacto, matándola tan eficientemente como cualquier alcohol. Se podría pensar que al succionar el agua de la herida podría deshidratar el tejido subyacente, pero se ha demostrado que si la circulación de sangre no está disminuida, fácilmente reemplaza el líquido perdido y el efecto osmótico solo elimina la linfa (el líquido transparente que a veces se acumula en la superficie de abrasiones y raspaduras) beneficiando así el proceso de sanación.


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Pero esto no es todo: dentro de los componentes de la miel se encuentran, como ya dije, una variedad de ácidos orgánicos como el ácido glucónico, que le otorgan un pH bajo. Esta alta acidez dificulta la proliferación bacteriana, reduce la producción de amonio tóxico, y promueve la curación aumentando la liberación de oxígeno por parte de la hemoglobina. Además de esto, la miel también tiene peróxido de hidrógeno, conocido más comúnmente como agua oxigenada, y con un potente y bien conocido efecto antiséptico. Su acidez y osmolaridad junto con el peróxido de hidrógeno trabajan en conjunto para no sólo matar las bacterias presentes en heridas, sino también impedir la formación de nuevas colonias. Y no sólo esto: debido a la presencia de glucosa, las bacterias (en el poco tiempo en el que están presentes) usan esta en lugar de aminoácidos para su metabolismo, y en vez de producir el amonio y compuestos azufrador que normalmente le dan a las infecciones su característico olor desagradable, producen ácido láctico, rápidamente eliminando el mal olor de cualquier herida.


Ahora, sé que todo esto está sonando demasiado bueno para ser verdad, pero aun no termino. Está comprobado que la miel tiene un efecto antiinflamatorio, ya que actúa como antioxidante y elimina la producción de radicales libres y prostaglandinas, sustancias responsables de la inflamación. Al suprimir este proceso se abren los vasos sanguíneos, disminuyendo el edema (hinchazón por acumulación de fluido) y el exudado, ayudando también a aliviar el dolor al evitar la presión sobre las terminaciones nerviosas causada por la inflamación. Al aplicarse en vendas o apósitos, impide que se adhieran a la piel, facilitando su posterior remoción y por supuesto, el dolor que la suele acompañar.



Para este punto seguramente te estés preguntando por qué la miel no es universalmente usada para cubrir todo tipo de heridas, lesiones y quemaduras, y en qué momento cayó en desuso, sabiendo que hace miles de años ya la estaban aplicando para fines médicos. Pues, algunos pequeños detalles que hay que mencionar, y que impiden que todo sea tan milagroso como suena: recordemos que la miel proviene del néctar de las flores, y debido a este origen puede contener esporas que en algunos pacientes podría llegar a causar reacciones alérgicas o efectos adversos, por lo que se debe esterilizar siempre para que sea médicamente apta. Sin embargo, se ha demostrado que al calentarla, si bien se destruyen estas esporas, también se elimina su efecto antibacterial, por lo que se debe usar radiación gamma para purificarla de manera tal que retenga todas sus propiedades, aunque esto puede ser difícil en países en vías de desarrollo; en mi país Venezuela muchas veces sale directamente del panal hacia la herida, y si bien nunca he visto alguna reacción adversa, este modo de uso difícilmente es el ideal. Aunado a esto, ocasionalmente el contenido acídico de la miel puede provocar dolor leve y temporal cuando se aplica a lesiones inflamadas. Cabe destacar también que aunque contiene peróxido de hidrógeno, este normalmente es diluido por el exudado producido por la herida, inhibiendo su efecto y dejando sólo a la acidez y el efecto osmótico como encargados de eliminar las bacterias, si bien es cierto que estos dos son suficientes. Por último, de resultar muy diluida, sea por exudado, sangre u otro líquido, sus efectos benéficos se pierden, por lo que solo debería ser usada en heridas que no están sangrando activamente.


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Pero aún con todo esto, hay sólida evidencia de que la miel es de gran utilidad para curar cualquier herida o quemadura, estimulando la cicatrización, desodorizando, e impidiendo las infecciones. Pero lo verdaderamente importante sobre esto son los estudios que lo demuestran, no es una tradición que se ha venido pasando de generación a generación, ni una cura mágica promocionada por la vecina yerbatera que dicta cursos de yoga y dice que puede curar el cáncer con Reiki, es un efecto tanto químico como físico, reproducible en ambientes controlados. Esto nos deja la enseñanza de que las medicinas naturales pueden ser verdaderamente efectivas, pero esto no depende de la cantidad de gente defendiéndolas, sino de la evidencia detrás. En resumen, menos creerle a vendedores de Herbalife, y más basar las decisiones en evidencia científica.

Referencias:

Sort:  

wow, no sabía que la miel tuviera este uso, y mucho menos sabía de todos los beneficios que tenia. es verdaderamente interesante. Siempre he pensado que deberian hacer mas estudios sobre el beneficio o efecto de los remedios naturales y en que proporción seria ideal tomarlo para que no resultara toxico, realmente creo que es un tema del que hay bastante tela que cortar. gracias por compartir y explicar esta valiosa informacion. un saludo!

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Excelente post! Creeme que te entiendo perfectamente, si la gente supiera la cantidad de personas que llegan a la emergencia intoxicadas por andar tomando guarapos raros, dejarían de hacerlo, sobre todo en el área pediátrica es muy frecuente verlo. La miel tiene muchos beneficios, de hecho en el hospital la usan mucho para tratar quemaduras más que todo, pero en torno a ella existen varios estudios que demuestra sus beneficios, no son meros cuentos de la abuelita.
Gracias por compartir la info, saluditos!!!