Mar de nubes (minicuento)

in Literatos3 years ago


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De todas las noches que Juan Aníbal Sayago pasó en el Santa Carmelina, la última fue la más luminosa. Y luminosa no solo quiere decir que hubo mucha luz alrededor de su despedida, sino también que una alegría tímida pero sabrosa se apoderó de la cubierta del Santa Carmelina. Allí Juan Aníbal había sido grumete vivaz, pero también había sido un capitán meticuloso. Setenta años lo separaban de aquella mañana en que, siendo apenas un niño pobre, se dio cuenta que la mar lo llamaba como se llama a un hijo que se ha alejado irresponsablemente de la falda cálida de su mamá.

Son ya cerca de la una de la mañana y Juan Aníbal se siente a sus anchas, como siempre, a bordo del Santa Carmelina. Prende un tabaco más que por vicio, por costumbre. Lo mastica con desgano y chupa un poco. A pesar de todo, el humo lo regocija y lo aturde. Ya no verá más la mar. Vivirá con su hija Julita y ella vive montaña adentro. No quiere ni pensar en eso, porque quién ha visto a un viejo lobo de mar pescando sueños en la montaña, pescando en un mar de nubes.

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¡Comba Yamba!

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Hay muchas cosas difíciles en la vida, pero probablemente una de las más difíciles sea la de alejarse del mar cuando éste es tu hogar. Será por la vista, será por el pescado, será porque ahí la vida es más sabrosa.

Muchas gracias por leerme Gabmr. Un abrazo grande