El instante pasó, el vacío es una eminente y constante descarga de abulia.
Mi esposa no suelta su juguete preferido, desde él, puede sentirlo y al final de la jornada lo acompaña su invisible presencia angelical aunque sea, espiritualmente... Por mi parte, sacrifico mi sensibilidad al contarles esta historia...
Una nublada mañana, sentados –como de costumbre– en el soportal, para escapar del dolor por un momento respirando aire fresco en los mecedores; un señor caminaba por nuestra calle, vestido de blanco, todo de blanco, con pulseras de pepitas coloridas, unas alternadas, otras diversas... Tenia cadenas de Nylon de colores y orfebrería africana, hindú y otras... Exhalando el intenso humo de un puro, se detuvo frente a nosotros enarcando las cejas con la vista inmersa en Grizzly, acariciando la barba que llegaba al centro de su pecho, escudriñando con sus ojos negros que hacían resaltar su color marrón de piel. Acto seguido, zapateó tres veces el pavimento, como un toro frente a su verdugo.
Yo me exalte al notar la conducta del señor, Isis no presto atención. El fumador permanecía con la vista directo al peluche e intervine preguntándole si se encontraba bien.
El señor reincorporándose respondió con ademanes caballerescos
— ¿Puedo ver el muñeco?.
— Disculpe usted, debe saber de la importancia de ese juguete tanto como yo de usted.
—En efecto, pero mi punto de vista es relativo, desde luego sé de lo que ese juguete guarda así como usted no se explica la pérdida de un gran ser querido.
El silencio reinó, en la casa, en la calle, a varios metros de distancia.
Isis quedó petrificada sin entender aun las palabras del sujeto, pero parecía recordar haberlo visto en algún lado.
Yo dudaba, en cierto aspecto me sentía ofendido, pero la peculiaridad del hombre dejaba mas qué desear.
«De que vuelan, vuelan» advirtió el señor intentando reanudar su camino. Lo detuve. Respondí que sí, sin consulta de Isis. Si queríamos obtener una respuesta, no teníamos ya más nada que perder.
Pasando el umbral el misterioso sujeto se estremeció al percibir la energía tenue de la casa, intentó tomar a Grizzly que aún reposaba entre los brazos trémulos de Isis, pero Isis se opuso protestando para que no destruyeran su recuerdo más cercano.
—Debemos saber Isis, —Le dije— tenemos que saber cariño, ¿acaso no te parece extraño? ¿Justo se nos va Kevin y los vecinos se van en su muerte por la milagrosa recuperación de Ellas, en lugar de acompañarnos?. ¿Ni siquiera una mano amiga?. ¿Que Kevin se lo halla llevado Dios supuestamente a través de una pequeña cortada?
Isis intentaba contener un chorro de lágrimas cuando, el misterioso hombre volteó como a una media el lobo de phelpa pisando fuerte tres veces con el pie izquierdo, y murmuraba frases en distintos idiomas.
Un olor putrefacto, fétido, abarcó todo el lugar. Quedamos todos absortos. Los ojos se nos salieron de las cuencas por un instante, las nauseas a la punta de la lengua, y la locura a punto de ocurrir al ver lo que guardaba el juguete que previamente pesado ahora tan liviano como una pluma.
— Lo que temí . . . —Dijo el hombre barbudo de tez marrón.
— ¿Qué? — Pregunté con mirada inquisitiva.
— Un cambio de almas — Contestó el hombre
Quedé absorto con sus palabras, una parte de mi pensaba que eran patrañas, pero la otra me decía que todo ocurre por algo y quizá sea ésa la respuesta.
Pude sentir con nitidez mi corazón acelerado y la corta respiración de Isis, pero el hombre de las cadenas de Nylon coloridas interrumpió: —Estos son dos muñecos vudú. —Aseguró con certeza en sus gestos—. Son utilizados para la magia negra. Ésta cinta de color negro, se puede usar como amarre o transición, sirve como túnel. Esta otra blanca sirve como pista de drenaje intercambiador de vitalidad en conjunto con la negra. Estos elementos con algunos rituales causan un daño irreversible, ya ven...
— No es posible — Repitió Isis quejándose de las palabras del fumador, a lo que él respondió:
—Es posible como cuando deseas algo con todas tus fuerzas y se cumple, Sra Isis; es totalmente posible, de hecho, pasó, y seguirá pasando mientras hallan personas como quien les hizo esto.
— Elías, su mamá, Kev... Kevin fue a su altar, ¡Malditasea!. —Exclame arrepentido de actuar de incauto.
— No le culpó, si yo hubiese escuchado de mi enfermo hijo una seguridad de bienestar, nunca se me ocurriría malicia alguna.
— Kevin cedió entonces inocentemente a regalar su vida a su amigo, a través de su maléfica madre. Yo no pensé que esto seria posible. No creía en esto. No creía en un cambio de almas...
— Así es —contestó el sujeto procediendo a abrir su mochila y sacar un par de velones.
Entre visiones nebulosas inducidas por el ritual efectuado por el obvio chamán para depurar nuestro hogar, me golpeó el vacío infinito de la casa. El coraje en el corazón de manera hermética se prolongo hasta que, después de tanto, el buen hombre cortó el silencio.
— Kevin por cierto, es mi nombre, un placer. Si le sirve de consuelo puedo devolver a su hijo del limbo en el cual se encuentra, al cielo, pero su actual poseedor volverá a su antigua vida con todo y problemas bien sea físicos, mentales o espirituales.
— No, está bien, algún día podre mirar a los ojos de Elías y encontrar el brillo de Kevin —Dije con cierta paz, al sentir la mirada comprensiva de Isis—. Mucho gusto... Kevin también es mi nombre.
Gracias por leerme, querida comunidad!! ✌
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