Fuente

La noche esculpe sus dudas en huesos de sombra,
tus pasos lentos dibujan un mapa en la niebla.
El viento no es enemigo; enseña alas su ciencia.
El reloj detenido guarda segundos que sueñan auroras.
La grieta no es fracaso: es raíz de árbol futuro.
El barro en tus uñas es tierra que canta victorias.
Las cicatrices no callan: trazan geografías de luchas antiguas.
La piel que el frío agrieta guarda soles por escribir.
La montaña no se mide, se abraza con los ojos.
Subir no es vencer alturas, sino domar los miedos.
El vacío no es caída: es aire que pide alas.
Hasta el pez más pequeño navega mares con fe ciega.
Tu sangre no es silencio; es tambor de selva oculta.
Las lágrimas que no lloras riegan bosques bajo la piel.
No eres hoja marchita: eres savia que inventa flores.
El frío no mata sueños; entrena sus ganas de fuego.
El sol no pide permiso: rompe jaulas con sus dedos.
La noche, al irse, deja semillas de luz en el pelo.
Hasta el desierto más seco esconde poemas bajo la arena.
Tu sombra no es fantasma: es antorcha que quema dudas.
No naciste para arrastrarte; el polvo teme a tus huellas.
Tus manos, rotas de dar, aún moldean mil caminos.
El horizonte no es meta: es eco de tus pasos.
Eres mar que se hace barca, tormenta que aprende a navegar.
Cuando creas que es el fin, escucha el aplauso lejano:
la vida no se rinde; sus heridas son tatuajes de aurora.
El tiempo no tiene dueños, pero tus sueños lo nombran.
No busques alas prestadas: tus raíces ya saben volar.
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Raíces profundas !!
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