Venia el sol como agotado
se le veía agonizando en la tarde
y el cielo lo entretuvo con nubes anaranjadas
y se vieron otras entre rosadas y grises.
El sol cayó como moribundo
y su hermosa caida brotó en colores.
En la arena de la playa, dos cuerpos flotaban.
Piel con piel rozaban
y era como tizones ardientes en orilla de la playa.
El panorama visualizaba radiante un romance.
El sol casi cubría los cuerpos que flotaban
y entre besos y copas, los cuerpos se abrazaban.
Hermosa tarde para una imagen
y las olas serenas como celosas no se movían.
El mar parecía tan quieto mirando el atadecer.
Así cayó aquel romántico día.
Aquel día que había comenzado en la fuerza del sol.
Ahora en la playa la serena ola sin moverse
y aquellos cuerpos se frotaban entre si.
Todo parecía un romance juvenil en la playa.
Locuras de adolescentes que siempre se recordarán.
Allí entre copas de vinos y besos que los adornan.
Llegó entonces la tarde
y el sol se inclinaba.
Escondió el sol su rostro y la noche llegaba.
Allí como apresurada se veía la luna.
Venía muy aprisa sobre los cuerpos que se bañaban.
La mirada de la luna creó confusión de celos
y el opulento joven a la doncella besaba.
Que hermoso atadecer para recordar
y todo a orillas de la playa.
La arena se convirtió en un lecho
y la brisa con ellos coqueteaba.
La mirada profunda de la mujer
y el joven que la besaba.
Era aquel atadecer
que feliz recordaba.
Ayer pasó galopando
ayer fui ese joven
ayer estuve con ella en la playa
ayer la tomaba en mi pecho y la besaba.
Hoy es otra historia que tan solo recordaba.
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