Micro ficción: El sueño de la abuela

in Literatos3 years ago

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El sueño de la abuela

El estruendo hace que voltee la cabeza, una nube espesa y negruzca se levanta de la montaña. No sale del asombro, hasta donde sabe no hay volcanes cercanos, pero la imagen lo saca del error.

Soñó siempre con vivir en la ladera de aquella montaña. El aire limpio y verdor exuberante, así como la impresión de estar a salvo de los peligros de la ciudad se esfumaba antes sus ojos.

Vino a la memoria las espectaculares imágenes de películas y reportajes sobre las erupciones y la lava incandescente, pero vivirlo en primera persona en un lugar en donde se supone está libre de estos fenómenos lo agarró totalmente desprevenido.

Miró alrededor y vio en la casa de al lado, ubicada a unos treinta metros, un boquete abriéndose y tragándose al rústico del vecino. Pensó, es el inicio del fin del mundo.

—¡Papá, papá! —, gritaba mientras lloraba el niño aferrándosele al cuerpo.

—¡Martina, sal pronto cariño!

—¡Ya voy, no saldré desnuda! —, contestó desde el interior de la hermosa vivienda.

El hombre entra en la casa con el niño en brazo para buscar la llave del coche. Una segunda explosión hace que gima, y se queje de su suerte. Mientras tanto, Martina intenta meter en un bolso lo primero que juzga necesario.

—¡Fernando, te das cuenta; yo tenía razón!

—¡Mujer, no es momento para recriminaciones! Apúrate.

—Mi abuela dijo que en sueño vio explotar la montaña.

—¡Si, por eso dicen en el pueblo que es bruja! —, él contestó con desazón.

—¡No hables así de mi abuela!

—¡Basta, no has visto la llave del carro!

Sienten temblar el suelo bajo sus pies. Teme vivir la imagen vista solo unos instantes. Imagina compartir el destino del rústico del vecino al ser engullidos con la casa. Toma la chaqueta y tantea los bolsillos. Suspira, allí está la llave.

Luego de quince segundos interminables que parecieron minutos, cesa el movimiento. Así que aprovechan y salen corriendo embarcándose en el carro para rodar montaña a bajo.

Una bandada de pájaros cruzan frente al parabrisas en dirección oblicua. Huyen como ellos del cataclismo inesperado.

Martina voltea viendo arder la cerca de madera de la vivienda que disfrutaron por poco tiempo. Suplica en lo interno aterrada para que el sueño de la anciana termine allí. Intuye ver destruida la ciudad a donde van, tal como ella le había contado dos años antes cuando le recomendó irse a otra isla.

Fin

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Una micro ficción original de @janaveda

Imagen de SEI en Pixabay

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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.

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Hi janaveda,

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Thanks, @curie. I appreciate it.

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buena historia.

Muchas gracias por el feedback.