Otro Día Negro En Birmingham

Es 20 de marzo de 1970, la mañana como todas en Birmingham es lluviosa, son las seis de la madrugada y el cielo aclara muy lentamente. Como la mayoría de los amaneceres en esta ciudad llena de humo por la gran parte de industrias que se esparce dejando rastros de gente tosiendo fuerte y con los ojos vidriosos acostumbrándose dejarse llevar por la rutina de sus días.

Trabajo en una de estas industrias, en una fundidora de metal, luego de que este país le hubiera ganado junto con Estados Unidos a los Nazis, Inglaterra se ha vuelto demasiada industrializada tratando de pagar las consecuencias de la guerra.

Por mi parte, más que consecuencias financieras como las que está pagando este país, yo estoy pagando una consecuencia en un sentido más familiar: mi padre murió por esta patria, y ahora yo estoy pagando esa consecuencia, dando la vida por mi mamá y por mis hermanos menores trabajando en esa mala-paga de empresa, la cual en un año me siento cansado y confinado a llevar una vida resignada al olor del metal quemado.

Sin embargo, siento que este día va a ser diferente de otros más, aunque la mañana al igual que la mayoría de días es lluviosa, pero siento que esta lluvia, es distinta a las demás, siento un aire más pesado de lo que se respira en Birmingham en un día cualquiera.
No quiero hablar de lo que pasó en la mañana de este día… no vale la pena describir lo que hice con mi vida: sentir esa lluvia espesa cayendo en el tejado de la empresa, el sonido de las máquinas presionando y todo el resto de cosas que ocurren en una empresa como esta, incluyendo las caras resignadas de muchos, incluida, la mía.

Terminando mi jornada, a las cinco de la tarde, el día es igual como lo vi a las seis de la mañana: oscuro y denso con esta lluvia que no para de detenerse, sólo que, al contrario, su tiempo llega a su ocaso y la noche es bienvenida por una luna que oculta entre el humo y las nubes, casi nunca le da su rostro a esta ciudad.

Salgo cansado, con mi resignación diaria, mi cuerpo siente un agotamiento demasiado agudo y mi instinto me quiere llevar al uno de los pocos lugares donde me puedo sentir bien: la tienda de discos donde siempre escucho algo nuevo gracias a ellos.

Mi cansancio me pide ir a gritos hasta mi casa para descansar, mi instinto me dice que me dé una vuelta por el centro de la ciudad y entrar a este mundo tan maravilloso que es el de la música.

Al llegar, simplemente entro, y comienzo a buscar música para sentirme bien conmigo mismo. La mayoría de portadas son Hippies y de “peace and love”. Sus colores son vivos, inolvidables y que contrastan con el matiz de blanco y negro de esta ciudad.

Luego de observar todas estas carátulas de colores vivos, encuentro algo totalmente extraño, bizarro, algo que oscuramente me llama la atención: siento algo siniestro, una sensación que por primera vez sentía al ver dicha caratula, sentía el reto de comprarlo. Era la primera vez que escuchaba a esta banda, el vendedor me dijo que es algo nuevo que le había llegado hace un mes aproximadamente.

Sentía un morbo de miedo, nunca lo había sentido al momento de ver una portada: la imagen de un pantano con colores oscuros, y una bruja en pleno centro de la portada que a lejanía me hipnotizó con su mirada. Las ramas secas, una casa gigantesca y un lago eran parte de esa caratula oscura y densa. A partir de ahí, pude deducir que su música tendrá la misma densidad al igual que su portada, créanme que lo pensé dos veces antes de comprar ese álbum, el miedo que me generaba era muy grande, pero al final lo pude superar.

Llegué a mi casa a las 7:00 de la noche, la lluvia continuaba, pero de manera de llovizna calmada y pasiva. Sabía que mi mamá no le iba a gustar lo que había comprado en la tienda de discos, así que lo primero que hice fue subir y colocarlo debajo del colchón, y luego de saludar a mi mamá y a mis hermanos, esperé a que todos durmieran para escuchar en la radiola de la sala aquel álbum que me generaba sentimientos encontrados de miedo y curiosidad.

Para no despertar a todos por la intensidad de la luz de la sala, me levanté con una vela encendida en mi mano derecha, y en mi mano izquierda, el disco que pareciese que la bruja de la portada me estuviese observando.
Al momento de colocarlo, en esa media noche, el sonido de la lluvia de afuera de mi casa se combinaba con el sonido de lluvia que traía el disco en su inicio. Con el volumen en bajo, un sonido oscuro y macabro sonaban a partir de guitarra, bajo y batería, luego con una voz aguda, describiría lo siguiente en medio de la oscuridad:

“¿Qué es esto que se para frente de mí?
Figura en negro que me apunta a mí
Doy la vuelta rápido, y comienzo a correr
Me entero que soy el elegido”.

Sentía que esa letra me envolvía, el fuego de la vela se apagaría lentamente sin razón alguna mientras este sonido se apoderaba de mí. Sentía que cada vez detrás de mí se acercaba dicha sombra que describía la canción, el miedo ya era un sentimiento que debía superar.

Simplemente tomé su mano y me dejé llevar, salimos por la puerta de un negro equinoccio sabatino del 21 de marzo de 1970 mientras la ambulancia recogía un cuerpo sin vida hallado en la sala de mi casa.

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