Relato corto, NAVIDAD EN GUERRA-CHRISTMAS AT WAR, José Tabares [ESP-ENG]

in Literatos3 years ago

Este post está dividido en dos partes para facilitar su lectura, primero español luego inglés | This post is divided in two parts to make it easier to read, first Spanish then English


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Ya no sé si es diciembre, no sé por se oyen villancicos a lo lejos, no sé qué año es este, lo único que recuerdo es que tengo un profundo dolor de cabeza que me extrémese todo el cuerpo. Tengo ganas de orinar, tengo ganas de defecar, tengo ganas de regreso a mi pueblo natal, pero mi capitán me prometió meterme un tiro en la cabeza si me regresaba de las trincheras del frente. Bajo la cabeza, debido a las ráfagas de ametralladora de los alemanes, me aturden hasta enloquecer. Cerca de mi explotan algunas bombas de bazuca, corro hacia el hoyo más cercano y tapo mis oídos, me lanzo en el lodazal boca abajo lo más rápido que puedo. Las ráfagas de ametralladoras siguen estremeciendo el frente de combate. No cesan, no paran. Aprovecho para orinarme en los pantalones. No logro ver a mis otros compañeros que están las zanjas cercanas. Tendré que esperar que se terminen las municiones de las ametralladoras para suministrar información al oficial a cargo. No puedo asomar la cabeza, las balas peinan el barro de los bordes de la zanja. En momento inesperado se apagan las ametralladoras, se silencia el frente. Aprovecho y doy un vistazo. Los alemanes se están retirando, se están devolviendo hacia sus trincheras. Tomo mis binóculos y observo más allá de las vallas de alambre. Certifico que el enemigo se aleja del frente. Un instante como este no debe ser desperdiciarlo, debo comer parte del alimento que tengo en los bolsillos. Se siguen oyendo unos tiros de fusil en todas direcciones. Pero el silencio se va apoderando de todo el campo de combate. El sonido de cierta música es recogido por la brisa que sopla de este a oeste. Parecen melodías de villancicos, me temo que son villancicos. Me siento extenuado. Tal vez sea ese cansancio lo que me ha hizo imaginar canticos de navidad. El seguro de mi fusil se atascó, no puedo repararlo, me ofusco, y tiro el fusil a un costado. Me lleno de rabia por no poder reparar el seguro del fusil. Comienzo a llorar como un niño atemorizado. Estoy perdiendo el control y no puedo dejar de llorar. A mi mente vienen recuerdos de mis padres, mis hermanos, mi novia… No puedo dejar de llorar. Los disparos de fusiles también han parado. Me recompongo en medio de un nerviosismo indetenible, tomo el binóculo de nuevo y vuelvo a mirar más allá de las alambradas, pero en esta ocasión no veo a los alemanes. Mis compañeros no se asoman, no hablan, no dicen nada. Al parecer nadie entiende nada de lo que está pasando. Todo se ha silenciado en el campo de batalla. Miro hacia atrás y veo que algunos nuestros camiones se están moviendo. Mi corazón se acelera, espero lo peor, no sé cuál estrategia que están tramando los alemanes en este momento. Trato de sacar el barro de mis botas, tengo los pies entumecidos. Se oyen algunas voces distantes, como conversaciones, pero no entiendo nada. Unos vocablos son en alemán y otros en francés. A veces se combinan en un perfecto alemán y otras veces de un alemán matizado por un francés grotesco. Tomo el fusil y esta vez sí logro reparar el gatillo. Me levanto y apunto hacía varias direcciones de donde provengan las voces, de donde provengan las conversaciones. Ahora oigo risas. Esto me pone nervioso. Se me cae el binóculo. Trato de reponerlo rápidamente, pero se aparece un hombre por detrás de mí. Se me lanza encima y me tapa la boca. Me habla en francés. Creo firmemente que es amigo, porque todavía no me ha matado. Se trata del oficial de guardia. Viene a mí por yo estoy en las trinchera más cercanas al enemigo. Él no sabe que está pasando, me quita el binóculo y empieza a mirar en todas direcciones y observa lo mismo que yo, el enemigo no está en el campo de batalla, prácticamente había desaparecido. Le dije al oficial que había oído voces en francés y alemán, hasta risas. Se volteó y me abofeteo, y me dijo que si estaba alucinando, que era imposible oír risas en este estercolero. Las voces se vuelven a repetir, pero esta vez el oficial da con el origen de las voces. Están más allá de los alambradas, al parecer están reunidos varios hombres en la alambrada. Pero no logra saber que está pasando. Pero intuyo que el oficial si sabe lo que está pasando pero no me quiere decir. De repente y sin decir nada se levanta, comienza a caminar hacia las trincheras del enemigo con el fusil descolgado y apuntando hacia abajo. Yo también me incorporo y comienzo a seguirle los pasos, mientras saltábamos obstáculos, montículos y muertos tirados en el campo. Muchos de estos hombres eran de mi escuadrón, los miro a cara y los reconozco... El oficial no se inmuta ante tanto destrozo humano, solo camina como si fuera un sonámbulo. No tiene frenos, no atiende a mi llamado, yo trato de estar atento a cualquier peligro, pero el oficial actúa como si no estuviera vivo. Las voces se hacen más cercanas. Todavía no termino de entender lo que hablan esas personas. El oficial no le queda ni un apresto de militar, me parece un fantasma al verlo al trasluz de algunas fogatas que encontramos en el camino. Solo alcanza a indicarme con frágil, que tenga cuidado porque hemos llegado a la alambrada. Se oyen silbidos de luces de bengala. Efectivamente explotan en el cielo algunas bengalas. Luego otras, otras más allá, otras en el otro costado del campo. Poco a poco se va iluminando parte del campo de batalla. Entonces apenas comienzo a descubrir quiénes son los hombres que están reunidos. Me detengo porque todo aquello me causo impresión. Me caigo de rodillas, por cansancio. Unos alemanes se acercan y tratan de levantarme para que termine de llegar a la reunión de soldados alemanes y soldados franceses. Solo se acercaron y comenzaron a cantar villancicos. Nos agarramos de los hombros y comenzamos a movernos en círculo. Sin saber ni porque, ni como, estábamos celebrando el nacimiento del niño dios. Había grupos por todas partes, no sé de donde salió un vino y comenzamos a brindar bebiendo del pico de la botella. En un momento mire hacia el cielo y vi una estrella fugaz…


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I don't know if it's December, I don't know why I hear Christmas carols in the distance, I don't know what year it is, the only thing I remember is that I have a deep headache that is making my whole body ache. I want to urinate, I want to defecate, I want to go back to my hometown, but my captain promised to shoot me in the head if I returned from the front trenches. I lower my head, due to the machine gun fire of the Germans, I am stunned out of my mind. Near me some bazooka bombs explode, I run to the nearest hole and cover my ears, I throw myself into the mud as fast as I can. The machine gun bursts continue to shake the front line. They don't stop, they don't stop. I take the opportunity to pee in my pants. I can't see my other comrades in the nearby ditches. I will have to wait for the machine gun ammunition to run out before I can provide information to the officer in charge. I can't look out, the bullets are combing the mud at the edges of the ditch. At an unexpected moment, the machine guns are turned off, the front is silenced. I take the opportunity to look around. The Germans are retreating, returning to their trenches. I take my binoculars and look beyond the wire fences. I certify that the enemy is moving away from the front. An instant like this should not be wasted, I must eat some of the food I have in my pockets. A few rifle shots continue to be heard in all directions. But silence is taking over the entire combat field. The sound of some music is picked up by the breeze blowing from east to west. They sound like carol tunes, I'm afraid they are carols. I feel exhausted. Perhaps it is that exhaustion that has made me imagine Christmas songs. The safety on my rifle jammed, I can't repair it, I obfuscate, and throw the rifle to the side. I am filled with rage for not being able to repair the safety on my rifle. I start crying like a frightened child. I am losing control and I can't stop crying. Memories of my parents, my brothers, my girlfriend come to my mind... I can't stop crying. The rifle shots have also stopped. I pull myself together in the midst of an unstoppable nervousness, take the binoculars again and look beyond the barbed wire again, but this time I don't see the Germans. My companions don't look out, don't speak, don't say anything. No one seems to understand anything of what is going on. Everything has gone quiet on the battlefield. I look back and see that some of our trucks are moving. My heart is racing, I expect the worst, I don't know what strategy the Germans are up to right now. I try to get the mud off my boots, my feet are numb. I hear some distant voices, like conversations, but I don't understand anything. Some words are in German and others in French. Sometimes they are combined in perfect German and sometimes in German tinged with grotesque French. I pick up the rifle and this time I manage to fix the trigger. I stand up and point it in various directions from where the voices are coming from, where the conversations are coming from. Now I hear laughter. This makes me nervous. I drop my binoculars. I try to replace it quickly, but a man appears behind me. He throws himself on top of me and covers my mouth. He speaks to me in French. I firmly believe he's a friend, because he hasn't killed me yet. It is the officer on duty. He comes to me because I am in the trenches closest to the enemy. He does not know what is going on, he takes off my binoculars and starts looking in all directions and observes the same as me, the enemy is not on the battlefield, he had practically disappeared. I told the officer that I heard voices in French and German, even laughter. He turned and slapped me, and told me if I was hallucinating, that it was impossible to hear laughter in this dunghill. The voices are repeated again, but this time the officer finds the source of the voices. They are beyond the barbed wire, apparently several men are gathered at the barbed wire. But he can't figure out what is going on. But I sense that the officer knows what is going on but does not want to tell me. Suddenly and without saying anything, he gets up and starts walking towards the enemy trenches with his rifle unhooked and pointing downwards. I get up too and start to follow in his footsteps, as we jumped over obstacles, mounds and dead bodies lying on the field. Many of these men were from my squadron, I look them in the face and recognize them... The officer doesn't even flinch in the face of so much human destruction, he just walks as if he were sleepwalking. He has no brakes, he does not heed my call, I try to be attentive to any danger, but the officer acts as if he were not alive. The voices get closer. I still don't understand what these people are talking about. The officer doesn't even have a military uniform left, he looks like a ghost to me when I see him in the light of some campfires we found on the road. He only manages to indicate me with a fragile voice, that I should be careful because we have reached the wire fence. We hear the whistling of flares. Indeed some flares explode in the sky. Then others, others beyond, others on the other side of the field. Little by little part of the battlefield is illuminated. Then I just begin to discover who are the men who are gathered. I stop because it all makes an impression on me. I fall to my knees from exhaustion. Some Germans come over and try to lift me up so that I can finish reaching the gathering of German soldiers and French soldiers. They just came over and started singing Christmas carols. We grabbed each other's shoulders and started to move in a circle. Without knowing why or how, we were celebrating the birth of the Christ child. There were groups everywhere, I don't know where a wine came from and we started to toast drinking from the top of the bottle. At one point I looked up to the sky and saw a shooting star...


Texto traducido en DeepL.com

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