Sonríele a la cámara dice; y es que sin tener un lente asomo los dientes por el placer de estar y no estar, de sentir y sentir de verdad. El pecho me arropa, me forma, me agita las ganas de hallarte entre las cenizas de un cigarro y un vodka sin hielo a medio llenar. Y es que a veces sin querer queriendo encontramos lo que no queremos buscar. Mas , que cálida tu sonrisa sin... - ¿A dónde te fuiste?-
Bailar, aunque también quiero mojar las sábanas de seda y si no son de seda me da igual. Perderte entre pasos perdidos y ni sobre un pedestal de onix egipcio poder coincidir con tu lunar. -¿A dónde vas?-
Ya no distingo mi realidad, y para que ser real si puedes estar donde yo quiero que estés. Justo ahí, donde la noche joven nos vacila dubitativa, protagonista de los fluidos ardientes de aquella mala yerba que en amígdalas secas nos puso a volar. Y ahora que amanece, entre sombras y zumbidos, sigilosamente te encontré para perderme, para llamarte hogar sin antes conocerte.