4:23 a.m. - Historia Corta

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4:23 a.m.

Despierto cada madrugada a la misma hora: 4:23 a.m.

Un sudor frío baja por mi columna. Con los ojos abiertos miro al techo blanquecino y respiro de forma entrecortada. Ya ha pasado casi un mes desde que esto me sucede y no sé cómo controlarlo.

Miro a mi derecha y siento el vacío en mi pecho. Un espacio liso que no parece haber sido alterado mientras dormía. Un torrente de pensamientos me devuelve al pasado que he estado intentando dejar atrás. Luces estroboscópicas en una discoteca. Alcohol y carcajadas. Las manos suaves y el pelo color arena. El azul cielo más hermoso que he visto, un azul que empapaba mi alma como agua de manantial, dulce y cristalina. Pasos con gracia, como ver una presentación de ballet en el teatro. Una mirada enigmática, pero que solo yo podía descifrar.

Siento una lágrima correr por mi mejilla, fría como mi se siente mi alma en este instante ante la ausencia de aquella persona. Un nudo en mi garganta se forma ante los recuerdos que pronto se convierten en una enorme bola de nieve que crece y crece. El frío en la habitación no ayuda, tampoco la oscuridad, pero sé que encender la luz no hará una diferencia.

Mantengo la mirada fija en aquella almohada que solía ser suya, e intento resolver en mi mente la incógnita que lleva atormentándome por casi un mes. ¿Qué fue lo que hice mal? No logro entender el castigo de la vida, pues así lo siento desde que ya no está aquí. La casa se siente abrumada ante tanto silencio. Los pasillos no ríen. La cocina no resuena con recetas inventadas. Las flores se marchitan, y hasta la suculenta que adornaba mi ventana decidió no continuar.

Intento hacer de mi vida un nuevo momento, nuevos recuerdos que reemplacen los suyos, pero la verdad es que es difícil olvidar al amor de tu vida en solo un mes.

Me dejaste sin una razón aparente. Me abandonaste sin siquiera darme un aviso. Te fuiste llevándote mi seguridad, y ahora despierto cada madrugada a las 4:23 con la esperanza de obtener una respuesta de mi propia mente. Respuesta que no hallo, y que durante estos casi treinta días ha torturado mi ser entero.

La cortina de la ventana se mueve con la brisa, y la luz de la luna se desliza a través de ella. Luz es esperanza, o al menos eso quiero pensar. Me seco las lágrimas y cierro los ojos una vez más. Tal vez mañana, obtenga una respuesta a mi malestar.

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 3 days ago  

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