Carta de Despedida a una Melodía Eterna

in Literatos2 days ago

¡Hola, queridos amigos de Hive! Quiero compartirles que actualmente estoy produciendo un cortometraje junto a mis compañeros de la universidad. Este cortometraje es parte de una evaluación para la asignatura Lenguaje y Planificación Cinematográfica, en el tercer semestre de la carrera de Comunicación Social.

Una de mis tareas en este proyecto fue redactar una carta de despedida de uno de los dos protagonistas de la historia, quien lamentablemente muere a causa de una recaída de leucemia, y será leída al final del cortometraje. Ya he terminado la carta y la verdad es que estoy muy satisfecho con el resultado, por lo que quería compartirlo con ustedes.



Imagen de jarmoluk en Pixabay


Emma:

Si al abrir estas palabras, el eco de mi ausencia te envuelve, entonces ya he partido. Sé que resulta extraño recibir una carta en este momento, después de todo lo vivido, de todo lo que no pudimos decir. Pero aquí estoy, con el corazón desnudo, intentando tejer con mis palabras una despedida que sea un canto, un lamento, un abrazo que nunca se apague en el aire.

¿Te he mencionado alguna vez cuánto me gusta pensar en ti? Es un delirio dulce, un torbellino de recuerdos que me envuelven como un abrazo cálido en una fría noche. Cada instante que compartimos es un destello de luz, un susurro que me recuerda que existes y que, de alguna manera, siempre estarás conmigo.

Extraño es escribirle a quien ha sido parte de mi vida tan recientemente. Mi torpeza al hacerlo se siente como un baile sin música, pero aquí voy... Recuerdo la vez que me preguntaste qué pensaba de ti. Y aunque podría describirte como una tonta, ciega, infantil y hasta un poco loca, sé que en el fondo hay una verdad más profunda: eres la persona más increíble que he tenido el privilegio de conocer. Tu brillo, tu talento, tu singularidad son un regalo que atesoro en mi corazón.

Ese día en que nos cruzamos por primera vez, aunque no lo recuerde con precisión, sé que tu cabello volaba al viento y tus ojos ardían con la rabia de un pelotazo inesperado. Admito que no pude evitar reír, pero en mi interior deseaba ser tragado por la tierra. Eras un huracán de emociones, y cuando te vi tocar por primera vez, comprendí que había encontrado mi ídolo. La pureza de tu música era un canto a la vida, un grito de libertad que resonaba en cada rincón de mi ser. Te vi luchar, a pesar de las adversidades, y mi corazón se llenó de admiración.

¿Cómo pudiste dejar de tocar, Emma? Esa decisión me devastó, como si un fragmento de mi alma se desvaneciera con cada nota que se perdía en el aire. Estar a tu lado era como vivir en una paleta de colores vibrantes, y ahora, en este silencio, me encuentro añorando cada acorde que solías dar.

Recuerdo aquella vez que me reí de tus zapatos. Fue una tontería, lo sé. Y sí, fui un idiota en muchas ocasiones. Te empujé a participar en el concurso de talentos sin que tú lo quisieras, porque quería que el mundo viera lo que yo veía: una estrella escondida tras la sombra de sus propias inseguridades. Te ayudé a encontrar la postura perfecta para tocar el violín, deseando poder abrazarte, pero conteniéndome. Y el día que dejé las partituras pegadas en tu habitación... Esa fue mi torpe manera de decirte que creía en ti. Tu respuesta, "Estúpido Cristofer", fue la sonrisa que nunca olvidaré.

Cuando Leo te invitó a salir, sentí que el mundo se desmoronaba. La rabia y el dolor me invadieron, y tras nuestra discusión lloré por cada palabra hiriente que te lancé. Soy egoísta, lo sé. No te conté sobre la leucemia porque temía que me miraras con lástima, como un pobrecito que necesita compasión. Pero aquí estoy, enfrentando la verdad.

Y ahora, me toca partir. No te mentiré, el miedo me abraza. Miedo a dejarte, a soltar todo lo que construimos. Pero en mi corazón hay una paz que no puedo negar. He vivido, he amado, he compartido momentos que son eternos. No me arrepiento de nada, Emma. De las risas, de los desacuerdos, de cada segundo a tu lado. De haberte conocido y, sobre todo, de haberte amado.

Quizás la vida sea un cometa fugaz, un destello brillante que se desvanece en el vasto universo. Pero los recuerdos, esos son eternos. Son las estrellas que iluminan la oscuridad de nuestra alma, que nos acompañan incluso en la soledad más profunda.

No te preocupes por mí, Emma. Ya no habrá dolor, solo paz. Pero te pido una última promesa: nunca dejes de tocar. Toca con el alma, con el corazón, con esa fuerza que solo tú posees. Toca por los dos, mi pequeña estrella, y haz que el eco de tu música perdure en el tiempo.

Con amor eterno,
Cris.

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¿Y la reacción de Emma al leerla? 🥹

Hermosa carta llena de sinceridad y de un cariño enorme!!