ESPAÑOL
Bajando unas cajas del armario, se caen algunos objetos…. Boom!… Crash!… Pow!.. Arnoldo me ayuda a recoger las cosas mientras le doy las gracias y yo separo una de las dos cajas que tome. Allí se encontraba el rompecabezas que había comprado hacía un año de 42000 piezas. Yo, Carlos Alfonzo, al igual que Arnoldo éramos adictos a los rompecabezas de muchas piezas, los últimos que habíamos realizado eran uno de 5000 y otro de 10000 piezas. Pero, para este nuevo momento lo primordial era resolver este nuevo reto, para eso nos reunimos en mi casa, después de mucho tiempo sin vernos. Era el disfrute de mi primer año sabático de la universidad. Los triunfos siempre eran compartidos en estos asuntos.
Pasamos una semana tratando de resolver el enigma del rompecabezas de 42000 mil piezas, pero fue inútil. Era un paisaje exótico de Escocia donde se mostraba una casa antigua a la orilla de un lago.
El séptimo día, estábamos de brazos cruzados, sentados en él piso y reposados sobre las paredes de la sala. Nos tomó por sorpresa la noche de ese día, mientras fumábamos como unos desaforados, como pensando en voz alta, y gritando nuestros mayores logros en resolución de muchos rompecabezas.
Tomamos cervezas. Un sopor nos invadió, entre deleites de alcohol y tabaco ya entrada la noche. Comenzamos entonces en un énfasis de dioses a elucubrar filosofías sobre los rompecabezas y la vida. Arnoldo comienza a hablar que este nuevo rompecabezas se parece su vida, tenía 42 años y todavía no se había casado, ni siquiera tenía una relación informal en puertas. Temía, que su cansancio por la vida sin resolver se estaba pareciendo al final de estos siete días del rompecabezas. Yo, solté unas carcajadas… Ja.. Ja.. Ja.. Y le dije, por lo menos las piezas del rompecabezas están allí, pero tus problemas están en el aire, son etéreas. Ring… Ring… Sonó el celular de Arnoldo. Era su hermano preocupado por el auto del papá, no por él.
De regreso yo comencé a hacer conjeturas también sobre el tema. Pensándolo bien, yo también tengo una similitud con este rompecabezas. Se parece a mi esposa, he tratado de armarla como un rompecabezas, y mientras pongo 100 piezas, fallo en 99 oportunidades. Es como si cada persona fuera un rompecabezas y si cada pieza fuera sus ideas, sus pensamientos. Para poder ver bien la imagen hay que colocar todas las piezas en su exacto lugar, es como la armonía que deben tener los dientes entre cada piñón de una máquina. Todos vamos armando nuestra vida como un rompecabezas, cada idea se va sumando a las otras, y todas sumadas dan identidad.
Arnoldo me interrumpió, leyendo algunos mensajes de texto, y agregó. A veces, la vida no teda tiempo para armar todas las piezas, y cuando te miras al espejo pareces un espanto, un total zombi descarnado, sabiéndote fato de algo interno, incompleto. Ese argumento me arrugo el corazón, parte por él, pero parte por mí. Por la pérdida de mi primogénito en un accidente de tránsito. Entonces, le comente a Arnoldo que ese incidente, también se parecía a una táctica que use en uno de los rompecabezas de 10000 piezas que arme, donde sustituía por espacios en blanco algunas piezas difíciles. Luego relacionando las que tenía alrededor, y por defecto las rezagadas iban tomando su lugar correcto. Los malos recuerdos deben ser sustituidos por buenos relacionados con el hecho, yo reforcé todas los mejores recuerdos de mi hijo y los valore con mayor ahínco. Como ideas en el cerebro, como archivos en el pc, la muerte debe ser sustituida por vida, ese archivo malo debe ser borrado de tu pc, de tu memoria y sustituido por cosas bonitas. Sonó una corneta de auto en la calle, yo me asome por la ventana y era mi vecino que llegaba tarde borracho. Arnoldo busco dos cervezas más y yo prepare unos emparedados de atún.
Estábamos como jugando ajedrez, filosofando sobre ideas relacionadas. Arnoldo declaraba una y yo le respondía con otra. Le dije, la vida requiere de mayor paciencia… ¿No crees..? Nos servimos los emparedados y nos sentamos en la mesa de la cocina, sin hacer ruidos, mi esposa y mis hijos estaban dormidos desde hacían un buen rato. Arnoldo argumentó, ambos persiguen un solo fin, deben ser terminarse algún día. Deben ser completados para poder ver la esencia plasmada de esas vidas.
Estos temas eran recurrentes, yo estaba graduado de la escuela de filosofía y Arnoldo había dejado de estudiar en su octavo semestre. Su novia lo había dejado plantado el día de la ceremonia.
Arnoldo siguió aportando nuevas semejanzas. Dijo que esa novia que lo plantó, nunca pudo descifrar su personalidad, era incongruente en muchas de sus decisiones. Yo lo interrumpí… ¡Seguro¡… Él tomo un trago largo… Y siguió hablando… Si, ahora que lo pienso bien, ella era como el dibujo de la caja, borroso e inexacto. Con ella no se podía unir ideas, como relacionar un pensamientos… en definitiva no se parecía en nada a lo que demostraba afuera de su ser. Yo le recordé el ego estudiado en las clases de la universidad, nos ensimismamos tanto por lo que otros suponen de nosotros, que terminamos convertidos en verdaderos frankenstein. Recuerda que tú, yo, ella, los demás están armando sus rompecabezas también y muchos están incompletos, desnaturalizados, faltos de piezas. Arnoldo grito, ¡Eureka!, ¡Claro!, a muchos les faltan piezas. Recuerdo, que arme otro de 10000 donde faltaban algunas piezas, me volví loco buscándolas, estaba en verdad afectado por ese hecho.
Yo le dije que recordaba esa temporada, donde malhumorado no quería hablar con nadie. Arnoldo continuó. Es suceso es igual a cuando uno no puede resolver cosas de la vida, tenemos un mal aspecto, hasta tendemos a adelgazar. Al igual que la vida, las piezas deben estar allí en la mesa no pueden faltar, porqué lo más seguro es que terminemos en suicidio. Son esas cosas que no le encontramos aparente solución en la vida. Luego de terminar mi emparedado le pregunte, que había pasado con el rompecabezas y las piezas perdidas. Arnoldo se llevó una mano a la quijada, y me dijo con un tono tajante, que nunca las encontró. Hicimos un silencio por más de cinco minutos, yo recogí los platos, los cubiertos, los lave y los guarde, mire mil reloj de pulsera y le dije a Arnoldo que ya era demasiado tarde, el asintió con su cara y se despidió.
Una noche de la semana siguiente, sonó mi celular mientras me preparaba para dormir, se trataba de un mensaje de texto, el remitente era el papá de Arnoldo, informándome que Arnoldo se había suicidado.
ENGLISH
Taking some boxes down from the cupboard, some objects fall down..... Boom!... Crash!... Pow!... Arnold helps me to pick up the things while I thank him and I separate one of the two boxes I took. There was the puzzle I had bought a year ago with 42,000 pieces. I, Carlos Alfonzo, as well as Arnoldo were addicted to puzzles of many pieces, the last ones we had done were one of 5000 and another of 10000 pieces. But, for this new moment the most important thing was to solve this new challenge, for that we met at my house, after a long time without seeing each other. It was the enjoyment of my first sabbatical year of college. The triumphs were always shared in these matters.
We spent a week trying to solve the riddle of the 42,000 thousand piece puzzle, but to no avail. It was an exotic landscape of Scotland showing an old house on the shore of a loch.
On the seventh day, we were sitting on the floor with our arms crossed and resting on the walls of the living room. We were taken by surprise that night, smoking like crazy, thinking out loud, and shouting out our greatest achievements in solving many puzzles.
We drank beers. A drowsiness came over us, between alcohol and tobacco delights late into the night. We began then in an emphasis of gods to lucubrate philosophies about puzzles and life. Arnold began to talk about how this new puzzle resembled his life, he was 42 years old and had not yet married, he did not even have an informal relationship on the horizon. He feared that his weariness with his unresolved life was resembling the end of these seven days of the puzzle. Me, I let out a few laughs... Ha... Ha... Ha... And I said, at least the pieces of the puzzle are there, but your problems are in the air, they are ethereal. Ring... Ring... Arnoldo's cell phone rang. It was his brother worried about his father's car, not him.
On my way back I started to make conjectures on the subject as well. Come to think of it, I also have a similarity with this puzzle. It resembles my wife, I have tried to put it together like a jigsaw puzzle, and while I put 100 pieces in, I fail 99 times. It is as if each person were a puzzle and if each piece were her ideas, her thoughts. To be able to see the image well, it is necessary to place all the pieces in their exact place, it is like the harmony that the teeth must have between each pinion of a machine. We all assemble our lives like a puzzle, each idea is added to the others, and all of them together give identity.
Arnoldo interrupted me, reading some text messages, and added. Sometimes, life doesn't have time to put all the pieces together, and when you look at yourself in the mirror you look like a fright, a total zombie, knowing you are a fake of something internal, incomplete. That argument wrinkled my heart, partly for him, but partly for me. For the loss of my firstborn in a traffic accident. Then, I told Arnoldo that this incident also resembled a tactic I used in one of the 10,000-piece puzzles I put together, where I replaced some difficult pieces with blanks. Then relating the ones I had around, and by default the stragglers were taking their rightful place. The bad memories should be replaced by good ones related to the fact, I reinforced all the best memories of my son and I valued them more strongly. Like ideas in the brain, like files in the pc, death must be replaced by life, that bad file must be erased from your pc, from your memory and replaced by beautiful things. A car horn sounded in the street, I looked out of the window and it was my neighbor who was late and drunk. Arnoldo looked for two more beers and I prepared some tuna sandwiches.
We were playing chess, philosophizing about related ideas. Arnoldo would state one and I would respond with another. I told him, life requires more patience... Don't you think...? We served our sandwiches and sat down at the kitchen table, without making any noise, my wife and children had been asleep for quite some time. Arnoldo argued, they both pursue a single goal, they must be finished someday. They must be completed in order to see the essence of those lives captured.
These were recurring themes, I was graduating from philosophy school and Arnold had dropped out in his eighth semester. His girlfriend had stood him up on the day of the ceremony.
Arnoldo continued to bring new similarities. He said that this girlfriend who stood him up, he could never figure out her personality, was incongruent in many of her decisions. I interrupted him... Sure... He took a long drink... And continued talking... Yes, now that I think about it, she was like the drawing on the box, blurry and inaccurate. With her you couldn't put ideas together, how to relate a thought... in short she was nothing like what she showed outside of her being. I reminded her of the ego studied in college classes, we become so self-absorbed by what others assume about us, that we end up becoming real Frankensteins. Remember that you, me, her, the others are putting together their puzzles too and many are incomplete, denatured, missing pieces. Arnold shouted, "Eureka, of course, many are missing pieces. I remember, I put together another one of 10000 where some pieces were missing, I went crazy looking for them, I was really affected by that fact.
I told him that I remembered that season, where I was grumpy and didn't want to talk to anyone. Arnold continued. This event is the same as when one cannot solve things in life, we look bad, we even tend to get thinner. Just like life, the pieces must be there on the table, they can't be missing, because we will most likely end up committing suicide. It's those things that we find no apparent solution to in life. After finishing my sandwich I asked him what had happened with the puzzle and the missing pieces. Arnoldo put a hand to his jaw, and told me with an emphatic tone, that he never found them. We were silent for more than five minutes, I picked up the dishes, cutlery, washed them and put them away, I looked at my wristwatch and told Arnoldo that it was already too late, he nodded with his face and said goodbye.
One night the following week, my cell phone rang while I was getting ready to sleep, it was a text message, the sender was Arnoldo's father, informing me that Arnoldo had committed suicide.
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Excelente relato!‼
Es una historia diferente. La tragedia no deja nunca de sorprender.
Buen post amigo, Saludos!. ✌
gracias...
Gracias un cordial saludo...
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Excelente relato parece una vivencia en vez de una ficción.
De cierto es que se trata de pura ficción... saludos
Muy buena historia @jat06 ; buen manejo de los símbolos y las analogías entre las dificultades de la vida con la tarea de armar un rompecabezas como reto compartido por dos amigos con dos trayectos vitales diferentes: uno el de un hombre que logró metas importantes y otro que fracasó en el intento. Saludos.
Gracias... sin saber vivimos armando un rompecabezas que no hemos pedido y el cual no sabemos que imagen sandrá del mismo... saludos
Cuanta razon al recomendarme esto. Disfrute mucho y me quede pensando donde habré dejado las piezas, tal vez hubiese que cambiar el punto de vista para encontrarla
Gracias por la recomendacion, excelente post
Las piezas perdidas son las cosas que no terminamos de encontrar en la vida...