Todo el mundo le dijo que no se pusiera a vivir con ella, que era una ladrona, pero en diez años que tenían viviendo juntos se había portado bien.
Él se iba para la mar y ella lo esperaba amorosa en la casa, y el dinero siempre estaba donde él lo dejaba guardado.
Atravesó el largo pasillo que llevaba hasta el patio, el perro estaba echado, la luna alargaba la sombra de su figura grande y fuerte; cerró los ojos y recordó el momeno en que puso el billete debajo del libro, y dijo en voz alta "Sí, allí los puse".
Regresó al cuarto lentamente, como si quisiera que el tiempo no pasara, sacó una botella de ron de debajo de la cama y comenzó a tomar con tragos largos y profundos.

Fuente
Escuchó cuando abrió la puerta, venía de la fiesta del barrio, ella no lo esperaba todavía, lo esperaba para el otro mes; pero sonrío como siempre, le dio un beso y vino con una taza de café.
_ ¿Qué tienes? -le dijo ella -estás muy callado.
_ Nada -respondió él mientras se tomaba el último trago de la botella.
Se limpió la boca con la mano, y se la quedó mirando, le gustaba mirar sus grandes pechos y su larga cabellera; la miró a los ojos fijos y le preguntó:
_ ¿Tú agarraste los cien dólares que estaban debajo del libro, allí, en la mesita de noche?
_ No -dijo ella con tono de sorprendida.
_ Él no dijo más nada, fue hasta la caja de las herramientas y tomó el puñal.
Ella lo vio venir con el puñal en la mano y gritó "Yo te lo iba decir, no me mates".

Fuente
Cuando salió a la calle la gente estaba amontonada frente a la puerta, olía a ron, sus manos estaban manchadas por la sangre. "Es una ladrona" gritó, y se fue caminando calle abajo.
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Saludos hermanos de es_literatos.
Gracias por su apoyo.