Siempre he pensado que tengo un lenguaje muy peculiar para manejar la literatura, una identidad algo corregible y con ganas de errar y gozar aprendiendo.
Dejo fluir el momento pero siempre manteniendo el enfoque en que es una corta historia de unas pocas estrofas y no un interminable relato de muchas aristas... A veces, lo más difícil es saber hasta dónde dejar fluir las letras.
Gracias por tu atenta lectura!