El día del amor y la amistad siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. No solo se trata de celebrar el amor romántico, sino también de honrar esas amistades que nos acompañan en cada paso de nuestra vida, este año, decidí que quería hacer algo diferente y especial con mis amigas, así que organizamos una salida a un restaurante para disfrutar de un delicioso almuerzo de pollo y, por supuesto, intercambiar regalos, usando como temática colores que cada una escogió.
La mañana del encuentro, me desperté con mucha alegría, así que desde temprano me inste a ordenar los quehaceres del hogar y dejar todo listo para mis hijos, ya que el día siguiente era lunes.
Para la salida elegí el color negro, use un pantalón y camisa negra, una vez lista sali rápidamente a encontrarme con algunas amigas para irnos en el bus.
Llegué al restaurante un poco después de la hora acordada, ya que el bus tardo bastante en su recorrido, el lugar era acogedor aunque estaba bastante concurrido de personas, las mesas estaban dispuestas de tal manera que se podía disfrutar de la intimidad de cada grupo, pero también había un ambiente animado que llenaba el aire de risas y conversaciones, además cada cierto tiempo sonaba la canción de cumpleaños y todos cantamos, cuando llegaron todas las del grupo, procedimos a pedir tres combos de pollo, mientras esperábamos, conversábamos sobre la travesía de lo que fue comprar los regalos para nuestra amiga secreta.
Cuando llegó la comida procedimos a servirnos y mientras nos deleitabamos el almuerzo, comenzamos a charlar sobre nuestras vidas, compartiendo anécdotas y risas, hablamos de todo: desde los últimos chismes hasta nuestros sueños y metas para el futuro, me encanta cómo, a pesar de que cada una de nosotras lleva una vida diferente, siempre encontramos un hilo conductor que nos une, la amistad es un lazo que se fortalece con cada encuentro, y este día no fue la excepción.
Compartimos platos, probando un poco de todo, y las risas continuaron mientras comentábamos lo delicioso que estaba todo, en esos momentos, me sentí agradecida con Dios por permitirme vivir estos momentos gratos, por poder compartir no solo la comida, sino también momentos tan significativos.
Después de disfrutar de un almuerzo increíble, llegó el momento que todas estábamos esperando: el intercambio de regalos, habíamos acordado un límite de precio y la idea de que los regalos debían ser significativos, algo que reflejara nuestra amistad, cada una de nosotras había puesto mucho cariño en la elección de los regalos, y la emoción se podía sentir en el aire.
Antes de iniciar con el intercambio decidí darles una frase a cada una en un papel la misma deberían leerla y entregársela a aquella persona que ellas consideraran la merecía realmente la actividad fue muy emotiva pues cada una nos identificamos con la frase que nos hicieron llegar la idea era que comprendiéramos que las personas que nos rodean a pesar de que no conversan mucho con nosotros siempre sabrán aquello que podamos necesitar hasta una simple frase para seguir luchando en el andar de la vida.
Luego iniciamos a entregar los regalos de un dólar esta parte estuvo bastante divertida pues dentro de los obsequios se hicieron notar pimentones, ropa íntima, snacks y pare de contar, acá las carcajadas se hicieron notar, mientras las personas alrededor nos observaban de forma extraña pero también sonreían.
Seguidamente procedimos a entregar el regalo real ese que habíamos escogido con tanto cariño para las personas que nos había tocado,cada una de nosotras compartió la historia detrás de su regalo, lo que hizo que el momento fuera aún más especial, además le agregamos una descripción especial para esa persona que nos había tocado.
El intercambio de regalos no solo fue un acto material, sino una celebración de lo que significamos unas para otra, cada obsequio era un recordatorio de los momentos que hemos compartido, de las risas, las lágrimas y el apoyo incondicional que nos brindamos, en un mundo que a menudo puede ser caótico, tener amigas es un verdadero tesoro.
Al finalizar la comida, decidimos darnos un postre y procedimos a ir a otro local a deleitarnos una barquilla y mientras estábamos este dulce, hablamos y reímos, disfrutando de la compañía mutua, en ese momento, me di cuenta que el día del amor y la amistad no solo se trata de los regalos o la comida, sino de los momentos compartidos y las conexiones que forjamos.
Al despedirnos, me sentí llena de amor y gratitud, este día fue un recordatorio de lo afortunada que soy de tener personas que aportan algo único y especial y aunque muchas veces tengamos diferencias por diferentes puntos de vista creo que cada ser humano es una pieza en el rompecabezas de nuestra vida.
Fotografía principal editada en Canva.
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Nos vemos en mi próxima publicación.
Qué bueno que pudiste compartir con tus amigas un rato tan ameno. Creo que la suma de todos esos momentos que nos llenan de dicha, eso es felicidad, además es parte de nuestras vidas.
Feliz inicio de semana.