Miré el mar plateado en la noche
y la luna redonda en su pecho.
Miré el horizonte lejano
al tiempo centelleante que se despedía.
Las horas y los días se envolvían en nubes.
En el arcoíris, el tiempo hacía sus maletas.
Se iba un año y mis metas se cumplían.
Hubo metas que no cumplí
quedaron sueños incompletos.
Escuché la voz del viento
que me susurraba:
viene un nuevo comienzo.
Comprendí que un año pasaba y
sabía que un nuevo año se apresuraba.
Levanté mis ojos al cielo
y vi que la noche se alejaba.
Soplaba el renacimiento de una esperanza
y comprendí que un nuevo tiempo comienza.
Preparé mi corazón con nuevas metas
y mis ojos se alzaron sobre las estrellas
y vi al universo sonreír para un nuevo tiempo que llega.
Llegó la mañana
y el sol se adornó en su cielo
y comenzó un nuevo viaje de amor y sueños.
No hay prisa, el año acaba de empezar.
No hay necesidad de apresurarse en las preocupaciones
el sueño acaba de empezar y el día acaba de llegar,
para albergar esperanza, amor y paz
para albergar alegría sin desperdiciar lo que ahora comienza.
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