Como una mezcla de nubes anaranjadas y grises
Como un cielo colorido de un rojo imponente,
así se veía aquel romántico atardecer
nada mejor para recordar
y traer a la mente aquellos momentos.
Mi boca se mezcló con la suya
y su pecho rozó de amor el mío.
La tarde era un panorama de belleza
y el frío nos obligaba a abrazarnos.
Era como un abrazo eterno sin retorno
y como una boca desesperada por besos.
Así es el atardecer de aquel romance.
Nada mejor que mirar el cielo encantador
y nada mejor que mirar la belleza de su cuerpo.
Sus ojos eran como lámparas que se imponen con brillo
y el calor de su cuerpo como la luz matinal del sol.
La miré tan profundamente que caí derrotado a sus pies.
Era como un romance nocturno que nunca termina.
Como un romance que casi se rinde en el amor.
Todo era profundidad de pasiones
y de esas locuras que no paran.
Mi primer amor y no lo olvidaré.
Ese fue el romántico destino de un fuego de amor.
Todo estaba en los ojos de un atardecer
y el cielo nos acompañaba en su belleza.
Llegó la noche y se entregó a los pies de mi amada.
La sentí tan dentro de mi pecho
que mis besos se ahogaron en la copa de su boca.
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