Cuesta saber con exactitud por qué algunas ciudades son serenas y otras en cambio son más bulliciosas y alegres. Todos dicen que Caracas es de estas últimas, aunque muchos han conocido también la Caracas serena. Uno de estos últimos es Tomasito Oteiza. Tomasito nunca se ha casado, ni tiene hijos, más bien es un empedernido observador de aves. Sabe que Caracas tiene una fauna de pájaros que no merece ser ignorada. Ahí se le ha ido la vida; parece mentira, el tiempo vuela.
Nadie lo sabe, pero Tomasito Oteiza también es un asesino. Dos veces, Tomasito, ha asesinado. Aún tiene en su memoria el vaho dulzón del aliento de aquella primera muchacha que infortunadamente se encontró con él una noche.
Siendo tan ordenado, el caos de la muerte lo tumbó por dos semanas. Ni las guacamayas azules y amarillas lograrían sacarlo de la depresión, pero poco a poco se recompondría; total, lo que le gusta es ver aves, no matar.
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Muchas gracias por estar pendiente de nuestro trabajo.
Qué buen microrrelato, estimado @cantantecumanes. Me gustó mucho ese modo de iniciar, la presentación aparentemente inocua de Tomasito y su cierre de un carácter muy irónico. El horror, sabemos, se puede vestir de banalidad. Saludos.
Muchas gracias profesor. Un abrazo.