Maravilloso!! Me gustan esas leyendas marinas, donde grandes embarcaciones continúan viajes infinitos a través del tiempo. Siempre es bueno escuchar esas historias relatadas por lugareños de los pueblos que visitamos. Yo tengo la idea que mientras más creativas e insólitas sean esas historias, más mágicos serán esos sitios. Aunque no es 13, es viernes y bien vale tomar un poquito de ese añejo Txacolí frente al mar mientras las olas mecen a los barcos dormidos. Te abrazo, Juan!
Ja, ja, ja...precisamente eso me llenaba de vida hace unos días: sentado en un espléndido soportal, con vistas al mar (a mí mar) con unos buenos pintxos y un buen vaso de verdejo o txacolí, imaginando historias, compartiendo momentos con los buenos amigos, sacando conclusiones de los descubrimientos realizados en las rutas del día. Leyendas y tradiciones son muy abundantes por el Norte de España y es raro que en ciudades o pueblecitos de pescadores, no te encuentres con las más sorprendentes historias. Como tierra antigua, tierra céltica, lo fantástico está todavía muy vivo en el ánimo de las gentes, aunque las nueva generaciones lo vayan olvidando. Por otra parte, estamos en un tiempo donde lo fantástico es especial, sobre todo cuando se aproxima el Samhain celta, la noche de difuntos cristiana y el Halloween anglo-sajón. Qué menos que echar una canita al aire. Un fuerte abrazo