La suerte de la víbora
La serpiente se desliza con rapidez por las calientes arenas del solitario paraje en busca de algún roedor o animal descuidado para comer. El hambre la acosa, obligándola a cruzar el tramo vial donde máquinas ruidosas dan muerte sin compasión a los lentos y retraídos.
Detiene el avance al escuchar el rugido acercándose, voltea la cabeza y ve la silueta rectangular envuelta en un intenso rojo, en fracciones de segundo decide seguir moviéndose al máximo.
El conductor del vehículo al verla busca atropellarla, recuerda la mordedura que de niño casi lo mata, fija la mirada para cobrar venganza dando un leve giro al volante. Dos despreocupados campesinos, quienes quince minutos antes, subieron a la plataforma de la camioneta tipo Pick-up, sienten la sacudida, aferrándose a las barandas laterales mientras siguen recostados y charlando de espaldas a la cabina.
Por escasos centímetros logra escapar volviendo a las arenas. Está de suerte, los ultra sentidos divisan a la potencial presa al alcance. Un roedor cazando una pequeña lagartija. Con sigilo está a punto de atacar al pequeño mamífero, cuando de lo alto aparece la mayor amenaza, siente la punzada de las filosas garras. El águila alza el vuelo mientras ella lucha por varios minutos por zafarse como puede.
A cierta altura logra embestir la cabeza en contra del tronco del ave de rapiña. El instinto hace que afloje las garras hasta soltarla, evitando así la mordida letal. La víbora cae en caída libre hacía una muerte segura, pero el azar interviene a su favor cuando entra por la ventana lateral de la camioneta que kilómetros atrás casi la pisa. Aunque duro, el asiento la hace rebotar y chocar de nuevo. Esta vez en contra del vidrio parabrisas.
El miedo hizo al conductor hundir a fondo el freno girando el volante hacía el lado contrario. La fuerza centrífuga arrojó a la serpiente al exterior, regresándola al suelo, mientras que los campesinos veían con los ojos exorbitados el terror del ganado alejándose. Eran suertudos, nunca en sus vidas habían visto caer del cielo a una serpiente. Quizás, pudo caerles encima, así que lo pensarán mejor antes de pedir una cola en el futuro
Fin
Una micro ficción original de @janaveda
Edición de @janaveda con base en la imagen de 13smok en Pixabay