Arawi va en busca del tesoro, no puede demorar muchas lunas. Chirukí esta viejo y cansado. Esperó a su dueño encima de la piedra más alta. Desde allí puede ver el valle.
Al caer las tardes ladra con cierto lamento. No bebió ni comió mientras el escribano estuvo ausente.
La noche del eclipse vio la silueta de su dueño iluminado por los rojizos rayos de luna, lanzó ladridos crepitantes en el horizonte. Arawi lo tomó en sus brazos y le dio de beber. Mientras, abrillantaba la fortuna que había logrado recuperar. No era oro, era más valioso.
En la madrugada Arawi cantó al viento, a sus otros tótems y a los ancestros, puso al cuello de Chiruki el collar de cuarzos rosas, blancos y grises. Había llegado la hora.
Gracias por visitar mi blog, soy Critica de arte y Investigadora Social, amante de la cocina. Te invito a conocer más de mi, de mi país y de lo que escribo Esta publicación ha sido escrita y documentada por mí y las imágenes utilizadas son de mi propiedad, tomadas con Sansung SM-A225M.
Gracias por abrazar el folclor, las raíces, los ancestros... Tu manera de contar nos traslada. Maravilloso.
Gracias querida, un honor para mi ❤
Los lobos, los cuarzos, la luna y tú. 🥰
El eclipse y tu, me cuentas ❤🤍
Estás mostrando tus garras narrativas.
Gracias, un día de estos, verás ❤
Muy bien. Quiero leerte más.
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Gracias ...❤
¡Bendita la hora!
Gracias por estar y apoyarme
¡A ti!