Beso atracado no es beso, y si es rechazado tampoco; farsantes amigos por parte de uno porque el otro lo tiene claro sin saber lo oscuro que se siente no ser correspondido. -¡Lo di todo!- dice aquel, desconociendo que los caprichos abrazan a la fuerza, todo lo contrario a las ganas, que van al mismo tiempo como suele suceder. Beso robado sí es beso, y si le sigue la corriente también. Niños adultos en proceso, deseando desaparecer, porque hay lugares que para ir no necesitas correr. Bocas automáticas que de no buscar nada se encuentran solas, y en el juicio emocional, ese que tira la suerte al aire para tomar una sentencia, las costillas en el estómago se declaran inocentes, absueltas de cualquier prueba que en su contra puedan tener.
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